23 Oct

El cuarto de atrás

Argumento de ‘El cuarto de atrás’

La propia autora, narradora y protagonista, recibe en una noche de tormenta en casa la visita de un enigmático hombre vestido de negro que asegura que tenía una cita con ella. Con el pretexto de realizarle una entrevista, entabla una conversación con la protagonista, que le habla de su vida y de sus recuerdos, reflexionando sobre diferentes temas, entre ellos su creación literaria. La escritora se duerme y despierta a la mañana siguiente cuando llega su hija. Al despertar, comprueba que tiene terminado el libro titulado El cuarto de atrás. El lector finaliza con la duda de si realmente el hombre de negro es real o una visión fruto de la soledad de la autora y de su proceso de escritura.

Es una novela sin apenas acción, de ritmo lento en sus siete capítulos:

1. El hombre descalzo

La protagonista no puede dormir y se levanta en la oscuridad en una habitación que es un caos. Tropieza y tira unos libros, uno de ellos sobre literatura fantástica de Todorov. Encuentra una carta de amor, que imagina que es de un hombre desconocido. Cae dormida sobre la carta. En el comienzo se nota ya la característica narración en primera persona, muy descriptiva, lenta, con metáforas y en presente.

2. El sombrero negro

En la noche de lluvia torrencial, un hombre llama para recordarle que tienen una entrevista. Baja a abrirle y entra en casa. Hablan de distintas cuestiones sin sentido. Ella es escritora, está algo sorda y no recuerda los folios que hay en la máquina de escribir. Siente como si en la habitación, de repente, se hubieran producido cambios.

Ella le habla de sus viajes (Coimbra o el balneario de Cabreiroá); recuerda los bombardeos de la Guerra Civil en Salamanca y cómo se escondía en los refugios. También menciona el día en el que vio a Franco. Martín Gaite ganó el Premio Nadal, pero no fue la primera mujer. Hace algunas reflexiones sobre lo que supuso la regla para las familias de su entorno: «Podría decirle que la felicidad en los años de guerra y posguerra era inconcebible, que vivíamos rodeados de ignorancia y represión, hablarle de aquellos deficientes libros de texto que bloquearon nuestra enseñanza, de los amigos de mis padres que morían fusilados o se exiliaban, de Unamuno, de la censura militar, superponer la amargura de mis opiniones actuales a las otras sensaciones que esta noche estoy recuperando, como un colo inesperado que irrumpiera en oleadas» (63).


3. Ven pronto a Cúnigan

Se levanta para preparar té y en la cocina recuerda su niñez y la canción Ven pronto a Cúnigan. En esta etapa del libro hace un retrato de la sociedad de posguerra con sus modistas y costureras. Compara Madrid y Salamanca en torno al cine y el teatro, y se refleja el espíritu de la niña de provincia que admira cada detalle de la capital. También recuerda a su madre: «Le encantaba, desde pequeña, leer y jugar a juegos de chicos, y hubiera querido estudiar una carrera, como sus dos hermanos varones, pero entonces no era costumbre, ni siquiera se le pasó por la cabeza pedirlo» (81). Lo va recordando todo mientras está en la cocina.

4. El escondite inglés

Cuando empieza a servir el té, advierte que hay 79 páginas bajo el sombrero negro que no recordaba. Habla del paso del tiempo y la memoria:

-Porque es un poco así, el tiempo transcurre a hurtadillas, disimulando no le vemos andar. Pero de pronto volvemos la cabeza y encontramos imágenes que se han desplazado a nuestras espaldas, fotos fijas, sin referencia de fecha, como las figuras de los niños del escondite inglés, a los que nunca se pillaba en movimiento (101-102).

En este capítulo, el hombre saca una cajita dorada y le ofrece a Carmen unas pastillas para la memoria.

Se da cuenta de que cosas que pensaba que le había contado al hombre, solo las había pensado. Hace algunas reflexiones sobre Franco: «Y fueron pasando los años y siempre su efigie y solo su efigie, los demás eran satélites, reinaba de un modo absoluto, si estaba enfermo nadie lo sabía, parecía que la enfermedad y la muerte jamás podrían alcanzarlo. Así que cuando murió, me pasó lo que a mucha gente, que no me lo creía…» (115-116).

5. Una maleta de doble fondo

Al otro lado del teléfono habla una mujer que pregunta por Alejandro, el extraño visitante. Parece que es su mujer, Carola, que llora por su marcha. Ha descubierto cartas que le ha escrito C., pero ella no recuerda haberle escrito. Carmen cree que esas cartas son de la propia Carola, pero la conversación finaliza y no se sabe ni quién es C. ni si Carmen y Carola hablan del mismo hombre.

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