20 Dic
La conquista de Hispania por los romanos comienza en el 218 a.C. y finaliza en el 19 a.C. Con su expansión, Augusto sometió a toda la península en el año 27 a.C., haciendo que esta adoptara las costumbres, la lengua y las leyes romanas, proceso llamado “romanización”./La romanización en la Península fue muy irregular: el sur y el levante fueron los territorios más romanizados y que antes aceptaron la civilización romana (la religión politeísta, las magistraturas urbanas, el uso de la moneda, etc.); mientras que en el centro, en el norte y en el oeste peninsular la influencia romana fue menos intensa./También en el arte Hispania seguirá el modelo de Roma, realizándose especialmente obras de ingeniería, como la Vía de la Plata, calzada que atravesaba de norte a sur el oeste peninsular ibérico, el acueducto de Segovia o el puente de Alcántara sobre el Tajo./El acueducto de Segovia es edificado a comienzos de la época imperial para canalizar el agua recogida en la Sierra de Guadarrama. Presenta dos monumentales arquerías de medio punto superpuestas y sustentadas por pilares, siendo los de la planta inferior más largos y gruesos que los de la superior. Los grandes sillares de piedra están unidos a hueso, es decir, sin necesidad de argamasa y, en la parte superior, las canalizaciones discurrían al aire libre a una altura de treinta metros. Destaca por su esbeltez y por sus equilibradas proporciones./El puente de Alcántara es construido en Cáceres sobre el río Tajo en tiempos del emperador Trajano como parte de una calzada secundaría que partía de la Vía de la Plata en Cáceres hacia el oeste. Está formado por seis arcos de medio punto, los dos del medio iguales y mayores que los otros, que decrecen en tamaño hacia los extremos del puente. El material utilizado son sillares de granito almohadillados./En el centro del puente se erigió un Arco del Triunfo o de Trajano de diez metros de altura para conmemorar las victorias del emperador. /Otras obras de ingeniería destacadas en Mérida son el acueducto de los Milagros y el puente romano.
/El acueducto de los Milagros discurría desde el pantano de Proserpina hasta la ciudad (Mérida), teniendo que atravesar la depresión del río Albarregas. Se compone de robustos pilares de planta cuadrada en los que alternan cinco hiladas de sillares de granito con otras cinco hiladas de ladrillo. Los arcos, a diferentes alturas, van enlazando los pilares, los cuales presentan en su interior un núcleo de hormigón que, en ocasiones, ocupa espacios de sillares para consolidar la unidad de la construcción, apareciendo como mampostería en el exterior. A medida que estos adquieren más altura presentan contrafuertes en talud en sus laterales. Los arcos de enlace son de ladrillo, excepto el que salva el cauce del río, que presenta dovelas de granito muy bien trabajadas.Los sillares están enlazados por grapas de madera./Los ejemplos de urbanismo romano abundan en Hispania. El trazado, inspirado en el rito etrusco, tiende al esquema octogonal en las ciudades de nueva planta como Regio (León), antiguo campamento romano. También destacan los edificios públicos, de manera especial los edificios de espectáculos (teatro de Mérida y anfiteatros de Mérida e Itálica, en Sevilla) y los templos, como el templo de Diana en Mérida, situado en lo que fue el foro central de la ciudad. Se eleva sobre un podio revestido de sillares bien recortados dispuestos a soga y tizón. Su planta es rectangular, con un pórtico hexástilo -de seis columnas-, y rodeado de columnas, períptero. Estas, de fuste estriado, están coronadas por capiteles corintios. /Roma también levantó en Hispania arcos conmemorativos, como el arco de Cáparra en Cáceres, situado sobre la Vía de la Plata. Es un arco de tipo “tetrapylum” (cuatro puertas), en relación con las cuatro entradas del foro, estando situado en el centro del mismo. Presenta una planta cuadrada algo irregular y grandes sillares con almohadillado de terminación tosca. Consta de zócalo, cuerpo intermedio (pilares) y arquivolta./De las artes figurativas, que también siguen el modelo de la capital, destacan las imágenes de dioses como las de Diana y Mercurio de Itálica (Sevilla), ambas de mármol blanco pertenecientes al periodo imperial. La diosa de la caza presenta sus habituales atributos iconográficos: las botas altas, el chitón (túnica), el manto y la diadema en forma de media luna. No lleva carcaj (estuche portátil para las flechas), pero sí la correa para sostenerlo, que le cruza el pecho. La figura se apoya en un tronco de árbol cubierto por una piel de cervato. /Al dios mensajero se le representa desnudo, con una clámide que le cubre el pecho y parte de la espalda. Carece de rostro y brazos, y aparece adelantando la pierna derecha, sobre la que apoya el cuerpo, dejando la otra en posición exonerada. De rasgos idealizados, tiene alas en los tobillos y le acompaña una lira que sitúa junto al pie derecho. /En Itálica también hubo una estatua de Trajano divinizado, prueba de la importancia que tuvo en Hispania el culto imperial. En Mérida se ha hallado una imagen de Mitra, dios de origen oriental cuyo culto estaba muy extendido entre los soldados veteranos que ocuparon la ciudad./Durante el Bajo imperio (siglos III y IV) hubo en la península Ibérica riquísimas villas en las que se han encontrado mosaicos de temas eruditos, como los de la villa de la Olmeda.
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