11 Nov
Romancero Viejo
Origen y Contexto
El Romancero Viejo surge a finales de la Edad Media, a partir del siglo XV, y cobra mayor relevancia en el siglo XVI. Se difundió a través de cancioneros manuscritos e impresos, colecciones exclusivas de romances (denominadas romanceros) y pliegos sueltos (cuadernillos de bajo costo). Presenta una doble condición: su origen oral y popular, y su posterior recopilación para un público burgués e incluso cortesano en los albores del Renacimiento, dando lugar al Romancero Nuevo.
El Romancero oral moderno perdura desde el siglo XIX hasta la actualidad en la Península Ibérica, Canarias, Hispanoamérica y comunidades sefardíes.
Origen de los Romances
Los romances, poemas épicos de dieciséis sílabas, justificarían la forma octosílaba de los romances.
Características Estructurales y Formales
Los recursos formales más comunes son las repeticiones, enumeraciones, antítesis, alternancia de tiempos verbales, fórmulas y epítetos épicos, lenguaje arcaizante, actualización de la acción mediante el adverbio «ya» o el presente histórico, llamadas al oyente, diálogos frecuentes, sencillez sintáctica y ausencia de símiles y metáforas complejas. Se caracterizan por su aparente claridad y sencillez, lo que no implica falta de expresión elaborada. La supuesta ausencia de artificio no es más que la falta de adornos retóricos de la literatura culta. Su poder expresivo y dramático se logra mediante la concentración, concisión, comprensión estilística y sugerencia emocional.
El fragmentarismo es una característica clave: la acción inicia o termina abruptamente, con comienzos in media res y finales truncados. Son estructuras narrativas abiertas con variedad temática, lo que facilita la innovación en su transmisión oral.
Sentido de los Romances: Visión del Mundo
Los romances muestran una gran capacidad adaptativa. El narrador es objetivo e impersonal, con falta de didactismo y referencias religiosas. Abundan las preguntas y respuestas dramáticas en los diálogos, con frecuentes finales trágicos. Los héroes se enfrentan a una vida conflictiva, solos en un entorno hostil. Intentan interpretar los símbolos, buscan compañía y se encaminan hacia un destino trágico o de frustración. El fragmentarismo y la preferencia por versiones breves acentúan la impresión de protagonistas con un destino incierto.
Temáticamente, se clasifican en romances épico, fronterizos y moriscos.
La Celestina
Texto y Autor
En 1499 se publica anónimamente La Comedia de Calisto y Melibea, con 16 actos. En 1502 se imprime con el título Tragicomedia de Calisto y Melibea.
Fernando de Rojas nació en La Puebla de Montalbán hacia 1475, en una familia de judíos conversos. Se estableció en Talavera de la Reina en 1507, donde fue alcalde. Se casó con una mujer también de familia conversa.
Género y Estilo
La Celestina es una obra dialogada de considerable extensión, lo que ha generado debate sobre su género: obra de teatro o novela dialogada.
No existe narrador; los personajes hablan directamente, y sus palabras crean la realidad que los rodea, ordenando el espacio y el tiempo. La obra no estaría destinada a la representación pública, sino a la lectura colectiva.
Se relaciona con el género dramático por sus modelos literarios: la comedia romana y la comedia humanística italiana. Los defensores de su adscripción al género novelístico argumentan que el libre tratamiento del espacio y el tiempo, las escenas no dramáticas y el diseño de los personajes con cierta evolución psicológica e individualismo son rasgos más propios de la novela. A esto se suma el carácter irrepresentable del texto.
El lenguaje y estilo combinan la lengua culta y erudita con la lengua popular. La culta abunda en latinismos, frases largas, verbos al final de la oración, sentencias cultas y citas clásicas. La popular es viva y rápida, con refranes, frases cortas, expresiones coloquiales, chistes e insultos. Ambas lenguas se enfrentan explícitamente en ocasiones.
Contenido e Intención del Autor
Nihilismo.
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