18 Mar
1. COMENTA LA GRÁFICA.
Nos encontramos con un gráfico lineal, donde, por un lado, se muestra la evolución del índice de natalidad y por otro el de la mortalidad en España desde el año 1940 hasta el año 2020, en periodos quinquenales o lustros. Su fuente es el INE (Instituto Nacional de Estadística). Como se puede apreciar en la gráfica, la natalidad va experimentando un descenso progresivo con la excepción en la década de 1950 hasta 1960 generación del baby boom, y que experimento un descens acusado a partir de 1975 hasta 1995 por el cambio de costumbres sociales que se va a produciendo en esa época (liberación de anticonceptivos, incremento de la actividad laboral femenina y retraso en la edad de los matrimonios). La llegada de inmigrantes en la década del 2000 al 2010 hace que se experimente un ligero repunte que vuelve a caer bruscamente a partir de esa fecha hasta el 2020 por la crisis económica.
Por lo que respecta a la mortalidad, vemos un descenso brusco en el lustro de 1940 a 1945 que coincide con el final de la Guerra Civil y de la Segunda Guerra Mundial donde se va moderando hasta 1960 en el que comienza la progresiva apertura económica internacional española y las mejoras económicas que trae el Plan de Estabilización de 1959. A partir de 1960 comienza un periodo de estabilización con pequeñas oscilaciones hasta el año 2015 en el que hay un incremento de más de un punto, producido por el envejecimiento progresivo de la población y el declive de la natalidad a partir de 1975.
Como podemos apreciar los dos índices experimentan un descenso en la década de 1940. A partir de la década siguiente se produce una primera divergencia donde se aprecia la separación más brusca de las dos líneas al aumentar la natalidad y seguir descenso de la mortalidad hasta 1975 que nos indica un crecimiento de la población. (régimen demográfico de transición). Después de 1975, ambas líneas tienden a aproximarse, indicándonos que las diferencias entre nacimientos y defunciones se están igualando, hecho que casi se producen en las fechas de 1995 y 2015, cuyo efecto es un crecimiento natural casi nulo (régimen demográfico moderno), aunque observamos como de nuevo, a partir de ella se vuelve de nuevo a la separación de ambos índices con un descenso brusco de la natalidad y el incremento de la. Mortalidad que traduce un declive demográfico acelerado.
En España, el paso de un régimen demográfico antiguo a un régimen demográfico de transición, se va a producir por el baby boom que experimenta el país a partir de 1950. Las tasas altas de natalidad, se ven favorecidas por el despegue económico que España experimenta en esas fechas, debido al fin de la autarquía económica. La estabilidad laboral, las amplias perspectivas de empleo, el fácil acceso a la vivienda, que favorece la independencia y los matrimonios jóvenes, a lo que se une una legislación que impedía cualquier control de la natalidad prohibiendo el aborto y el uso de anticonceptivos.
En cuanto a la mortalidad, las mejores condiciones de vida y la creación de la seguridad social, contribuyeron a su disminución; hecho que ha continuado de forma constante hasta la actualidad.
La tasa de natalidad experimenta un brusco descenso a partir de 1975. Sus causas fueron los cambios económicos y socioculturales que se dan a partir de esa fecha. La emancipación y el creciente ascenso laboral de la mujer, la crisis económica del país en 1975 y desde 1980, la precariedad laboral y el alto precio de la vivienda con el consecuente problema del retraso en la emancipación juvenil y del matrimonio; a ello se une la despenalización y legalización de los anticonceptivos y del aborto en ciertos supuestos; la escasez de guarderías a precios asequibles; los gastos que conllevan un hijo, así como el deseo de disfrutar de más tiempo libre y nivel de consumo. En los últimos años, también ha contribuido a esta reducción la aparición de nuevas formas familiares, con un aumento de los hogares monoparentales o de parejas sin vínculos matrimoniales. Solamente la inmigración extranjera que se producen en España a partir de 1995, contribuyó a un repunte de la natalidad, que se cortó a raíz de la crisis económica desde el 2008.
