19 Oct

Contexto del Barroco

Origen y características

El término «barroco» se aplicó a este estilo a finales del siglo XVIII con un sentido peyorativo. Este vocablo deriva de un calificativo portugués aplicado a las perlas de forma irregular, y se relaciona con lo deforme y extravagante.

El barroco alcanzó su plenitud a lo largo del siglo XVII y se mantuvo en vigor hasta la centuria siguiente. Este siglo estuvo marcado por una crisis generalizada que abarcó diversos ámbitos:

  • Crisis económica: La economía europea atravesó una fase depresiva debido a las malas cosechas. Solo Inglaterra y Holanda se sobrepusieron a ella y experimentaron un crecimiento económico basado en el comercio a larga distancia.
  • Crisis demográfica: Las epidemias, las guerras y la crisis económica provocaron un descenso de la población.
  • Crisis política: Las monarquías absolutas nacionales, consolidadas en el Renacimiento, pretendieron aumentar su poder y acabar con las aspiraciones imperiales de los Habsburgo. Esta situación desembocó en un conflicto paneuropeo, la Guerra de los Treinta Años, y en la emergencia de la Francia de Luis XIV.
  • Crisis religiosa: Tras el Concilio de Trento, se produjo la escisión de la cristiandad en protestantes y católicos, lo que desencadenó una guerra de propaganda religiosa.

El arte barroco se originó en Italia, con Roma a la cabeza. Fue fruto de la exaltación del espíritu religioso que surgió tras el Concilio. Se convirtió en un arte retórico, emocional y proselitista que se enfrentaba al protestantismo.

Se extendió por toda Europa, tanto la Iglesia como las monarquías se sirvieron del arte para imponerse a la sociedad.

Características del arte barroco:

  • Fue un arte conservador dirigido por el poder como propaganda de valores ideológicos.
  • Estaba dirigido a las masas para reforzar el orden social y captar la voluntad del pueblo.
  • Fue un arte retórico en las formas y sencillo en el mensaje.
  • Mediante un lenguaje aparatoso y espectacular se atraía al público.
  • El arte barroco se dirigía a los sentidos.

Contexto en España

Crisis y esplendor cultural

El siglo XVII coincidió en España con una fase depresiva, cuya primera manifestación fue una crisis demográfica causada por la peste, la expulsión de los moriscos, las dificultades económicas y las guerras constantes. Esta crisis fue causa y consecuencia de la recesión económica.

También hubo una crisis política. Los Austrias menores representaron para la monarquía española un cambio profundo:

  • Delegaron funciones de gobierno en manos de validos, lo que acarreó para la Corona pérdida de poder y desprestigio.
  • Se implicaron en conflictos bélicos, por eso, al finalizar la Guerra de los Treinta Años, España quedó relegada a un segundo plano internacional.
  • El estado permanente de guerra agravó las dificultades de la sociedad y de la Hacienda Real.

La monarquía hispana pasó del esplendor de un inmenso imperio territorial a una situación de decadencia y ruina.

En el plano cultural, se superó el alto nivel alcanzado en la centuria anterior, por eso se le conoce como el Siglo de Oro de la literatura y el arte.

  • Se desarrolló un arte propagandístico al servicio de la monarquía y la Iglesia, con un lenguaje espectacular dirigido a las masas.
  • La crisis económica repercutió en la ausencia de proyectos constructivos.
  • El protagonismo de la Iglesia se reflejó en el predominio de temas religiosos en pintura y escultura, tratados con realismo.

Mecenas y artistas

En el siglo XVII, la clientela del arte siguió siendo la tradicional: la Corona, la nobleza y el clero. La crisis afectó a su demanda:

  • La Corona, por su endeudamiento crónico y el estado ruinoso de la hacienda.
  • La nobleza, por la disminución de las rentas, se vio obligada a reducir el gasto en arte.

El número de religiosos aumentó, compensando la falta de mecenazgo regio o nobiliario con el encargo de nuevas fundaciones religiosas.

Los artistas seguían sometidos al sistema gremial. Su posición económica era modesta y su reconocimiento social más bien escaso. Solo escapaban a esta situación los arquitectos más afamados.

Análisis de la Fachada de San Pedro del Vaticano

Carlo Maderno y la intervención en la Basílica

Fachada de San Pedro del Vaticano, Carlo Maderno, Barroco italiano, siglo XVII:

  • Carácter religioso, construida en piedra travertina con fragmentos de granito, mármol y otros materiales.
  • Bajo el pontificado de Pablo V, Maderno gana el concurso para la conclusión de la Basílica. Su propuesta plantea dar más cabida a los fieles, transformando el proyecto de Miguel Ángel, de planta de cruz griega centralizada, en una planta de cruz latina longitudinal.
  • El concurso estuvo rodeado de debates sobre el problema entre la planta central y la basilical. Maderno intervino ejecutando el esquema basilical. Añadió la nave longitudinal como un recorrido introductor a la estructura centralizada preexistente y al gran vano de la cúpula.
  • El problema era más complicado en el exterior, porque la prolongación de la nave alejaba la cúpula de Miguel Ángel. La solución no podía alterar el concepto fundamental planteado por Miguel Ángel: la cúpula como elemento dominante y organizador del espacio. Por ello, la fachada se desarrolla en la medida de lo posible en horizontal y no en altura.
  • La fachada principal de la basílica tiene 115 metros de ancho y 46 metros de altura, y se articula a través de columnas corintias de orden gigante que enmarcan la entrada y el «Balcón de las Bendiciones», donde se anuncia a los fieles la elección del nuevo Papa. Sobre estas columnas se apoya un frontón con tímpano central, coronado por una balaustrada con 13 estatuas.
  • Destaca la sensación de volumen lograda con la articulación de los elementos que componen la fachada.

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