10 Sep
Bienio negro: 2º período de la 2ª República comprendido entre noviembre de 1933 y febrero de 1936. Fue calificado así por las izquierdas debido a las medidas revisionistas y conservadoras de derechas radicales, que paralizaron muchas de las leyes reformistas del 1er bienio.
Brigadas Internacionales: Unidades militares de voluntarios extranjeros que participaron en la Guerra Civil española. Formadas por brigadistas, procedentes de más de 50 países de Europa y América, organizados por los partidos de izquierda socialistas y comunistas de cada país.
CEDA: Confederación Española de Derechas Autónomas, coalición de partidos conservadores y católicos fundada en 1933 por Gil Robles. Contrarrevolucionaria y antimarxista, defensora de la religión, la familia y la propiedad, exigía la revisión de la Constitución de 1931. Formó parte del gobierno de la 2ª República con el Partido Radical entre 1934 y 1935.
FAI: Federación Anarquista Ibérica, fundada en 1927, fusionando la Unión Anarquista Portuguesa y la Federación Nacional de Grupos Anarquistas de España. Organizada en pequeños grupos revolucionarios radicales, desempeñó un importante papel en el movimiento obrero, a través de su presencia en el sindicato anarcosindicalista de la CNT, durante la 2ª República y la Guerra Civil.
Frente Popular: Coalición electoral creada en enero de 1936 por los principales partidos obreros y republicanos de izquierda. Tras vencer en las elecciones de febrero de 1936, sirvió de apoyo a la política reformista desarrollada por los gobiernos formados por la república de izquierda encabezados por Azaña y Casares Quiroga.
Legión Cóndor: Denominación de la fuerza de intervención alemana, con la que el Tercer Reich apoyó al bando sublevado franquista durante la Guerra Civil española. Fue clave y responsable de numerosos ataques a posiciones republicanas y sobre la población civil, destacando los bombardeos de Madrid, Guernica y Barcelona.
Pacto de San Sebastián: Acuerdo verbal en agosto de 1930, diversas personalidades representativas de partidos republicanos de diferentes tendencias, que se comprometían a establecer la república democrática y a reconocer la autonomía de Cataluña, Galicia y el País Vasco. Además, formaron un comité revolucionario para coordinar una sublevación con el fin de derrocar a la monarquía de Alfonso XIII.
Sanjurjada: Intento fracasado de golpe de Estado encabezado por Sanjurjo el 10 de agosto de 1932 en Sevilla, que contaba con el apoyo de militares, monárquicos y latifundistas andaluces. Fueron detenidos y condenados. Los socialistas y republicanos aproximaron posiciones, permitiendo la autonomía de Cataluña y la Ley de Reforma Agraria que intentaron impedir.
Películas: Dragon Rapide, Azaña, Mientras dura la guerra, La lengua de las mariposas, Morir en España.
La Guerra Civil no fue solo una lucha entre dos ejércitos, sino que, desgraciadamente, fue el contexto que propició actos de violencia, represión y terror de forma sistemática, especialmente en los primeros meses de guerra. Estos crímenes enmascararon venganzas personales, odio y rencor acumulados durante años. Al comienzo del conflicto, en ambos bandos se practicó la persecución indiscriminada e ilegal de todos los contrarios, que ofrecían resistencia o se mostraban partidarios y simpatizantes del enemigo.
En la zona republicana, la desintegración de las instituciones oficiales provocó actuaciones descontroladas de las milicias populares y de los sindicatos y fuerzas izquierdistas, plasmándose en una dura persecución de militares, eclesiásticos, políticos e intelectuales de derechas, empresarios y terratenientes considerados sospechosos de ser del bando sublevado. En ese caos se produjeron «paseos», siendo muchos de aquellos ejecutados sin juicio. Los fusilamientos en la cárcel Modelo, las matanzas masivas en Paracuellos del Jarama, las ejecuciones de personalidades políticas como Primo de Rivera y el feroz anticlericalismo constituyeron los episodios más sanguinarios de represión republicana.
En un intento de controlar la represión y evitar abusos y arbitrariedades, el gobierno republicano estableció los Tribunales Populares. Sin embargo, las ejecuciones incontroladas continuaron, alcanzando la cifra de 60,000 víctimas en la zona republicana. En la zona nacional, el número de víctimas aumentó debido a que iban controlando más territorio, y el número de prisioneros republicanos se incrementaba. Desde el golpe de Estado de 1936, el ejército sublevado inició una represión sistemática y violenta sobre todas las fuerzas opositoras, con la finalidad de crear un clima de terror institucionalizado. Fue una represión de Estado basada en leyes militares de excepción, mediante ejecuciones sumarísimas.
