26 Nov
[DE NOCHE EN LA CALLE]
De noche en la calle narra en imágenes la vida de un niño que vive y duerme en la calle con todos sus riesgos. Una realidad habitual en muchos países de América Latina.
La ilustradora Ángela Lago nos muestra con rotundidad la realidad de muchos niños que viven solos los peligros de la ciudad y de la noche. No necesita palabras porque es un libro perfectamente secuenciado que cuenta a través de las figuras y los colores.
En De noche en la calle la narración está dada sólo por la ilustración. Un niño en la calle ofrece a los automovilistas tres pelotitas. La tensión entre el niño y los conductores de los automóviles va en aumento a medida que los colores transitan del verde, al amarillo y luego al rojo.
Las figuras se recortan inconclusas, dando la sensación de continuar más allá del borde negro que las rodea. El final es el inicio y volvemos a leer las escenas en las que los coches se repiten iguales, cercando al niño que ofrece las extrañas pelotas de colores una y otra vez.
De noche en la calle, de la brasileña Angela Lago, nos relata una historia tristemente familiar en nuestras ciudades, valiéndose de la poderosa expresividad de sus imágenes.
[FAMILIA CERDO]
Historia de una familia en la que ni el «ocupadísimo» padre ni los «ocupadísimos» hijos ayudan a su madre, que, además de trabajar fuera, limpia la casa, hace la comida, etc.; hasta que un día se cansa y se va, con lo que la casa se convierte en una pocilga…
[VOCES EN EL PARQUE]
Voces en el parque, lo que podría ser un sencillo y apacible cuento que describe al lector una tarde en un parque cualquiera, con niños y mascotas correteando, se convierte, en manos de Antonhy Browne, en un complejo entramado donde convergen cuatro voces, cuatro puntos de vista distintos de un mismo hecho. A través de la visión de los cuatro protagonistas -Carlos y su madre y Mancha y su padre-, el pequeño lector que se acerque al libro podrá observar y aprender que, en la literatura como en la vida, todo depende del color con el que se mire.
La forma de plantear la historia ya es extraordinaria. Cuatro voces. La de la madre de Carlos, la del padre de Mancha, la de Carlos y la de Mancha. Las voces son muy diferenciadas y nos plantean la historia desde la personalidad de cada uno de los personaje: la desconfianza y el estado desapacible de la primera; el desánimo del segundo; el recelo, ilusión y esperanza del tercero; y la alegría de la última.
Se ven reforzadas, además, por la tipografía de cada una de ellas. Pero Browne va más allá. Es curioso el enfrentamiento de género que produce.
La primera voz se centra en la madre de Carlos, una señora de clase alta a la que su visita al parque no le agrada en absoluto, teme que su hijo se mezcle con lo que ella considera “malas compañias”; en este caso concreto se trata de Mancha, hija de un hombre pobre y humilde que busca desesperadamente un trabajo con el que mantener a su familia.
A pesar de que, como muy bien el autor nos plasma en las ilustraciones, la primera protagonista vive en una casa majestuosa y en un barrio lleno de luz y tranquilidad, lo opuesto al padre de Mancha, en el parque se invertirán los roles, pues ella es incapaz de disfrutar de su paseo, temerosa e irritada como está por todo lo que le rodea, y será el hombre el único que gozará de esa tarde soleada en el parque.
Los sentimientos de estos dos protagonistas influirán, irremediablemente, en las dos voces siguientes, las de sus hijos: Carlos y Mancha. Para Carlos, un chico superprotegido por su familia, esa tarde acabará con un sabor amargo, debido a que su madre le ordena enseguida volver a casa para que deje de intimar con Mancha, o la que ella llamará ” esa niña andrajosa”
Mientras vemos a Carlos de vuelta a su gran casa, cabizbajo y solitario, será Mancha la última en contar sus impresiones sobre ese paseo. Una niña alegre y divertida, pese a la díficil situación que atraviesa su familia, relatará lo bien que se lo ha pasado esa tarde, como ha jugado con Carlos y éste le ha regalado una flor.
