20 Jun

ACTIVIDADES AGRÍCOLAS Y GANADERAS

Agricultura y ganadería gallegas: rasgos generales –> Los intentos de transformación tanto en el ámbito agrícola como en el artesanal no van a tener muchas consecuencias, de manera que la posibilidad de una intensificación de la segunda mitad del XVIII no se va a generar, y esa posibilidad que parecía que se abría no se llegó a producir. No se atrevieron a invertir en el sector industrial-comercial, ya que los beneficios provenían del sistema tradicional económico invirtiendo en tierras para seguir cobrando las rentas (en vez de usar la producción para generar más riqueza continúan con el sistema tradicional).

Todo este comportamiento de finales del XVIII y principios del XIX tuvo como consecuencia ese perfil típico de la Galicia tradicional y agraria. Mientras otros lugares de la península se inician en la industrialización (lejos del caso paradigmático de Inglaterra) en el XVIII, Galicia tardará más. Entonces, lo que se traslada de la historiografía a años anteriores es esa imagen de Galicia en el siglo XIX como un territorio agrario atrasado, tradicional, poco efectivo… En los análisis comarcales de la actividad ganadera y agraria se ve que hay otros perfiles, en general, nos vamos a encontrar con que la agricultura gallega tiene mejores rendimientos que otros lugares de la Corona de Castilla (Galicia supone el 8% del territorio de Castilla y mantiene al 20% de la población).

Se recaudaba en torno al 11% de las rentas anuales de toda la Corona de Castilla y si vemos los datos de la campaña ganadera hay el 11% del ganado ovino, 31% del vacuno; y el 21% del porcino. Lo más importante de esta cabaña ganadera es que vemos la variedad de especies y la cantidad de abono generado para una mejor producción de las tierras (más estiércoles supone más tiempo de confinamiento del ganado vacuno en las cuadras), lo que permite que se tenga una fuente de abono que en otros lugares no se tiene. En cuanto al grado de ocupación de tierras destinadas al ganado giran en torno al 15%, con una diferenciación entre las provincias del litoral (Tuy, Santiago, Coruña, Betanzos, Mondoñedo) ya que la media es mayor que en las provincias del interior (Lugo y Orense).

Dependiendo de esa idea de una agricultura atrasada cabe destacar que los rendimientos eran bastante altos y funcionaron los sistemas de rotación, que permitía que en los litorales se recogieran 4 cosechas cada 3 años, y a medida que avanzamos al interior vemos un sistema de año y vez (las tierras son menos fértiles). Las formas de explotación del suelo no coinciden con esa idea tópica. A partir de la década de los 80 los que nos vamos a encontrar es un antes y un después por lo cual se va a generar una “Revolución agraria silenciosa” que afecta al norte de la Península, que vendría de la mano de introducción de nuevos cultivos, pero con el tiempo esta denominación se ha ido moderando. Es verdad que a partir de 1620 los recursos aumentan (introducción del maíz y la patata).

La actividad agrícola antes del 1620

En el XVI hasta comienzos del XVIII el crecimiento extensivo viene dado del aumento de la superficie cultivada a través de la recuperación de tierras y del crecimiento de la población, que supone la recuperación de tierras abandonadas. Aproximadamente el tamaño de las explotaciones es de 3 hectáreas. Generalmente se cultivan cereales como el trigo, millo miúdo o centeno, por lo que vemos una tendencia a disminuir la presencia del millo miúdo para aumentar la presencia del centeno. El millo miúdo es importante porque se puede compaginar con el cultivo del trigo (cereal de invierno) por lo que cuando se recoge el trigo se aprovechan los tiempos para sembrar el millo miúdo. Cuando se introduzca el maíz, éste ocupará el lugar del millo miúdo (por eso en la documentación hay que tener cuidado con la denominación). Con estos cereales se introducen las plantas forrajeras como el nabo.

