30 Sep
LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS DEL Siglo XX La Literatura hispanoamericana empieza durante el Siglo XVI. Se puede dividir a grandes rasgos en cuatro periodos.El periodo colonial fue un simple apéndice de la literatura española, pero con los movimientos de independencia que tuvieron lugar a comienzos del Siglo XIX, entró en un segundo periodo dominado por temas patrióticos. Sin embargo, durante la etapa de
consolidación nacional – tercer período- que siguió al periodo anterior, experimentó un
enorme auge, hasta que alcanzó su madurez- cuarto período- a partir de la década de 1910,
llegando a ocupar un significativo lugar dentro de la literatura universal. La producción literaria de los países latinoamericanos forma un conjunto armónico, a pesar de las diferencias de cada país. // La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidíó con un rebrote del interés de los escritores latinoamericanos. A partir de esa fecha, y cada vez en mayor medida, los autores latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y, a lo largo de los años ha despertado la admiración internacional.
1. LA NOVELA HASTA 1940: LA NOVELA REGIONALISTA
La novela americana se caracteriza hasta 1940-45 por una estética claramente
arcaizante para el período. No hay en principio renovación formal. Sus técnicas son
básicamente realistas. Sí hay en cambio una renovación temática, que adapta la novela a las realidades más originales de la realidad americana del momento. Así aparecen tres subgéneros básicos: – La novela de la naturaleza: (La Vorágine de José Eustasio Rivera (colombiano); el tipo del gaucho de la pampa, Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes (argentino); Rómulo Gallegos (venozolano), Doña Bárbara. – La novela política: la novela de la revolución mexicana (Los de abajo, de Mariano Azuela) y la «novela de dictador», que no se desarrolla hasta unos años más tarde. – La novela social: la novela indigenista – una oligarquía terrateniente que explota la tierra y los grupos sociales inferiores, Huasipungo de Jorge Icaza (ecuatoriano) o las novelas de Ciro Alegría (peruano), El mundo es ancho y ajeno.
2. PRIMERA RENOVACIÓN NOVELESCA: HACIA EL Realismo MÁGICO
Desde 1940 comienzan los primeros intentos de renovación de la estética de la novela. Hay una renovación temática, basada en la aparición de paisajes urbanos y temas existenciales, aunque perviven los viejos temas, como el tema social. Pero lo más llamativo es que realidad y maravilla aparecerán íntimamente ligados en la novela: uso del mito, de la leyenda, de la magia, de la poesía. Esto también llamado,»Realismo mágico». Parte de la renovación formal se debe a la lectura y a la incorporación de elementos tomados de alguno de los grandes renovadores europeos y norteamericanos de la novela (Faulkner sobre todo, pero también Kafka y Joyce) o tomados del lenguaje surrealista, muchos de cuyos hallazgos lingüísticos se emplean para expresar lo maravilloso. Introducen innovaciones técnicas como el subjetivismo, el monólogo interior, los saltos cronológicos, etc.; y utilizan un lenguaje brillante y Barroco, cargado de sugerentes imágenes. Destacan primero en ese gran proceso de renovación: Miguel Ángel Asturias (guatemalteco), con una novela que inaugura en verdad el género de la «novela de dictador», El señor Presidente; Alejo Carpentier (cubano), Los pasos perdidos, El siglo de las luces, El recurso del método es su propia novela «de dictador»; Jorge Luis Borges (argentino) que nunca cultivó la novela, sino solo el relato breve; Juan Rulfo (mexicano) es autor solamente de dos libros de creación: los relatos El llano en llamas y su novela Pedro Páramo, el modelo más acabado de Realismo fantástico. Otros autores destacados son Augusto Roa Bastos (paraguayo, Hijo de hombre), Juan Carlos Onetti (urugayo, El pozo) o José Lezama Lima (cubano, Paradiso)
3. LA NUEVA NOVELA HISPANOAMERICANA. NOVELÍSTICA DEL «BOOM»
Desde 1962 se asiste en Europa al desarrollo sorprendente de la novela hispanoamericana, hasta entonces marginada y desconocida, pese a su importancia y a su desarrollo. Se trataba en realidad -al menos en parte- de un conocimiento repentino de una novelística que se había desarrollado en su propio aislamiento americano durante años y que daba la sensación de un «boom», de un surgimiento repentino. El «boom» no tiene carácter generacional. En lo temático secontinúa el desarrollo de temas señalado por la generación anterior, sobre todo el gusto por la novela de paisaje urbano y los temas existenciales (la soledad, la incomunicación, la muerte…), y por una nueva novela rural y sobre todo se consolida la integración de lo fantástico y lo real. Formalmente, se insiste en la incorporación de técnicas de la novela experimental. Muy en general, lo más destacable es: estructuras narrativas complejas; ruptura de la linealidad temporal, experimentación lingüística; la propia creación literaria como tema; importancia de lo histórico-social; rechazo de la moral burguesa; tendencia a unir diferentes géneros literarios bajo la forma de la novela y gran variedad de fórmulas narrativas. Todo este proceso de renovación formal se pone al servicio de una literatura revolucionaria, comprometida con la realidad de una tierra sometida a violentos procesos históricos. Destaquemos algunos autores. – Ernesto Sábato (argentino): de carácter fuertemente simbólico,temas como la locura, la incomunicación y el malestar existencial (El túnel; Sobre héroes y tumbas; Abaddón el exterminador).- Julio Cortázar (argentino): en sus cuentos, el elemento fantástico surge con absoluta naturalidad y se mezcla impasiblemente con la vida cotidiana.
