15 Ago

Análisis del Texto Narrativo

Niveles de análisis del texto narrativo

En el análisis de un texto narrativo deben considerarse dos niveles: el de la historia y el del discurso.

1) Historia

Consiste en una sucesión de acciones que siguen un orden causal y cronológico realizadas por unos personajes, en un tiempo y espacio determinados.

2) Discurso

Es la manera como se cuenta la historia, y puede respetar o no el tiempo de la historia.

Análisis De La Historia

El análisis de la historia comprende la caracterización de sus cuatro elementos: las acciones, los personajes, el tiempo y el espacio. Según su papel en la historia, los personajes pueden ser protagonistas o secundarios. Los protagonistas realizan una serie de acciones para conseguir determinados objetivos. En esas acciones intervienen otros personajes que funcionan como aliados o como adversarios. El espacio condiciona siempre las acciones de los personajes. El tiempo puede abarcar desde unas pocas horas, incluso minutos hasta muchos años.

Análisis Del Discurso

En el discurso, el orden temporal o cronológico del relato puede verse alterado por tres tipos de distorsiones: comienzo in medias res (en medio de la acción), analepsis (evocación de momentos anteriores), o prolepsis (anticipación de acontecimientos posteriores al tiempo de la historia).

1) Tiempo de la historia y tiempo del discurso

El tiempo de la historia puede tener una duración diferente de la del tiempo que se dedica a contarlos. Esta circunstancia imprime cambios en el ritmo de la narración.

2) Narrador y perspectiva

El narrador puede relatar los hechos en primera persona (narrador personaje, incluso narrador protagonista) o en tercera persona (narrador testigo de los acontecimientos). El grado de conocimiento de los hechos por parte del narrador determina la perspectiva o punto de vista adoptado, que puede cambiar a lo largo del relato.

El Drama

El drama reúne textos que se crean para ser representados; por tanto, hablar de drama implica hablar de la representación de un texto en un espacio teatral.

Los textos dramáticos comparten las siguientes características:

  1. Desarrollan una historia que se presenta directamente a través de las palabras y/o de las acciones de los personajes.
  2. La forma de comunicación verbal relevante es el diálogo.
  3. Aunque los textos teatrales pueden ser leídos, su emisión y recepción son esencialmente colectivas (una compañía teatral y un público).

Texto dramático y representación

Definición

En el texto dramático se distinguen el texto principal, formado por las palabras de los personajes, y el texto secundario, constituido por las acotaciones.

El texto principal puede adoptar diversas formas:

  1. Diálogo. Corresponde al intercambio verbal entre los personajes y en él se produce la reversibilidad del proceso comunicativo, pues estos actúan alternativamente como emisores y receptores.
  2. Monólogo. Estas intervenciones presentan una extensión considerable y en ellas no existe intercambio verbal, pues el discurso del personaje no se dirige a ningún interlocutor, sino a sí mismo. Cuando el personaje medita sobre su situación, revelándosela al espectador, se denomina soliloquio.
  3. Aparte. Se trata de intervenciones breves, muchas veces cómicas, que un personaje formula en escena de modo que no lo oiga su interlocutor, pero sí el público (y en ocasiones otros personajes).

Las acotaciones ofrecen instrucciones sobre los aspectos no verbales de la puesta en escena. La representación de una obra teatral implica la existencia de un doble tipo de comunicación: la que se establece entre los personajes de la ficción representada en escena y la que se da entre los actores y el público.

Estructura Social – Edad Media

La característica fundamental de los pueblos cristianos fue la organización en reinos. El poder real tenía carácter divino (era rey «por la gracia de Dios», por lo que resistirse al monarca implicaba resistirse a Dios).

La sociedad medieval se hallaba sumamente jerarquizada, lo que se evidencia en las grandes diferencias existentes entre los grupos sociales.