La consecuencia y la previsión de todo ello es el de un envejecimiento progresivo de la población española con una urgente falta de remplazo generacional (Crecimiento natural nulo o negativo) y los consiguientes problemas que lleva acarreado, como la necesidad de una mayor atención sociosanitaria, el pago de las pensiones y la dinámica
productiva de la población.
1. Describe la imagen anterior.
La imagen que se nos presenta son los vuelos disponibles que la compañía aérea Binter Canarias S.A. Tenía disponible en Octubre de 2020. En la imagen se pueden comprobar los diferentes destinos en los que opera la compañía, contando con vuelos regulares en todo el archipiélago canario, reflejados en la imagen con unas líneas de forma continua.
Gracias a la liberalización del servicio, vemos igualmente la ampliación de sus servicios más allá del transporte entre las islas a algunos destinos cercanos a Canarias, en los que no existen conexiones directas de las compañías nacionales. Estas rutas se encuentran señaladas mediante una serie de líneas discontinuas. Como podemos observar, estas rutas se establecen con el resto de los archipiélagos de la Macaronesia (Azores, Madeira y Cabo Verde); con Marruecos (Casablanca, Agadir y Marrakech); con el Sáhara (El Aaiún y Dakhla); con las capitales de Mauritania (Nuakchot), Senegal (Dakar) y Gambia (Banjul); ya dentro de la península ibérica, con Lisboa, capital de Portugal y en España, Vigo, Oviedo, Santander, Vitoria, Pamplona, Zaragoza, Palma, Murcia y Jerez.
2. Analiza las redes de transporte en Canarias; sus infraestructuras y la
problemática que deriva de la insularidad.
La estructura del transporte en Canarias responde a tres necesidades, la comunicación con el exterior, la comunicación entre islas y la comunicación en el interior de cada isla.
La comunicación con el exterior, tanto internacional como con la península
ibérica, es principalmente aérea, a pesar de contar con algunas rutas
marítimas también.
La comunicación entre islas es mayoritariamente marítima, aunque cada vez más se hace en pequeños aviones.
La comunicación interior en Canarias se realiza a través de carreteras donde algunas de ellas destacan por el gran número de curvas que presentan debido a su orografía montañosa Estas carreteras comunican la capital con otros núcleos de población importantes y algunas áreas turísticas entre si y con los aeropuertos. Asimismo, en todas las islas han aumentado las vías rápidas (autopistas y autovías) y se han construido puentes y túneles en las islas más montañosas.
El transporte más usado es el automóvil particular y las guaguas.
Las islas mayores, cuentan con un parque automóvilístico excesivo que a largo plazo resulta inviable; para tratar de solucionarlo las Administraciones apuestan por fomentar el transporte público, subvencionando su excesivo costo a través de diversos bonos y mediante proyectos como la futura red ferroviaria que uniría las capitales de las islas más pobladas con los núcleos del sur y norte donde se asientan. En cuanto al transporte marítimo cumplen la función esencial de transportar mercancías y pasajeros. Todas las islas tienen un puerto destinado a esta función, destacando el Puerto de La Luz y de Las Palmas, seguido de Santa Cruz de Tenerife (mercancías y pasajeros). También para los pasajeros destacan el de Los Cristianos (Tenerife) y el de Agaete (Gran Canaria).
El transporte aéreo está muy relacionado con la actividad turística, ello hace que
existan numerosos vuelos no solo interinsulares sino nacionales e internacionales. Todas las islas cuentan con un aeropuerto y en algunas, como en Tenerife, hay dos por su dimensión territorial. De todos ellos, destaca el de Gran Canaria que congrega el mayor número de pasajeros del Archipiélago. Por lo que se refiere a los problemas, la mayor parte son resultado de la naturaleza joven y volcánica de las islas, caracterizado por un relieve abrupto en su mayoría. Esto conlleva un sobrecoste de recursos para hacer las necesarias infraestructuras y asegurar la conectividad. Otro problema añadido es la lejanía de Canarias con respecto a la Península y Europa que encarece el precio. Para paliar esta carestía, se han articulado una serie de subvenciones que llegan al 75% para el transporte de pasajeros entre las islas y el resto del Estado español y del 100% para el transporte de mercancías. Todo ello consolidado por la nueva Ley del Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF), así como el ser considerada una regíón ultraperiférica.
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