Los primeros en sufrir las consecuencias fueron las autoridades civiles y militares republicanas y las personas vinculadas al Frente Popular o con los partidos y organizaciones obreras. Después de la ocupación de un territorio, se procedía a la depuración y a la ejecución, realizada por miembros de Falange y los requetés carlistas. Los paseos y fusilamientos nocturnos se multiplicaron. En algunas ciudades, la represión fue muy sanguinaria. Tras la finalización de la guerra, los fusilamientos continuaron y muchos de los detenidos fueron condenados a trabajos forzados durante bastantes años. Finalmente, hay que incluir en este balance trágico de la guerra a los españoles que fueron represaliados, depurados, encarcelados, y los cientos de miles de exiliados tras la victoria franquista.
La Guerra Civil (1936-1939) es el hecho histórico más importante y trágico de España del siglo XX, con una profunda huella política, humana y cultural que llega hasta nuestros días. En este conflicto encontramos muchos de los problemas y tensiones sufridas por la sociedad española durante la etapa de la 2ª República (1931-1936). La guerra española hay que relacionarla con el difícil contexto internacional de la década de 1930. Fue un conflicto con un profundo peso ideológico, social y una guerra total que afectó a toda la sociedad española y trajo consecuencias en las décadas posteriores.
El golpe de Estado planificado por los conspiradores agrupados en torno a Mola se plasmaría en una sublevación militar contra el gobierno del Frente Popular a partir de los días 17 y 18 de julio de 1936. El bando republicano consideró que dicha sublevación era una rebelión militar contra la orden democrática legalmente establecida a través de unas elecciones ganadas por las izquierdas en febrero de 1936. El gobierno republicano rechazó cualquier tipo de disculpa o justificación en el sentido de que se estaba preparando una revolución comunista en el país.
En el día 1, el jurista y diputado Emilio González López denuncia la falta de previsión y la indecisión inicial por parte del presidente del Gobierno, Casares Quiroga, ante las primeras noticias del golpe militar, en un contexto de confusión, falta de información fiable y noticias contradictorias. El diputado coruñés reprocha el error de no desactivar de raíz los planes de los conspiradores y la inutilidad de las primeras medidas aprobadas desde Madrid. Desbordado por los acontecimientos y reacio a armar a las fuerzas obreras, Casares Quiroga presentaría su dimisión el mismo día 18 de julio. En los días siguientes, tras el fracaso de un gabinete de coalición, el día 19 Azaña designaría a Xosé Giral, tomándose medidas extraordinarias como entregar finalmente el armamento a los partidos y sindicatos obreros.
Por otra parte, se hace referencia a los principales apoyos y simpatizantes del golpe: las masas católicas, la gran burguesía y las fuerzas derechistas. Por el contrario, en el momento de la sublevación permanecieron fieles a la República las fuerzas y organizaciones de izquierdas, y también los anarquistas junto al resto de los partidos republicanos democráticos y de centro-izquierda, y los partidos nacionalistas interesados en asegurar el proceso autonómico. Sin embargo, dentro del bando republicano existían sectores que pensaban aprovechar la guerra para desarrollar una auténtica revolución.
Al no obtener éxito total con el golpe, y ante la perspectiva de una larga guerra civil, los sublevados organizaron en Burgos una Junta de Defensa Nacional. Sus objetivos eran gobernar el territorio controlado por los insurrectos, coordinar el esfuerzo militar y funcionar a modo de gobierno provisional. En el documento presente se recogen gran parte de las justificaciones de los sublevados contra el gobierno del Frente Popular en julio de 1936. Los sectores opuestos a las reformas de la 2ª República veían en peligro a España, para ellos sujeta a una revolución popular dirigida por comunistas, separatistas y anticlericales. Este temor a una revolución comunista o marxista que convirtiese a España en una República Soviética, lleva a los golpistas a presentarse como responsables de restaurar el orden público y defender a España de la amenaza marxista. Desde su óptica, la sublevación era un Alzamiento Nacional, una lucha de los verdaderos patriotas contra la antipatria, la chusma marxista y los rojos. Estas justificaciones servían de base para la propaganda instaurada por Franco hasta 1975.