El autor, con esta obra, no sólo acerca a los más pequeños (y no tan pequeños) a la complejidad de las perspectivas literarias sinó que, con algún que otro toque de humor que no pasará desapercibido para nadie (un Papá Noel pidiendo limosna porque tiene “millones de niños que mantener”) muestra lo dañino que puede resultar guiarse por las apariencias y como, a veces, aquellos que tienen menos, pueden pasar momentos más felices que los que tienen demasiado pero no quieren o no saben disfrutarlo.
[SIETE RATONES CIEGOS]
Siete ratones de colores recorren las páginas de este libro de un lado a otro tratando de dar respuesta a lo que están viendo. Cada uno de ellos da una versión diferente hasta que al final logramos descubrir qué es lo que está ocurriendo.
La presentación de esta fábula es en sí sorprendente ya que sobre un fondo negro van apareciendo los diferentes personajes: siete ratones cada uno de un color diferente y el “algo muy raro”. La ubicación de los diferentes personajes en las páginas permite que se cree una sensación espacial y de movimiento que hace que percibas, casi de forma real, el desplazamiento de los ratones de una página a otra para contarles a sus compañeros lo que creen haber visto. El uso de letras en blanco, poco frecuente en la literatura, rompe los esquemas tradicionales de los textos infantiles y juveniles ya que la escritura se suele presentar en contraste inverso. La posibilidad de anticipar lo que cada uno de los ratones cree que ve se convierte en un juego mientras se va avanzando por las páginas Ed Young nos hace ver en esta fábula de la “vida-vida” hasta qué punto puede volar la imaginación cuando se analizan las cosas por partes y no se tiene en cuenta el todo. La máxima reflejada en su “moraleja ratoneja” es aplicable a diferentes edades y contextos por lo que hace de este libro un buen regalo o material de trabajo.
Basado en una fábula de la india cuenta la historia de siete ratones de colores que encuentran Algo Muy Raro al lado de su laguna. Cada uno de los días de la semana uno de ellos sale a investigar, elaborando diversas hipótesis sobre cada una de las partes que se van encontrando: así cotejarán que lo que se topan es un pilar, una culebra, una lanza, un acantilado, un abanico, una cuerda…, apareciendo lo que cada ratón imagina en su mismo color. El último turno le tocará a Ratón Blanco que, elaborando un exhaustivo análisis, llegará a la conclusión de que se trata de un elefante, conclusión que será apoyada por sus compañeros. El autor de este libro, Ed Young, está considerado uno de los diez mejores ilustradores del mundo. Nos presenta un libro ilustrado en el que lo visual deslumbra, narrando una historia mediante un collage montado sobre fondo negro que sirve de marco a figuras minimalistas, la escritura se muestra en contraste inverso al habitual, letras en blanco sobre fondo negro, donde coinciden la brevedad y precisión del texto con la sobriedad del diseño. La conclusión que obtenemos se plasma en la moraleja ratoneja con la que se cierra la historia: “Si sólo conoces por partes dirás siempre tonterías, si puedes ver el todo hablarás con sabiduría”. El mensaje es claro, tenemos la necesidad de conocer los distintos puntos de vista para no quedarse con una visión parcial de las cosas, la sabiduría está en apreciar el conjunto y no una parte. La aplicación pedagógica de este libro es extensa, podemos trabajar los días de la semana, los colores, las cualidades de los objetos, la posibilidad de anticipar lo que cada uno de los ratones cree que ve, se puede convertir en un juego…
ME LLAMO YOON
A Yoon, una niña coreana que ha emigrado a un país occidental no le gusta ver su nombre en un idioma que no es el coreano. Durante los primeros días de escuela, Yoon no se adapta, se siente sola y sólo piensa en volver a Corea con su familia. Poco a poco, llegará a comprender que quizás lo diferente también pueda ser bueno.
· El difícil proceso de adaptación de una niña que va a vivir lejos de su país.
· La riqueza cultural, la diversidad deben conllevar valores de integración y de respeto.
· Un texto poético ilustrado con delicadeza y sensibilidad.
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