29 Ene
Ámbitos del Trabajo Social Comunitario
1. Introducción
El Trabajo Social Comunitario tiene cada vez una mayor vigencia, por dos razones:
a) En las sociedades tecnológicas más avanzadas la falta de habilidades relacionales, los procesos de individualización y el mayor aislamiento generan un agravamiento de las dificultades que experimenta la población para hacer frente a nuevas y viejas formas de exclusión social.
b) La expansión de la democracia, y la mayor conciencia de los derechos individuales de cada persona, sitúan a los grupos y a las comunidades ante un hecho crucial: en ámbitos en los que la defensa de los intereses va unida a la capacidad de representación y movilización, la capacidad de organizarse pasa a convertirse en un requisito necesario para hacer frente a las oportunidades y los riesgos emergentes.
Al analizar los ámbitos en los que se aplica el Trabajo Social Comunitario, hay que tomar en consideración las siguientes cuestiones:
1) La intervención profesional se lleva a cabo mediante equipos multidisciplinares. El profesional del Trabajo Social se integra en un equipo en el que, según el ámbito de intervención, deben participar otros profesionales: educadores de la calle, animadores socioculturales, técnicos en procesos de inclusión social, psicólogos, personal sanitario, sociólogos, economistas, ingenieros…
2) La heterogeneidad de nuestras sociedades. Las diferencias en el grado de desarrollo económico, la diversidad de grupos étnicos que integran la población de cada país y cada ciudad o las diferencias relativas a las oportunidades de vida, el empleo, los salarios y las prestaciones sociales entre los distintos colectivos según su edad, demandan una mayor especialización de los trabajadores sociales en la dinámica del desarrollo comunitario.
3) Aunque la intervención del trabajador social comunitario tiene una orientación holística, que busca movilizar a toda la comunidad, dada la heterogeneidad existente, en muchos casos tendrá que comenzar por articular grupos en torno a un problema claro y definido y progresivamente ir implicando al resto de la población en la solución de problemas que son de todos, pero que afectan con mayor intensidad a algunos colectivos.
4) Un objetivo presente en cualquier intervención basada en la metodología del Trabajo Social Comunitario es fortalecer la capacidad de acción colectiva de la comunidad. El objetivo es convertir en protagonista a la comunidad, preparándola para ser capaz de analizar, movilizarse y actuar hacia dentro, con sus recursos, y hacia fuera, ante las instituciones o los poderes establecidos; el trabajador social y su equipo de trabajo deben tener especial cuidado en gestionar correctamente su liderazgo inicial.
2. Hacia un Modelo de Trabajo Social Comunitario
Cualquier modelo de intervención basado en la metodología del Trabajo Social Comunitario tiene como objetivo básico fortalecer la dimensión comunitaria.
El individualismo, la incomunicación y la falta de habilidades para establecer vínculos con otras personas deterioran de forma radical las posibilidades de hacer frente a las dificultades y oportunidades de la vida.
Una de las consecuencias más peligrosas para la salud psicológica y para la realización personal que se derivan de nuestra cultura hiperindividualista es que los objetivos que perseguimos, y las expectativas sociales que influyen en ellos, desarticulan nuestra capacidad de relación. Y esto es porque presentamos la realidad social como una lucha darwinista por el poder, el dinero y la satisfacción personal, obviando nuestra propia naturaleza como seres sociales, relacionales. Diversas investigaciones han puesto de manifiesto el efecto positivo sobre la vida personal que generan las relaciones familiares intensas, la responsabilidad individual y social y la amistad.
Nos encontramos inmersos en un modelo de realización personal basado en el consumo, en el que lo importante es alcanzar la renta necesaria para participar y adquirir el objeto que mostrará nuestro estatus, nuestro nivel de vida, y que nos integrará en el grupo de los que pueden adquirirlo. Para lograrlo, tenemos que dedicar más tiempo al trabajo y a la formación para afianzar nuestra carrera profesional. La consecuencia es obvia: cada vez tenemos menos tiempo para cultivar nuestras relaciones y para aumentar nuestros conocimientos sobre nosotros mismos. La explosión de sectas, de nuevos teóricos de la autoayuda, de literatura sobre la felicidad, manifiesta por un lado la nostalgia que padecemos, como sujetos, por relacionarnos con objetos (aunque también sean personas) y, por otro, muestra la escasa capacidad de respuesta que nuestro estilo de vida consumista e individualista nos ofrece para afrontar las diversas oportunidades y problemas que se nos presentan a lo largo de la vida.
La democracia, como sistema de gobierno mediante la elección de representantes que defienden nuestros intereses, y a los cuales votamos para que desarrollen un programa específico, se articula mediante mecanismos de representación. Por ello, es fundamental estar organizados, y ser capaces de diseñar estrategias de acción comunitaria para alcanzar determinados objetivos. Las sociedades tecnológicas avanzadas, en medio de una exaltación del consumo de masas, generan unas condiciones de vida en las que se potencia el aislamiento de las personas.
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