  1. Nobleza

    Dedicada a las tareas de guerra, constituía el grupo social dominante y disfrutaba de grandes privilegios. Entre los nobles, existían también grupos diferentes:

    1. Ricoshombres, dueños de extensos territorios y con cargos en la corte.
    2. Infanzones, nobles de linaje, sin el poder político y económico de los anteriores.
    3. Caballeros villanos, que podían costearse un caballo para participar en la guerra.
  2. Clero

    La función de este grupo, también privilegiado, consistía en administrar los sacramentos y predicar la doctrina cristiana. Los grandes dignatarios poseían vastos dominios y ocupaban altos cargos, pero el bajo clero, pese a sus privilegios, se hallaba más próximo a los sectores populares.

  3. Burguesía

    La constituían los artesanos y comerciantes que habitaban los burgos (ciudades).

  4. Campesinado

    Encargado de cultivar la tierra, constituía un grupo heterogéneo carente de privilegios.

  5. Marginados

    Debido a la vejez, enfermedad o viudedad (en las mujeres), existían grupos de mendigos.

El mester de clerecía

El mester de clerecía (expresión equivalente a «oficio de clérigos») surge en el siglo XIII:

  1. Son textos narrativos, de carácter religioso o heroico, aunque algunas piezas menores ofrecen un tono predominantemente lírico.
  2. Tienen intención moral o didáctica.
  3. Sus autores manifiestan su erudición, aludiendo a las fuentes escritas de las que parten.

Obras anónimas del siglo XIII

Un grupo de obras del mester de clerecía son anónimas. Entre ellas destacan el Libro de Alexandre, cuyo héroe es Alejandro Magno; el Libro de Apolonio.

Gonzalo de Berceo

Vida

(h. 1196-h. 1264). Nació en Berceo (La Rioja) y debió de pasar mucho tiempo de su vida en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla (en la imagen) como sacerdote o clérigo secular. Entre 1222 y 1227 estudió en la Universidad de Palencia, donde obtuvo el título de maestro.

Gonzalo de Berceo, primer poeta castellano, abandonó el anonimato propio de la épica y proclamó orgulloso su nombre: Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado.

Los poemas de Berceo se dirigen a monjes, sacerdotes y novicios, quienes transmitían la enseñanza de la doctrina cristiana a sus fieles por medio de la predicación en lengua vernácula.

En la producción berciana se distinguen tres tipos de obras:

  1. Obras hagiográficas. Vida de san Millán de la Cogolla, Vida de santo Domingo de Silos, Vida de santa Oria y Martirio de san Lorenzo.
  2. Obras marianas. Loores de Nuestra Señora, Duelo que fizo la Virgen y Milagros de Nuestra Señora.
  3. Obra doctrinal. El sacrificio de la misa.

El Renacimiento

Se desarrolló en Italia entre los siglos XIV y XVI y se difundió por otros países europeos. El Renacimiento no llegó a afianzarse plenamente hasta los reinados de Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598). En España, el siglo XVI está marcado por la estabilidad política, la paz interior (salvo disturbios localizados) y la abundancia del oro y plata de América. España se erigió en potencia mundial.

Reinado de Carlos I, quien en 1519 fue nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlos I abdicó en favor de su hijo, Felipe II, que fue coronado rey. El nuevo monarca heredó un Estado empobrecido, que llegaría a la quiebra. La sociedad seguía siendo estamental, con una nobleza que gozaba de prestigio, de influencia y de privilegios. Los nobles preferían invertir en la tierra y vivir de las rentas, y despreciaban el trabajo manual y las actividades mecánicas.

Reforma y Contrarreforma

En el siglo XVI se produjo en Europa un movimiento de renovación espiritual entre cuyas manifestaciones se incluye la Reforma, que dio lugar al protestantismo. En 1517, el fraile y teólogo alemán Martín Lutero expuso sus 95 tesis en las que cuestionaba el alcance de las indulgencias papales y exhortaba a la Iglesia a retornar a las enseñanzas de la Biblia.

Gracias a la imprenta, esas tesis se propagaron por Alemania y el resto de Europa, originando la Reforma protestante. Este movimiento acentuaba la experiencia religiosa individual, la búsqueda de Dios por el amor y los valores evangélicos, en oposición al ritual externo y a la sumisión a las autoridades de la Iglesia católica.

