14 Nov

Análisis marxista de la historia

Materialismo histórico

Según Marx, la historia no está dirigida por las ideas, sino por la materia, la economía. Esta idea central se conoce como materialismo histórico. Para Marx, el ser humano es activo y transforma la naturaleza para vivir. Es un ser social que necesita de la colectividad para desarrollarse plenamente. La esencia del hombre es el trabajo, que solo tiene sentido en comunidad.

El hombre establece relaciones materiales con otras personas y con la naturaleza. Toma materias primas, las transforma para su producción, intercambia los bienes producidos y satisface sus necesidades materiales. Este proceso es la producción social de la vida, que determina la organización del Estado. La forma de pensar y vivir depende del proceso de producción, cuyos factores son: la materia prima, los medios de trabajo y el trabajador.

El sistema capitalista y la lucha de clases

En el sistema capitalista, los medios de producción pertenecen a unos pocos, los trabajadores solo aportan su fuerza de trabajo. Esto genera relaciones conflictivas entre propietarios (que defienden la propiedad privada) y trabajadores. Los propietarios se convierten en explotadores al fijar sueldos y condiciones de trabajo. Los trabajadores, por su parte, buscan medios de producción colectivos para mejorar sus condiciones laborales.

Etapas históricas según los modos de producción

Marx creía que la historia está marcada por los modos de producción (fuerzas productivas + relaciones de producción). Estableció las siguientes etapas:

  1. Sociedad primitiva: Bienes colectivos, sin conflictos.
  2. Sociedad esclavista: Algunas personas se convierten en propiedad.
  3. Sociedad medieval: La tierra pertenece al señor feudal, los demás son vasallos.
  4. Sociedad capitalista: División entre propietarios y trabajadores.
  5. Estado socialista: Medios de producción colectivos. Se llegará a esta etapa por las contradicciones del capitalismo.

De esto se derivan dos ideas principales: la historia es la historia de la lucha de clases, y el motor de la historia es la economía.

Infraestructura y superestructura

Para comprender el marxismo, es necesario analizar dos conceptos: infraestructura y superestructura. La infraestructura es la base económica. La superestructura es el conjunto de ideas, creencias e instituciones que determinan la conciencia social y configuran la ideología (derecho, religión, filosofía…). La infraestructura condiciona la superestructura.

La lucha de clases y la plusvalía

Desde el punto de vista económico, la historia es una continua lucha de clases, ya que los intereses de propietarios y trabajadores son opuestos. Para Marx, la lucha es necesaria para llegar a una sociedad sin clases. En el sistema capitalista, las cosas adquieren un valor de cambio al tener un precio, incluyendo la fuerza de trabajo del obrero. El empresario obtiene un beneficio, la plusvalía, que genera descontento en los obreros.

Marx predijo la autodestrucción del capitalismo debido a la competitividad y la lucha entre obreros y empresarios. Para obtener beneficios, se abaratan los precios, aumentando la explotación y disminuyendo la plusvalía. Esta situación insostenible lleva a la quiebra de empresas, y los empresarios se convierten en obreros. Esta crisis del capital, a través de la revolución, da lugar a la dictadura del proletariado.

La alienación del obrero

Marx creía que el obrero, alienado, difícilmente toma conciencia de su situación. La alienación implica la pérdida de algo propio. Distinguió varios tipos de alienación:

  1. Alienación del trabajo: El trabajo capitalista anula la creatividad. El obrero vende su trabajo y a sí mismo.
  2. Alienación social: Las personas se ordenan en clases sociales según sus posesiones.
  3. Alienación política: El Estado defiende los intereses de la clase dominante.
  4. Alienación religiosa: La religión consuela a las personas de la injusticia, haciéndoles creer en un mundo mejor. Marx negaba la existencia de Dios.
  5. Alienación filosófica: Los filósofos se han preocupado por explicar el mundo, pero se trata de transformarlo. Marx da un giro práctico a la filosofía.

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