Finalmente, el documento sirve para entender las conexiones internacionales de los dos bandos. Tuvo una gran repercusión en el contexto internacional del momento, por una parte, las fuerzas democráticas progresistas estuvieron a favor de la República, mientras que para los grupos más conservadores, el alzamiento franquista era un freno a la expansión del comunismo. Desde el golpe de Estado de 1936, el conflicto español tuvo inmediatas implicaciones internacionales. En 1936 se creó el Comité de No Intervención con el objetivo de limitar la guerra a España. Fue un fracaso total y perjudicó al gobierno republicano español. La ayuda no solo estuvo supeditada a intereses, sino que también a motivos económicos. El bando republicano contó con el apoyo de las democracias occidentales y de la URSS. También fueron importantes las Brigadas Internacionales. El bando sublevado contó con la ayuda de las potencias fascistas. Tanto Hitler como Mussolini apoyaron a Franco por motivos estratégicos, políticos e ideológicos. Hay que tener en cuenta que el modelo de Estado totalitario representado por los fascistas servía de inspiración para la España Nacional de Franco.
El 18 de julio ni los sublevados ni los republicanos tenían previsto que se desencadenase una guerra fratricida de 3 años de duración, sin embargo, el semiéxito del golpe de Estado produjo la división del país en 2 zonas vislumbradas por la polarización política y social. Finalmente, Franco instauraría una larga dictadura hasta su muerte.
La 2ª República española (1931-1936) fue una etapa breve pero muy intensa y agitada. Recibida con optimismo por una parte de la población, parecía el momento de solucionar los problemas de finales del siglo XIX. Hay que tener en cuenta que la nueva República provocó el temor y el rechazo de otro sector de la población, lo que fue aumentando la división y radicalización, hecho de un gran peso de la problemática del propio régimen y factor que llevó a la Guerra Civil.
En los estertores de la Dictablanda, la monarquía de Alfonso XIII pretendió volver al sistema de restauración anterior, convocando unas elecciones municipales el 12 de abril de 1931. El triunfo de las candidaturas republicano-socialistas en las capitales de provincias fue considerado desfavorable a la figura del rey y favorable a la República. El desprestigio por el papel de Alfonso XIII a lo largo de su reinado y la debilidad de los propios monárquicos facilitaron la llegada del régimen republicano. Dos días después, el 14 de abril, se proclamó la República. En Madrid, el almirante Aznar se hizo rápidamente con el poder interino. El rey decidió exiliarse. Mientras tanto, se puso en marcha el Gobierno provisional de la República, presidido por Alcalá-Zamora. Diego Martínez Barrio, en su discurso, hace alusión al complicado equilibrio de fuerzas políticas en el nuevo régimen, mientras que los republicanos históricos y los de nuevo cuño defendían un régimen republicano progresista y de centro o centro-izquierda, la facción más radical del PSOE consideraba a la República como un paso previo a un Estado proletariado.
El nuevo gobierno aprobó nuevas medidas y reformas con el objetivo de convocar elecciones generales a Cortes Constituyentes, que se celebraron en junio y ganó la izquierda, debido a la desorganización de la derecha tradicional. Con el nuevo gobierno comenzó el Bienio Reformista.
Azaña presidiría un Gobierno integrado por republicanos de izquierda y socialistas. Defendían un proyecto de transformación de España, que pretendía democratizar la política española, modernizar sus estructuras y mejorar el nivel de vida de las clases menos favorecidas. El objetivo principal de Azaña era solucionar los viejos problemas a los que hace referencia en su discurso, centrándose en 3 proyectos reformistas:
- Organización territorial del nuevo Estado republicano: Los republicanos eran favorables a cambiar el tradicional Estado centralista por una profunda descentralización, que recogiera la Constitución de 1931 y que permitiera la creación de la Generalitat.
- Reforma Agraria: Con el fin de mejorar la situación del campo español y solucionar el problema de los jornaleros. Fue lento y complejo, recogiendo en la Constitución de 1931 la posibilidad de expropiaciones por causas de interés público, aprobando en 1932 la Ley de Bases de Reforma Agraria. Los resultados fueron frustrantes, causando tensiones sociales y políticas.
- Cuestión religiosa: La nueva República limita y reduce la influencia de la Iglesia. Se estableció un Estado laico, recogiendo en la Constitución de 1931 la aconfesionalidad del Estado, la libertad de cultos, la supresión del presupuesto del clero, etc. Esta política provocó el rechazo de la jerarquía eclesiástica y de las derechas católicas, aumentando las tensiones al aprobar la Ley de Congregaciones en 1933. El programa de Azaña afectaba a los grupos de poder tradicionales, originando una fuerte oposición. Por otra parte, la lentitud de los cambios ocasionó una conflictividad con los grupos revolucionarios, creando un conflicto en el país a lo largo del período y debilitando el gobierno de Azaña.
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