El iluminismo o el protestantismo, que compartían la religiosidad interior y la libre interpretación de la Biblia en España fueron las de Erasmo de Rotterdam, que defendía una religiosidad interior, la reforma del clero y el regreso a la Biblia.

En respuesta a la Reforma, la Iglesia católica organizó la Contrarreforma y convocó el Concilio de Trento (1545), que fijó los principios del catolicismo y estableció las medidas de renovación.

La reforma de las órdenes religiosas (como los carmelitas) y la creación de la Compañía de Jesús.

En 1559, la Inquisición publicó el Índice de libros prohibidos (incluía obras protestantes, libros de Erasmo, literatura espiritual, obras de teatro, el Lazarillo), y a los españoles les fue prohibido estudiar en universidades extranjeras.

Humanismo y Renacimiento en España

En España destaca la labor del cardenal Cisneros, que promovió la edición de la Biblia políglota complutense (en hebreo, arameo, griego y latín) y fundó la Universidad de Alcalá de Henares.

Junto al humanismo, cabe mencionar la reivindicación y estudio de la lengua nacional. El español se impuso en la literatura y la ciencia, y se tradujeron obras latinas. Elio Antonio de Nebrija publicó la Gramática de la lengua castellana, y Juan de Valdés, el Diálogo de la lengua.

Durante el Renacimiento se produjo un resurgir del ideal caballeresco que favoreció la aparición del ideal de cortesano: el poeta que participa en campañas militares y misiones diplomáticas.

El prototipo de caballero renacentista -hombre culto, noble, militar y poeta, encarnado principalmente en España en la figura de Garcilaso de la Vega- fue retratado por Baltasar de Castiglione en El cortesano.

La lírica renacentista

Uno de sus máximos exponentes, Francesco Petrarca, influyó en poetas españoles del siglo XV como el marqués de Santillana, Juan de Mena y, posteriormente, en Juan Boscán y Garcilaso de la Vega. Petrarca consiguió armonizar la herencia de la lírica culta provenzal con la literatura clásica.

Aspectos formales

La poesía italiana aportó dos innovaciones rítmicas: el endecasílabo y el encabalgamiento, que otorgaban una sonoridad más suave.

Juan Boscán y Garcilaso de la Vega

Incorporó estrofas y tipos de composiciones habituales en la lírica italiana:

  1. Los tercetos encadenados, asimilados a la poesía castellana por Juan Boscán y empleados luego por Garcilaso en la Égloga II.
  2. La lira, cuyo nombre castellano proviene de la estrofa inicial de la Oda a la flor de Gnido, de Garcilaso de la Vega.
  3. La octava real, conocida también como octava rima. Fue introducida por Boscán en el poema titulado Octava rima. 8 endecasílabos que riman cons alternadamente los 6 primeros.
  4. La estancia, usada en la canción italiana. Fue el metro empleado por Garcilaso en la Égloga I.
  5. El soneto, de origen italiano, perfeccionado por Petrarca y cultivado ya por el marqués de Santillana, pero fueron Boscán y Garcilaso quienes lo implantaron de modo definitivo.

Estilo sencillo y natural sin recargas.

Ejemplos de géneros narrativos:

  1. Romance: Narración breve, en verso (generalmente octosílabos), con rima asonante en los versos pares (los impares quedan sueltos). Ejemplos: los romances del Cid, de Roldan, fronterizos…
  2. Fábula: Narración breve, en prosa o verso, con un propósito moral o ideológico. Ofrece un conflicto entre dos personajes (animales o seres inanimados) que pone de relieve la existencia de vicios capitales. Si la moralja aparece explícita, puede figurar al principio o al final, proferida por un narrador no personaje. Ejemplos: las del Libro de buen amor; Fábulas, de Iriarte y de Samaniego.
  3. Novela: Narración extensa, en prosa, que presenta un mundo problemático y diverso. La historia puede variar de espacio y tiempo. Se diferencia de la épica por la presencia de un protagonista complejo y rico en matices. Ejemplos: Lazarillo de Tormes; Don Quijote de la Mancha, de Cervantes; las novelas realistas de Galdós y Clarín; Cien años de soledad, de García Márquez.

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