04 Jul
El texto que se presenta pertenece al cuarto capítulo de “Crónica de una muerte anunciada” (1981) del colombiano Gabriel García Márquez (1928-2014). Dicho autor, en sus inicios, fue periodista en su país natal, aunque no tardaría en publicar su primera obra, “La hojarasca”, en 1955. Este autor también escribió obras como “El Coronel no tiene quién le escriba” (1961) o “Cien años de Soledad” (1957), obra cumbre en la carrera literaria de dicho autor. También destaca por “Crónica de una Muerte Anunciada” (1981). Este escritor colombiano alcanza su reconocimiento internacional al ganar el Premio Nobel de Literatura en 1982. Sus últimas obras fueron “Vivir para contarlo” y “Memorias de mis putas tristes”. Márquez es uno de los autores más representativos de la época en la que se encuentra, denominada “Boom de los años 60 en la literatura hispanoamericana”, conocido por el uso del realismo mágico, donde se mezcla lo real con lo mágico en una perfecta armonía, como vemos en el ejemplo de “virgen solo para él”. También está presente la muerte como algo cotidiano, como vemos en el transcurso de la historia. Al final de la obra, en una de las cartas que Ángela manda a Bayardo, también se puede distinguir la visión del cuerpo y del sexo de una manera más libre. En esta obra también se destacan nuevas técnicas narrativas como la ruptura temporal, presente en el uso de flashbacks continuos, o las distintas perspectivas narrativas con el uso de tres tipos diferentes de narradores, o el lenguaje culto cuando la historia es contada por un autor omnisciente o el lenguaje popular cuando los personajes interactúan entre sí.
Los temas centrales de la obra se centran en un destino trágico, en este caso de Santiago Nasar con su muerte, la fatalidad presente con la violencia de los hermanos gemelos y una educación sexista donde impera el machismo y la lucha por el honor, presente en el asesinato cometido debido a una limpia del mismo.
La obra cuenta el asesinato de Santiago Nasar por cuestión de honor al ser supuestamente la relación anterior al matrimonio de Ángela con Bayardo; este, al darse cuenta, la devuelve. Todo el pueblo sabía que el crimen iba a ocurrir, pero nadie supo cómo evitarlo. Ángela, tras ocurrir esto, huye del pueblo y estaría durante muchos años esperando la respuesta de Bayardo a sus cartas una vez el matrimonio concluyó. En este fragmento se narra el amor obsesivo que Ángela tiene hacia Bayardo y cómo es capaz de insistir por este amor durante diecisiete años. A su vez, la indiferencia que Bayardo muestra hacia ella durante este tiempo y cómo cuando vuelve, este demuestra su poderío sin importarle lo que pensara ella acerca de él.
Análisis Literario del Fragmento
Este texto es literario puesto que se usa un lenguaje literario cuya finalidad es estética para intentar captar el interés del lector. Esta obra es una novela narrativa ya que está escrita en prosa y contiene un relato sobre un acontecimiento ficticio, como sería la historia a través de las cartas entre Ángela y Bayardo, desplazado en el tiempo, como se demuestra al haber transcurrido diecisiete años desde la muerte de Santiago, y en un espacio determinado, como se menciona cuando se refieren a la zona del Caribe, y en específico a cualquier pueblo de un país latinoamericano del siglo pasado. A su vez, cuenta con un desarrollo de personajes y un argumento complejo. Entre las características de estos fragmentos podemos destacar la presencia de tres diferentes tipos de narradores:
- Podemos encontrar un narrador omnisciente a lo largo del fragmento, ya que lo sabe todo acerca de la historia y de los pensamientos de los personajes.
- También se encuentra un narrador testigo con la presencia de palabras dichas por el autor como “me dijo”.
- A su vez, un narrador personaje también aparece puesto que se denota su presencia en la historia, como por ejemplo cuando habla con la madre de Ángela: “Se me revolvían las tripas”.
Personajes
En este fragmento se desarrollan también dos personajes:
- Ángela: es un personaje redondo, ya que en el texto se encuentra marcada su evolución al mencionar las posturas que tomó al mandar las cartas o cómo cambió durante este tiempo: “Se volvió lúcida,…”.
- Bayardo: un personaje plano, puesto que a lo largo del fragmento y de la obra no evoluciona, solo su físico como se le describe (viejo, clavo,…). Él es el claro ejemplo de la cultura machista de esta época con sus actitudes e indiferencia hacia Ángela.
Tiempo y Espacio
En cuanto al tiempo, existe un tiempo interno y externo. Respecto al tiempo interno, es impreciso puesto que se denota una pérdida de conciencia del tiempo como encontramos en este fragmento en frases como “del año décimo”, “un día de agosto”, etc. Respecto al tiempo externo, la historia se puede ambientar en la década de los años 60, marcado por la situación social y cultural imperante durante la obra. En cuanto al espacio, también se halla uno interno y externo. En el espacio interno, destaca el pueblo latinoamericano y la casa a la que se muda Ángela después de su huida; por otro lado, en el externo, se puede decir que representa a cualquier pueblo hispanoamericano y, en este caso, un pueblo colombiano, bastante diferenciado por rasgos culturales como la educación machista o la lucha del honor, bastante importante en estos lugares.
Recursos Literarios
El autor utiliza muchos recursos literarios, como las antítesis: “amor-odio” o “rencor-feliz” presentes en el texto, en el que se contrapone una idea con otra cuyo significado es el contrario. A su vez, hay metáforas también, como por ejemplo, “brasas de su fiebre”, referidas al sentimiento de Ángela respecto a Bayardo. La hipérbole también aparece en ejemplos como “se me revolvían las tripas”, puesto que exagera dicho sentimiento, o las personificaciones aparecidas en torno a las cartas enviadas por Ángela; a su vez, las cartas forman una enumeración metafórica puesto que acumula palabras que conforman metáforas presentes cuando se mencionan los tipos de cartas que se envían. Los epítetos, a su vez, hacen presencia en el texto como, por ejemplo, “enfermedad cruel”, o la anáfora mencionada cuando “seis veces cambiaron la empleada del correo y seis veces consiguió su complicidad”. Por último, la superstición se hace notar como, por ejemplo, cuando se hace referencia a que Ángela visiona a Bayardo desnudo. A pesar del registro culto de la obra, los vulgarismos también aparecen como “Carajo” o “Verga Africana”. También se encuentran campos semánticos como el de la obsesión amorosa (brasa, amor,…) o el de papeles femeninos (cónyuge, amante,…).
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