26 Sep
Una transeúnte : Este poema es un
soneto ya que su estructura se compone de dos cuartetos seguidos de dos
tercetos. Se encuentra dentro de la segunda sección del libro “Las flores
del mal” llamada Cuadros Parisinos y desarrolla una situación vivida por el yo
lírico dentro de la gran ciudad.
Desde un principio el contexto aparece como algo negativo para el protagonista,
se animaliza a la calle al decir que “aullaba” y además se destacan las
sensaciones auditivas al describirla como “aturdidora”.
En ese ambiente tan impersonal y frío sucede algo diferente e impensado: una
mujer pasó y el contacto de sus miradas generó muchas sensaciones en el
yo-lírico.
Tanto él como ella venían de situaciones difíciles, lo cual se puede apreciar
en la impresión que ella le deja “de luto dolor majestuoso”, “en su pupila
cielo de huracán preñado” y en su propia confesión: “cuya mirada me ha hecho de
golpe renacer”.
Sin embargo la mayoría de las veces se deja pasar la oportunidad y él mismo
acepta que ella ha sido como un relámpago de luz en medio de tanta noche. Luego
la pregunta inevitable, ¿se volverían a ver alguna vez? Frente a esto él supone
tres posibilidades:
La primera “¡Lejos
de aquí!”, llevan caminos divergentes por lo cual después de ese cruce se
alejan del punto de encuentro. Si fuera posible verse sería en otro lugar, pero
no allí, no la misma situación.
La segunda posibilidad “¡O muy tarde!”. Ese era el momento perfecto, los dos
coincidían en tristezas y en la esperanza de encontrar algo en el otro, pero no
se animaron detenerse. Después podría ser tarde, es muy difícil coincidir en el
mismo momento de vida que la otra persona, hay tantos imponderables, cada uno
seguiría su vida.
La última opción es quizá la más probable dadas las circunstancias: “¡O jamás
ha de ser!”. Él supone que ella huyó de la oportunidad de comenzar algo nuevo,
y no podrían buscarse ya que no saben nada del otro.
En los últimos versos el yo-lírico es muy prudente ya que ve a esa mujer como
alguien a quien hubiese podido amar si hubiera tenido más tiempo para
conocerla. Decir que la amó sería precipitado y falso ya que solo se cruzaron
una vez. Ese sentimiento también explica el título, el hecho de haberle escrito
un poema a alguien de la calle, el haber pensado en ella después de ese
momento.
En la gran ciudad se presentan oportunidades pero la mayoría de ellas no se
concretan, cada persona está encerrada en su mundo y el miedo a arriesgarse
hace que muchas veces se dejen pasar…
Al lector:
El poema “Al lector” sirve de prólogo a
la obra “Las Flores del Mal”, la más célebre de Baudelaire. En él, el autor
francés realiza un retrato moral del hombre de su época, pero como toda obra
del Romanticismo, esta escala de valores es extensible al hombre universal, de
cualquier lugar y de todas las épocas.
Se compone de diez estrofas de cuatro versos cada una, en el original en francés tiene rima correspondiente al esquema ABBA.
La primera estrofa comienza con una enumeración de los males que aquejan a la sociedad: “la estupidez, el error, el pecado, la angurria”. La entidad que éstos toman es tal que aparecen personificados “ocupan nuestras almas, trabajan nuestros cuerpos”. El hombre es de naturaleza pecadora y se complace en ello, como lo revelan expresiones tales como “blandos remordimientos”, “nuestro arrepentir débil”. La estrofa concluye con una metáfora: el alimento del arrepentimiento son los sucesivos pecados que se cometen, a los que se compara con la forma en que los gusanos se alimentan del cuerpo de los pordioseros. La imagen de los desposeídos es una alusión a la realidad circundante del poeta, una realidad ignorada por los altos estratos de una sociedad hipócrita y superficial.
La segunda estrofa desarrolla la idea de la ambigüedad en que vive el hombre, porque se complace en el pecado, se arrepiente y vuelve a caer, por eso expresa “nuestros pecados, tercos, nuestro arrepentir débil (…) volvemos alegres al camino fangoso“
Las estrofas comprendidas entre la tercera y la quinta están temáticamente ligadas por la figura de Satán, la personificación del mal, de los valores negativos que predominan en el hombre. Las referencias a Satán están dadas por dos metáforas: la del sabio alquimista que evapora la voluntad humana y la de la mano que sostiene las cuerdas que mueven al hombre, quien sin voluntad se deja conducir cual marioneta. El hombre no tiene la voluntad de decidir sobre su vida, no es capaz de negarse a hacer mal.
En la marcha hacia el infierno guiada por Satán el placer es un momento efímero y fugaz, al que el hombre se aferra sin que le deje nada. Descender al mundo del pecado conlleva a la muerte del cuerpo y del alma.
En la séptima estrofa se plantea la idea de que sólo se rechaza el hecho de hacer mal por cobardía, porque en el hombre, naturalmente existe una tendencia a complacerse y disfrutar del mal.
En la siguiente estrofa los vicios son personificados una vez más, pero esta vez en forma de bestias horribles que conforman un circo en torno a la voluntad humana. Detrás de estas figuras, que simbolizan los pecados, hay uno que es peor, porque engendra a los demás. EL TEDIO, el hastío, el aburrimiento, la no vida, la negación de toda actividad. Se lo presenta personificado, esperando, fumando su pipa y meditando sobre la destrucción del mundo. El poema finaliza con el yo lírico dirigiéndose al lector, “hipócrita lector, mi prójimo, mi hermano”, él se reconoce pecador y espera que el lector haga lo mismo.
La visión moral que presenta Baudelaire podría resumirse en los siguientes puntos:
1.La voluptuosidad del mal en que se tortura y complace el pecador
2.El papel fundamental que se le atribuye al demonio
3.La presencia ineludible e invasora de la muerte
4.La constitución esencialmente pecadora del hombre, su instintiva y natural tendencia al caos
5.La animalidad como una manifestación natural de lo demoníaco
6.El aburrimiento, la no creación, la no participación como pecado fundamental del espíritu y origen de la crueldad.
Estos temas serán retomados a lo largo de la obra.
Deja un comentario