13 Jun

El tiempo

La narración se sitúa en un período convulsivo entre 1917 y 1919. El narrador cuenta los sucesos diez años después, en 1927, un ejercicio de memoria que justifica el desorden temporal del argumento. Así se crea el suspense mezclando el presente, el pasado y el futuro. Los interrogatorios del juicio ocurren en 1927. El marco histórico de la novela se extiende desde los años finales de la Primera Guerra Mundial, 1917 a 1919, hasta el momento en que Javier Miranda, emigrado a Estados Unidos, cree que ha pasado suficiente tiempo para reclamar el seguro de vida que contrató Lepprince. Después de su partida se entera, por carta de Cortabanyes, de algunos hechos como la muerte de Doloretas, sucedida en 1920. En cuanto al orden en que se cuenta, en la segunda parte se sigue un cierto orden cronológico, pero, sobre todo, en la primera parte hay frecuentes analepsis o vueltas atrás para aclarar. La obra se convierte en un auténtico rompecabezas temporal.

El espacio

Se trata de una novela urbana centrada en la Barcelona de principios de siglo. Sólo en cuatro momentos se produce un cambio de geografía. Presenta una ciudad caracterizada por el contraste entre el lujo insolente de la burguesía y la miseria infrahumana del proletariado industrial. En la novela aparecen los grandes edificios de las clases económicamente poderosas: la casa de los Savolta, el teatro Liceo, el Casino del Tibidabo. Pero también aparece el otro extremo de la escala social: tabernas cutres, cabarets nocturnos de poca categoría, pensiones sucias, casas de citas, etc. Destacan algunas descripciones de ambientes: el cabaret, el salón de baile popular, la casa de Pajarito de Soto, el Barrio Chino; y, en contraste, la elegancia de la casa de Lepprince o el balneario.

La estructura

La novela se compone de dos partes, divididas respectivamente en cinco y diez capítulos. La novela recoge los recuerdos del protagonista surgidos con ocasión de un pleito judicial muy posterior a los hechos recordados (1927). Así la obra se presenta como una “novela enigma”, estructura claramente emparentada con la novela policíaca. Pueden distinguirse tres partes o bloques de capítulos de complejidad decreciente:

  • Primera parte: capítulos I-V: Se plantean los acontecimientos decisivos: muertes confusas de Savolta, Pajarito y Claudedeu. Presentan la máxima complejidad técnica. Son diversas las técnicas de narración utilizadas:
    • Mezcla de materiales heterogéneos. Estos materiales se presentan entrelazados con los recuerdos del protagonista, así se justifica el desorden cronológico.
    • Fragmentarismo: un mismo documento se nos ofrece separado en varias secuencias, a retazos dispersos, y entremezclado con otros documentos.
    • Desorden temporal: el narrador cuenta los sucesos diez años después de que hayan ocurrido, son constantes los saltos en el tiempo.
    • Perspectivismo: se mezclan diferentes puntos de vista.
    • Presentación abrupta –sin aclaración previa- de personajes o hechos.
  • Segunda parte: Capítulos I-V de la 2ª parte: ofrecen menor complejidad. Sin embargo, se siguen alternando varias líneas narrativas y se conserva el desorden cronológico. El relato va saltando libremente de una época a otra. Se nos cuenta el ascenso social de Lepprince y el matrimonio de Miranda con María Coral. En los capítulos restantes, la trama se desarrolla de forma lineal: Capítulos VI-X de la 2ª parte: se desarrolla con la máxima sencillez: hay un solo hilo argumental. Se aclaran los aspectos oscuros de la trama y Javier Miranda se da cuenta de cómo él también ha sido utilizado por Lepprince. Hacia el final, el comisario Vázquez hace un resumen de los hechos. Frente a la complejidad técnica de la primera parte, en los últimos capítulos, encontramos un relato ágil y de ritmo rápido. En resumen, la novela supone un gradual deslizamiento desde las formas narrativas más complejas de la narrativa actual hasta viejas formas de contar.

El punto de vista de la narración

La novela le otorga gran importancia a la posición del narrador, el punto de vista y a las personas narrativas. Parte de la obra aparece escrita en 1ª persona. Hay pasajes contados en 3ª persona. Por otra parte, los materiales de tipo documental introducen “otros puntos de vista”. Así los hechos aparecen iluminados desde diversos enfoques: perspectivismo. Javier Miranda recuerda una serie de acontecimientos en los que se vio implicado y que giraron en torno a un núcleo determinado: la fábrica de armas de Savolta. Este narrador en primera persona es un narrador limitado, ya que sólo conoce parte de los hechos e ignora una porción fundamental de lo sucedido. Además de este narrador en primera persona, existe otro que narra en tercera persona. Es un narrador omnisciente. Sabe todo lo que sucede e incluso entra a explicar los pensamientos de los personajes y sus deseos más profundos. Sin embargo, ello es, a veces, engañoso. El tercer punto de vista adopta las formas de los documentos que sirven de prueba en la acción judicial, que pretende aclarar lo sucedido; la mayor parte aparecen narrados en 1ª persona introduciendo el punto de vista del personaje que lo escribe. Se narra, pues, desde una perspectiva múltiple y utilizando la técnica del “contrapunto”. Se salta de una secuencia a otra, de un punto de vista a otro, y no siempre se respeta el orden lineal. Por último, hay secuencias que recogen las notas taquigráficas con la declaración de Javier Miranda en el juicio en las que no hay narrador; se trata de una reproducción literal del diálogo.

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