En algunas áreas tiene importancia el desarrollo de la vid, tiene que ver por condiciones físicas y problemas demográficos de finales del XVI, por lo que la vid y su cuidado experimentan un retroceso. Todo esto se completa con el aprovechamiento de los montes, y a medida que aumenta la población es más importante el aprovechamiento de la leña, caza, el espacio que se deja al ganado, zonas de montes que permiten el cultivo… por eso la regulación de los montes es de gran importancia

La mejora de la actividad agrícola no viene de mejoras técnicas, sino de nuevas especies, no ocurre lo que sucedió en el caso de Inglaterra (aumentaron los rendimientos con mejoras técnicas). El ritmo de crecimiento de esta actividad agrícola empieza a entrar en declive, las tierras que se van roturando son las menos fértiles y el rendimiento disminuye. Si a esto se le suma la crisis agrícolas del último tercio del XVI y sumamos la epidemia de peste de finales de siglo entendemos que la actividad agrícola, junto con la población, entrarán en crisis (descenso de la población vinculada al descenso de la producción agrícola).

La llegada del maíz americano

En el caso de Galicia en el siglo XVII a partir de 1620 ya está la población en el nivel de antes de la crisis, ya que su recuperación fue rápida gracias a la introducción del maíz americano (no solo en Galicia, sino que se introduce en la costa y a partir de ahí va hacia el interior). La tierra tiene mejores condiciones y el maíz puede sustituir al millo miúdo sin desbaratar a otros cereales, siendo en 1610 la primera vez que aparece mencionado el millo americano diferenciado del miúdo.

La introducción del maíz trajo consigo varios cambios importantes en la vida agrícola y social. En primer lugar, aumentó la producción campesina en un 25%, principalmente porque se podía plantar en ciclos diferentes a otros cereales, lo que maximizaba el uso de la tierra, especialmente en áreas más fértiles cerca de la costa. Sin embargo, esto también significó más impuestos para los campesinos, ya que tenían que pagar diezmos por el maíz, especialmente cuando se dio cuenta de su alto rendimiento, similar a lo que sucedió con la patata en el siglo XVIII.

Este aumento en la producción agrícola también llevó a una mayor demanda de agua para el riego, lo que a su vez causó más disputas entre vecinos por su uso. Desde el punto de vista demográfico, el maíz contribuyó a un crecimiento continuo de la población al facilitar la creación de nuevos hogares. Sin embargo, también intensificó el minifundismo, un sistema donde las tierras se dividen en parcelas pequeñas, lo que estaba ligado a un sistema hereditario específico.

La importancia del maíz se puede rastrear en documentos históricos y registros de impuestos del siglo XVII, que muestran un aumento en la cantidad de productos gravados. Este crecimiento económico se reflejó en la construcción de residencias señoriales en áreas urbanas, ya que la prosperidad provenía de la mejora en la agricultura. Además de su impacto económico, el maíz también se convirtió en un símbolo de diferenciación social. Mientras que el pan de maíz era considerado alimento de los pobres, el pan de trigo era más común entre la nobleza y en monasterios. En algunas regiones, como Galicia, el consumo de maíz en forma de papilla era casi inexistente, lo que llevó a problemas de desequilibrio alimentario en otras zonas y al desarrollo de enfermedades como el mal de la rosa.