Su obra propiamente novelesca incluye varias obras muy experimentales, pero su máxima novela es Rayuela. – Carlos Fuentes (mexicano) critica la burguésía y del sistema político de su país, a la vez que se propone un proceso de renovación del lenguaje narrativo. – Gabriel García Márquez es el más influyente de los autores del «boom». Sus primeras novelas cortas (La hojarasca; El coronel no tiene quien le escriba; La mala hora; Los funerales de la Mama Grande…) tanteaban ya en la búsqueda de la uníón de lo real y lo fantástico. Cien años de soledad (1967) fue la novela que marcó el surgimiento del «boom» y supuso todo un fenómeno en las literaturas hispánicas. Otras obras destacables son la «novela de dictador» en El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, una magistral novela corta, El amor en los tiempos del cólera. – Mario Vargas Llosa (peruano). Su primera novela La ciudad y los perros, le llevó a la fama. Merecen destacarse La Casa verde, Conversación en «La Catedral».
4. ÚLTIMAS TENDENCIAS EN LA NOVELA
El boom favorecíó la multiplicación de autores y títulos. Por lo demás, dos corrientes simplifican el complejo panorama de la novela: la novela y los mass media y la narrativa hermética o metanovela. 4.1. Narrativa y los mass media
El autor asume su papel de comunicador en una sociedad regida por los mass media,
desplaza su producto estético (la novela) de un punto central y privilegiado y lo sitúa al
mismo nivel que otras comunicaciones, como el cine, la televisión, el cómic, el pop… En esta corriente se inscriben la narrativa del argentino Manuel Puig, algunas
novelas de Vargas Llosa, las del mexicano Ibargüengoitia, o las del peruano Alfredo Bryce Echenique. 4.2. Narrativa hermética o metanovela Otros novelistas sitúan la novela en un lugar privilegiado, sólo accesible a los iniciados; tiene una escritura para minorías. Las obras del cubano Severo Sarduy o del mexicano Salvador Elizondo, representan la religión de la estética frente a la estética de la mercancía de los anteriores. Además de los novelistas que hemos citado arriba, merecen destacarse en la narrativa hispanoamericana actual a autores como Isabel Allende (chilena), Laura Esquivel (mexicana), Antonio Skármeta (chileno), Roberto Bolaño (chileno), Sergio Pitol (mexicano) o Augusto Monterroso (guatemalteco).
5. EL CUENTO HISPANOAMERICANO
Junto con la novela, el cuento ha sido un género narrativo ampliamente cultivado
en Hispanoamérica desde los años cuarenta hasta la actualidad. 5.1. El cuento en los años cuarenta y cincuenta Los narradores de estas décadas han sido grandes cultivadores del
cuento literario. Destaca Jorge Luis Borges. En una primera etapa, influido por las vanguardias europeas, escribe poesía a la que regresará a partir de 1960. A partir de 1930, escribirá narraciones breves a las que denomina genéricamente ficciones. Destacan sus libros de cuentos como El Aleph, Historia Universal de la Infamia, o Ficciones. Todas sus narraciones repiten una serie de temas obsesivos: el mundo caótico y sin sentido, el destino y la fatalidad, el paso del tiempo, la imposibilidad de conocer el mundo, el carácter artificial e ilusorio de la realidad… Se caracterizan, asimismo, por una gran originalidad estructural.
Asimismo, son importantes las narraciones de Juan Rulfo, autor de quince cuentos que componen el volumen El llano en llamas (1953), en los que trata la dureza de la vida rural mexicana. También sobresalen los tres relatos de Alejo Carpentier recogidos en Guerra del tiempo, donde trata el problema de la imposibilidad de definir y dividir el tiempo. Por su parte, Juan Carlos Onetti continúa en sus relatos los temas de sus novelas: Tiempo de abrazar, Tan triste como ella y otros cuentos. 4.2. De los años sesenta a la actualidad
Los relatos cortos de los narradores del boom ha pasado en algunos casos inadvertidos debido a la importancia de sus novelas. Además de García Márquez , otros autores como Julio Cortázar muestra en sus cuentos una realidad compleja que suele aparecer parodiada. Destacan los relatos recogidos en Bestiario. Mario Benedetti (urugayo) refleja en Montevideanos, La muerte y la vida diaria y las circunstancias políticas de su país desde un lenguaje sencillo y coloquial. Mención aparte merece el cuentista Augusto Monterroso. Sus cuentos, muchos de ellos auténticos microrrelatos, tienden a la máxima condensación: Obras completas, La oveja negra y demás fábulas… Desde los años sesenta a la actualidad el cuento ha sido parte importante en la obra narrativa de autores como Mayra Montero (cubana), Isabel Allende, A. Bryce Echenique o Antonio Skármeta.
Deja un comentario