13 Oct
Fragmento 1: La Derrota ante el Caballero de la Blanca Luna
«-Vencido sois, caballero, y aun muerto, si no confesáis las condiciones de nuestro desafío……»
Este fragmento marca el fracaso de Don Quijote tras el juramento al Caballero de la Blanca Luna, significando el fin de su empresa de restaurar la caballería andante. Esta derrota culmina una serie de burlas y fracasos previos en su camino a Barcelona, prefigurando las humillaciones posteriores como el reencuentro con los duques y el incidente con la piara de cerdos. El fragmento se sitúa en la Segunda Parte del libro, donde un Don Quijote más pasivo, escéptico y dubitativo se desmorona a partir del capítulo XXIII.
Fragmento 2: El Yelmo de Mambrino
«-De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aún él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y le dijo: […]─Dime,…»
Este fragmento ejemplifica la locura de Don Quijote, quien proyecta sus lecturas en la realidad, interpretando el mundo a través de la lente de los libros. Confunde una bacía de barbero con el yelmo de Mambrino (mencionado en la Primera Parte y en el Orlando Furioso), un asno con un caballo, y al barbero con un caballero.
Fragmento 3: La Autocrítica de Cervantes
«-Ahora digo -dijo don Quijote- que no ha sido sabio el autor de mi historia, sino algún ignorante hablador, que….»
A través de Sansón Carrasco, Cervantes reitera las ideas de su prólogo a la Primera Parte: veracidad, imaginación, diversión, admiración, y adaptación a todos los públicos, incluso para la formación moral del lector. Don Quijote, a su vez, critica los libros inverosímiles, reprochando a quienes usan la novela para alardear de su erudición (como Lope de Vega). Este diálogo surge tras la publicación de la Primera Parte. Sancho se va, y Don Quijote reflexiona sobre cómo alguien pudo escribir sus aventuras tan pronto. Le preocupa la invención de detalles sobre Dulcinea. Sansón Carrasco llega, se arrodilla ante él, y alaba las aventuras del libro. Ambos discuten detalles de la Primera Parte, como el uso de los cien escudos de oro por Sancho, los errores del autor (la inclusión de la novela del Curioso Impertinente y el robo del jumento de Sancho), y la fama mundial de las aventuras.
Fragmento 4: La Libertad de los Galeotes
«—De todo cuanto me habéis dicho, hermanos…»
En su segunda salida, acompañado de Sancho, Don Quijote intenta imponer la justicia divina para liberar a los galeotes. Su locura le impide discernir las leyes de la sociedad de los ideales de los libros de caballerías. Cervantes expone la falibilidad de la justicia y la precariedad de algunos presos. Don Quijote libera a los galeotes condenados a remar, entre ellos Ginés de Pasamonte, quien escribe su autobiografía como novela picaresca, reflejando a Gerónimo de Passamonte, escritor y compañero de Cervantes en Lepanto. Este episodio provoca la persecución de Don Quijote y Sancho por la Santa Hermandad, refugiándose en Sierra Morena por sugerencia de Sancho.
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