Introducción y difusión de la patata

La patata la encontramos establecida en Galicia y en Europa a mediados del XVIII en adelante, pero en el XVI ya se conocía, aunque hasta el XVIII se cultivaba como una planta exótica (no por el tubérculo). En el caso de Galicia conocemos la patata relativamente pronto, ya que aparece nombrada en el 1607 cuando Jerónimo del Hoyo visita un monasterio y escribe “en esta huerta hizo plantar patatas el arzobispo…” En el Catastro de Ensenada hay menciones a la patata esporádicas, y los nuevos referentes se van a hacer más frecuentes a finales del XVIII (crisis agraria), por lo que se emplea para compensar la pérdida de recursos anteriores. A partir de 1770 irán en aumento los pleitos (concentrados en el interior) por el pago del diezmo de la patata, ya que los vecinos alegan que es un cultivo de uso personal. En la segunda mitad del XVIII ya hay documentación de carácter fiscal con referencias, ya que cada vez aumenta el número de inventarios de bienes y la cantidad que se recoge. Aumenta el porcentaje de este producto con respecto a otros agrarios. A diferencia de otros lugares de Europa, para la difusión de la patata en España no hicieron falta propuestas de instituciones, fue una iniciativa propia del campesinado.

La ganadería en el siglo XVI

La ganadería en este siglo XVI es extensiva, en la terminología se denomina “de pastoreo”, pero a medida que hay más tierras, esta ganadería extensiva o de pastoreo va a tener problemas, debido a que aumenta la tendencia al cercamiento.

Agricultura y atraso económico

Hay determinadas zonas en las que el crecimiento agrario estuvo muy por encima de otras áreas, tanto en el XVII como en el XVIII. Llegados a este punto hay que responder a la cuestión de porqué no se impulsó la actividad agraria ni se mejoraron las condiciones del campesinado. Alguna de la explicación puede ser la inexistencia de complementariedad entre la agricultura extensiva e intensiva. Esta falta de complementariedad va a provocar que no haya un crecimiento conjunto en el que se apoyen unos a otros: hay problemas internos, de precios, de comunicaciones… Sobre todo, las razones fundamentales son 2 que están vinculadas:

  1. El uso del excedente agrario neto para mantener el sistema tradicional rentista (hay poco interés en introducir novedades).
  2. Una sociedad “inmóvil” (mantenimiento de formas de propiedad como el foro y subforo).

El aumento mencionado no fue acompañado de una actitud innovadora. Este desinterés está vinculado al interés de mantener un sistema de formas de propiedad en el que prime la estabilidad, como el régimen foral. El contrato foral, al atar a tres generaciones, favorece la estabilidad de las familias campesinas para la explotación de la tierra. Para el propietario de la tierra, este contrato aseguraba el recibimiento de una renta, por lo que lo habitual era el pago en especie en lugar de dinero. Los grandes propietarios, recurriendo al subforo, contrataban a familias hidalgas para tratar con la familia campesina. Por lo tanto, los principales beneficiarios del subforo no eran los grandes propietarios, sino esta hidalguía que aforaba la tierra al noble y la subforaba al campesino. Este sistema garantizaba el cobro de rentas aseguradas, desincentivando así el cambio en el régimen de propiedad.

A pesar de esto, algunos intentos vinculados a la mentalidad ilustrada de la segunda mitad del XVIII se destacan. En el Pazo de Oca o en el Pazo de Santa Cruz se intentaron llevar a cabo una serie de iniciativas a través de innovaciones: experimentación agronómica, división de los montes comunales, repoblación forestal, fomento de plantas industriales, mejoras en la producción y comercialización del vino, así como en el comercio del ganado y en la gestión de prados naturales y artificiales.

Agricultura gallega y las novedades de la segunda mitad del XVIII

Algunas aportaciones teóricas provienen de Francisco Cónsul Jove y Tinero y Vicente del Seixo que publican libros centrados en la explicación de los esquemas a seguir para los cultivos. Hubo ideas de modernización, tanto de particulares como de instituciones, pero el problema proviene de los contratos forales. El régimen foral es importante en Galicia tanto en época moderna como en el XIX, pero hay que tener en cuenta que este régimen no es general en toda Galicia, hay áreas en las que el régimen es casi inexistente (hay áreas donde casi es desconocido) y predominan contratos de arrendamiento renovables cada 5 o 6 años. Aún así el foro es importante porque no existe en todos los lugares de la Corona y por las consecuencias sociales que supone.

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