31 Dic
Introducción a la Conciencia y la Atención
La conciencia es un fenómeno biológico que consiste en el apercibimiento de poseer experiencias subjetivas, sentimientos y pensamientos. Su característica primordial es la cualidad subjetiva y privada de ese apercibimiento, denominada ontología en primera persona. El dato definidor de la conciencia podría ser el conocimiento ordenado y claro del saber propio.
Según Brentano, la conciencia puede entenderse como la totalidad de la experiencia momentánea, insertada en la corriente continua de la vida psíquica.
La conciencia presenta características difíciles de objetivizar, como la subjetividad o conciencia privada, que no se limita a los actos observables. Clásicamente, esta autoconciencia se ha identificado con el yo.
Explicaciones Descriptivas de la Conciencia
En la aproximación racional, es posible identificar cuatro explicaciones descriptivas de la conciencia:
- Subjetividad o privacidad: Sentimiento por el cual estamos seguros de que nadie puede conocer nuestros pensamientos sin que se lo comuniquemos.
- Unidad: Niega la posibilidad de múltiples conciencias en una misma persona, refiriéndose a las experiencias en forma conjunta.
- Intencionalidad: Todo fenómeno consciente incluye en sí algo como su objeto.
- Integración y síntesis: Reconocimiento del propio cuerpo, del Yo, así como de la orientación en lugar y tiempo.
Dimensiones de la Conciencia
En la estructura de la conciencia, se distinguen distintas dimensiones:
- Verticalidad: Grado de claridad de la conciencia. La claridad se distribuye en niveles; a mayor luz, mayor claridad de conciencia.
- Horizontalidad: Amplitud del campo de la conciencia. El campo comprende la totalidad de la conciencia en un momento dado, incluyendo los contenidos.
Los niveles de conciencia, diferenciados en cualitativos y cuantitativos, nos permiten vivir las cosas de diferente manera. El grado más alto en la escala vertical es la conciencia vigilante. La conciencia normal oscila entre dos polos: el estado vigil o frescor vital y el estado de sueño profundo.
Las variaciones cualitativas y cuantitativas organizan y desorganizan la conciencia, dependiendo de la claridad, del campo y de otros niveles como el tono y la tensión.
El tono se manifiesta en cualidades de la organización sintetizable de todas las funciones y contenidos psíquicos, refiriéndose a las escalas de conciencia, estados de ánimo y grados de interés. El tono vital tiene un soporte neurofisiológico fundamental. La hipotonía de la conciencia es el trastorno esquizofrénico, donde no hay un orden.
El eje de la estructuración de la conciencia es la ordenación de la vida psíquica. En el campo de la conciencia no hay claridad uniforme; sobre su porción central se proyecta la luz de la atención. Damos claridad a lo que prestamos atención.
Los elementos psíquicos del campo de la conciencia enfocados por el foco de la atención aparecen nítidos, claros y ordenados. El primer plano (claridad) es la figura y el segundo plano (campo) es el fondo; configuramos como figura lo que nos interesa en cada momento (Ley de la Gestalt).
Siempre hay que atender primero a quien tiene una baja escala de conciencia. Somos seres fluctuantes, y esas oscilaciones se deben al estado de ánimo y de interés. Un buen nivel afectivo suele correlacionarse con un buen nivel de conciencia, aunque un bajo nivel no siempre coincide con tristeza o desinterés. Nuestro nivel de conciencia se ve influido por casi todo lo que vivenciamos.
La Atención y su Relación con la Conciencia
La atención es un concepto teórico que engloba alerta, atención y activación, conceptos de difícil traducción a la clínica ordinaria. La atención depende de la conciencia.
Tanto en la atención como en la conciencia se dan oscilaciones en cuanto a la duración, que tiene que ver con el interés, y pueden variar en cuanto a la participación personal del sujeto; cuanto más participemos, más activos seremos.
Todo aquello que despierta nuestra participación aumenta la atención. La participación dialogada, en un mínimo plano de igualdad, aumenta la activación. En los pacientes, esto supone la no dependencia del terapeuta.
Podríamos aceptar que parte de los impulsos energéticos de la conciencia provienen de la atención, o que esta también influye en que el sujeto se ponga en comunicación consigo mismo. La claridad de la atención podría ser una especie de rayo luminoso constitutivo de la conciencia.
Existe una atención voluntaria o activa, dirigida por el propio sujeto. A veces, la atención es involuntaria, denominándose atención pasiva, que es el inconsciente dinámico (los sueños). La claridad de la vivencia está condicionada por múltiples factores. No hay posibilidad de vivencia nítida sin atención. El objeto de la atención es siempre contenido de la conciencia.
Trastornos de la Atención y de la Conciencia
Dichos trastornos no son síntomas específicos ni típicos de cualquier trastorno psíquico; apenas poseen importancia la mayor parte de ellos. La atención está afectada en muchas situaciones cotidianas.
Los conflictos afectan más a:
- Personalidades neuróticas: Transforman todo en conflictivo, prestando demasiada atención a cosas mínimas.
- Distimia: Cuando se altera el humor, se producen trastornos de la atención, concentración y, por tanto, de la conciencia.
- Preocupación: Tenemos centrada la atención en ese algo.
- Pena: En situación de duelo.
- Cuando estamos enfadados.
- Cuando hay miedo (mujeres maltratadas).
- Cualquier droga altera estos tres términos. Por ejemplo, las anfetaminas incrementan durante un breve espacio de tiempo la atención; el problema se da cuando se toman en exceso.
- En trastornos psíquicos referibles a una lesión cerebral difusa, como los psicosíndromes orgánicos.
