28 Jun
Etapas Literarias de Carmen Martín Gaite
1. Narrativa Anterior a 1970: Realismo Objetivo y Testimonial
Esta etapa se caracteriza por el realismo objetivo y la renovación formal. El narrador se sitúa como un testigo de lo que ve y el lector debe llegar a sus propias conclusiones. Las novelas describen el vacío y la esterilidad de la sociedad contemporánea. A esta etapa pertenecen:
- Entre visillos (Premio Nadal 1957)
- Ritmo lento
- Colecciones de cuentos: El balneario y Las ataduras
2. Narrativa Anterior a 1990: Búsqueda del Interlocutor y Experimentación
En esta etapa, el tema fundamental es la búsqueda de interlocutor. La autora recurre a su memoria para reconstruir su pasado inmediato y experimenta con las técnicas narrativas. Destacan:
- Retahílas
- Fragmentos de interior
- El cuarto de atrás (Premio Nacional de Literatura), donde recupera la memoria a través de la autobiografía.
También escribe dos relatos para niños en esta época.
3. Narrativa Posterior a 1990: Reconocimiento y Consolidación
Esta etapa es la más reconocida por los lectores. Se caracteriza por dos aspectos fundamentales:
- Acercamiento a la literatura fantástica e infantil.
- Profundización en la vida de los personajes, que buscan reconstruir y encontrar sentido a sus vidas.
Obras destacadas:
- Caperucita en Manhattan
- La reina de las nieves
- Nubosidad variable
- Lo raro es vivir
- Irse de casa
- Los parentescos
Generación del 50 y Realismo Social
Carmen Martín Gaite pertenece a la Generación del 50, marcada por la experiencia de la guerra durante su infancia. Estos jóvenes universitarios participaban en protestas estudiantiles, tomaban consciencia de las injusticias sociales, leían autores extranjeros, viajaban y buscaban reflejar los cambios sociales y económicos de España.
Características del Realismo Social de los Años 50:
- Limitación del narrador: Actúa como testigo de la situación.
- Protagonismo de la situación y el contexto: Más que de los personajes.
- Condensación espacio-temporal: La acción se desarrolla en un breve periodo de tiempo.
Las novelas de los años 50 se caracterizan por un realismo objetivista, donde un narrador externo presenta situaciones socialmente relevantes para que el lector tome conciencia. En sus primeras obras, Martín Gaite se enmarca en este realismo social con argumentos esquemáticos, técnicas narrativas simples y personajes planos. Esta narrativa, influenciada por el cine neorrealista italiano, emplea el enfoque objetivista y la presentación directa de la realidad, prescindiendo del narrador omnisciente. Los protagonistas enfrentan problemas colectivos. La limitación de esta fórmula y su excesivo simplismo llevaron a muchos autores a experimentar con formas más complejas, enfocando la narrativa hacia un ambiente más externo, sin juicios del autor.
Análisis de Entre Visillos
Juego de Narradores y Punto de Vista
Un elemento novedoso de Entre visillos es el tratamiento del narrador. El peso del relato, donde apenas sucede algo, recae en el uso del punto de vista y la focalización narrativa. Tres narradores garantizan la objetividad y subjetividad del relato, mostrando la cotidianidad y rutina de la juventud de provincias y cómo la falta de acontecimientos es experimentada por ellos. La narración alterna entre un punto de vista externo e interno:
- Narrador externo: Registra la historia a través de diálogos y conversaciones (9 de 18 capítulos). Utiliza el estilo directo y el estilo indirecto libre para evitar que transciendan las opiniones del narrador (técnica del realismo objetivo).
- Narradores internos: Dos personajes relatan la historia en primera persona. Pablo Klein (7 capítulos) ofrece una mirada objetiva y casi testimonial. Natalia (3 capítulos) cobra importancia en la segunda parte, cuando el lector ya tiene una visión panorámica de la vida provinciana.
Búsqueda del Interlocutor
Los personajes narradores hablan para sí mismos, sin llegar a comunicarse entre ellos. Natalia no puede mantener una conversación profunda con Pablo por las convenciones sociales (profesor-alumna, diferencia de edad, sexo). Tampoco puede comunicarse con su padre, y las circunstancias de sus amistades, el futuro de Gertru y el rechazo de Alicia por su clase social, subrayan su falta de interlocutor. El lector se convierte en el destinatario de esas conversaciones, llenando los silencios. Es el interlocutor buscado por Martín Gaite, que se incorpora a la técnica narrativa en novelas posteriores y en su ensayo La búsqueda del interlocutor.
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