04 Oct
El Matrimonio Arnolfini
National Gallery de Londres. Esta obra maestra de Jan van Eyck presenta a la pareja en el momento de contraer matrimonio. Están retratados en primer plano, en una estancia con suelo de madera, iluminada por una ventana. A sus pies aparece un perro y, en un segundo plano, puede observarse una alfombra y el dosel de una cama. La pintura pretendía mostrar su riqueza a través de la ropa que llevaban, además de servir como propaganda de la moda y el tipo de trajes que se llevaban en la época.
La señora Arnolfini: Parece manifestar que se encuentra embarazada, aunque muchos historiadores defienden que está sosteniendo el vestido. Los dos pares de zuecos: Relacionan a los esposos con el hogar y, al ir descalzos, aluden a una idea de fertilidad. Presencia de colores: El verde alude a la fertilidad y el rojo a la pasión. El perro: Alude a la idea de fidelidad dentro del matrimonio. La lámpara: Es una clara referencia a Jesucristo y representa la llama del amor, que puede consumirse. El espejo: Muestra la escena de la habitación desde una perspectiva inversa; se aprecia la parte trasera de la pareja y la presencia de otras dos personas, las cuales podrían asistir como testigos a la ceremonia. El espejo, por tanto, hace referencia a un enlace matrimonial en presencia de testigos.
En el cabecero de la cama, aparece Santa Margarita (patrona de los partos) o Santa Marta (patrona del hogar).
Sobre las manos de la pareja aparece una gárgola en actitud sonriente. Algunos autores consideran que este elemento es básico para comprender el significado del cuadro: un exorcismo mediante el que se pretende alejar el mal que atenaza a la pareja: la falta de descendencia.
Cuestiones Simbólicas y Arquitectónicas del Gótico
El gótico trajo consigo una modificación en la valoración de la imagen, una preocupación por la muerte y la influencia del ascenso de la burguesía en el arte. Se observa una nueva espiritualidad, donde no hay dualismo, sino que se busca representar la unidad con lo divino. Surgen nuevos temas e iconografía. Dios hecho hombre, el Cristo triunfante, es sustituido por un Jesucristo que sufre en la cruz, representado con un mayor naturalismo. El camino hacia el altar se hace velozmente perspéctico y convergente. Las vidrieras del gótico sustituyen a los muros vivamente coloreados de la arquitectura románica. El gótico tiene el estilo de una arquitectura transparente y diáfana. Ningún segmento del espacio interior podía permanecer en la oscuridad, sin ser definido por la luz. Para los siglos XII y XIII, la luz era el bien, en contraposición a la oscuridad (mal).
La “Jerusalén Celeste”: Representa el segundo paraíso, el Cielo mismo, a través de una imagen poética y metafórica del templo como cielo. Es poesía en piedra, que transmite el espíritu a través de un objeto. La luz filtrada por las vidrieras crea el aspecto sensible de esta espacialidad sacra y celeste. La vidriera es el origen de la luz policromada, como si fueran piedras preciosas con luz propia.
Las paredes luminosas “desmaterializan el muro” (organismo vivo y espiritual en un tejido, membrana traslúcida que recorre el templo) y destaca lo vano sobre el muro.
Las piedras preciosas delimitan herméticamente el recinto gracias al arbotante (cuerpo del claristorio-vidriera).
Características Arquitectónicas del Gótico
- Arco apuntado: Más seguro y esbelto que el de medio punto, disminuye los empujes verticales.
- Bóveda de crucería: Formada por dos arcos apuntados cruzados en diagonal, que reciben el peso de la bóveda, haciéndola más ligera.
- Arbotantes: Soporte exterior, un arco de descarga que se apoya en la bóveda de crucería y transmite el peso al contrafuerte.
- Contrafuertes: Macizos y gruesos.
- Pilar: Soporte interior que recibe las cargas verticales de las bóvedas, cada vez más finas hasta convertirse en baquetones.
- Muros: Sustituidos por vidrieras, con torres a los lados y portal en medio.
- Rosetones: Dan luz al interior y aligeran el espesor de la pared.
El muro da la impresión de ser poroso, permitiendo que la luz se filtre a través de él.
La Virgen Blanca de Toledo
La Virgen Blanca de Toledo refleja una nueva sensibilidad religiosa. Utiliza el tema de la Virgen como Teotoko. Es hierática, inexpresiva, se aleja de cualquier naturalismo y es ajena a los sentimientos humanos. Es una escultura exenta realizada en alabastro policromado, de estilo gótico (siglo XIII-XV). Su autor es anónimo y es de influencia francesa. Se encuentra en el coro de la Catedral de Toledo.
Representa a la Virgen de pie con el Niño cogido con el brazo izquierdo. Ambos establecen una comunicación con gestos sonrientes. En la madre se aprecia una sonrisa arcaica; su hijo le lleva su mano derecha en una caricia hacia la barbilla de su madre. El cuerpo de la Virgen muestra naturalidad y un ligero contraposto que rompe el hieratismo de épocas anteriores. La madre y el hijo se dirigen mutuamente las miradas, poniendo fin a la ley de la frontalidad. Se observa el deseo de representar los cuerpos de manera proporcionada y una búsqueda de la belleza ideal, tanto en los rasgos de la Virgen como en los del Niño. Este naturalismo en la representación también es visible en el tratamiento de los plegados.
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