- En trastornos exógenos agudos, como en traumatismos psíquicos o estrés postraumático.
En la esquizofrenia, el comportamiento de la atención, concentración y conciencia es muy variable. En fases agudas, apenas resulta posible una atención activa, excepto para el contenido del delirio. Fuera del brote agudo, el esquizofrénico está centrado en su vivencia, pero le resta algo de atención para otras vivencias.
En algunos paranoides, sobre todo en aquellos con delirio de perjuicio y persecución, el medio ambiente es vivenciado como hostil. Se da una atención intensa selectiva, buscando activamente signos significativos y conflictos continuamente.
Perturbaciones Típicas de la Atención
Inatención: Incapacidad para movilizar la atención o cambiar el foco de atención frente a estímulos externos. Se trata de una inercia de la atención o extrema lentitud para movilizarla.
- Inatención de origen orgánico: Característica de los estados agudos orgánicos, junto a la desorientación, pérdida de memoria y otras alteraciones cognitivas.
- Inatención de origen psiquiátrico: Acompaña a todos los estados de inhibición motórica. Es un epifenómeno que aparece simultáneamente al resto de la psicopatología. En la esquizofrenia, la inatención más evidente son las alucinaciones. En las neurosis, los pacientes muestran una atención compartida (doble atención).
Distraibilidad: Cambios bruscos de la atención. La traducción motórica de este fenómeno es de inquietud, hipercinesia o agitación.
- Distraibilidad de origen orgánico: Muy llamativa en los pacientes crepusculares, suele estar supeditada a las oscilaciones del sensorio.
- Distraibilidad de origen psiquiátrico: Característica de los estados maníacos, se traduce en una pérdida de la capacidad para mantener la atención, conservando la capacidad para focalizarla o cambiarla.
Desatención: El síndrome de negligencia está constituido por inatención, acinesia y negligencia hemiespacial. Consiste en ignorar la mitad del espacio extrapersonal, manifestándose en tareas que requieren una percepción simétrica del espacio. Suele darse en personas con el hemisferio no dominante dañado.
Apatía: La atención no puede manifestarse durante un tiempo razonable.
- Inatención apática: Dificultad para mantener la atención por fatiga extrema, necesidad de dormitar o estados de desnutrición. Puede tener intactas otras facultades cerebrales.
- Inatención motivacional: Se da en pacientes con alteraciones graves de personalidad. La impresión es más de desinterés que de una alteración de la atención.
Fatigabilidad: Los pacientes muestran un descenso de su capacidad atencional por falta de motivación. Son pacientes con síntomas subjetivos y objetivos de fatiga, con antecedentes de alteraciones físicas y del humor de tipo depresivo. Como síntoma aislado, es rara y obliga siempre a una profunda valoración médica.
Estados Patológicos de la Conciencia
Hipervigilia: Resulta de la exaltación de los sistemas neurobiológicos que controlan la atención y la alerta. No parece ser un estado puro del nivel de alerta, sino una mezcla de síntomas provenientes de la esfera sensorial, motórica, cognitiva y afectiva. Sucede como estado de transición en trastornos orgánicos y psiquiátricos. Se caracteriza por la vivencia de claridad de conciencia.
Obnubilación: El paciente suele estar confuso y desorientado, aunque mantenga cierta cooperación. La distraibilidad es permanente, con distorsión de las percepciones auditivas y visuales. Las funciones intelectuales están seriamente perturbadas. El síntoma preponderante es la confusión, que es la disminución de la claridad de la conciencia.
Estados crepusculares: Estrechamientos del campo de la conciencia, con enfoque exclusivo hacia determinadas vivencias y cese de la atención prestada al entorno. Los estímulos exteriores o están discriminados o no se les presta atención, por lo cual el pensamiento está enturbiado. Este estado es muy diverso y oscilante.
Como consecuencia, hay una interpretación errónea del exterior y suele ir acompañado de alucinaciones. Desde el punto de vista afectivo, abundan estados de ánimo de matiz angustioso, como los estados beatíficos delirantes. Motóricamente, puede no haber alteración o haber psicomotricidad alterada, aumentando o disminuyendo.
Son estados de corta duración que, en ocasiones, derivan hacia el sueño. Al despertar, vuelven al estado crepuscular. Hay amnesia total. Existe un estado crepuscular orientado, en el que la atención, el pensamiento y el juicio existen, aunque focalizados. Aunque la actividad pueda parecer ordenada, no lo está.
Coma: En estos estados no es posible despertar al paciente. No hay movimiento de defensa o retirada cuando estimulamos alguna zona del cuerpo. El tono muscular está intensamente disminuido; reaccionan, pero poco. Los estados del coma son:
- Precoma o subcoma: Se conservan el reflejo pupilar a la luz y el reflejo corneal. No hay reflejos cutáneos ni reflejos tendinosos periféricos.
- Estados de coma: Se extingue el reflejo corneal. Si sigue en este estado, también se extingue el pupilar, con el consiguiente fallecimiento. Todo esto se acompaña de alteraciones de la respiración.
El enturbiamiento de la conciencia desde la obnubilación hasta el estado más grave del coma tiene como causa, siempre, un trastorno del funcionamiento cerebral.
Estupor: Describe a los pacientes que solo son capaces de alcanzar un ligero estado de alerta mediante estímulos potentes. Son incapaces de emitir alguna conducta intencional. Es el antecedente inmediato del coma. Se caracteriza por una disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de un aire de asombro o indiferencia.
- Estupor psiquiátrico: Sucede en esquizofrenia, melancolía e histeria.
- Estupor orgánico.
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