28 Jun

Peculiaridades de la Antropología Filosófica

La antropología filosófica es una disciplina singular porque su objeto de conocimiento es el ser humano en su integridad, sin seleccionar o priorizar ningún aspecto en especial. En ella, se produce una identidad entre sujeto y objeto de conocimiento que no se encuentra en ningún otro caso.

Las ciencias tienen éxito porque limitan su campo de acción: parten de unos datos que consideran últimos. La física, por ejemplo, estudia las propiedades de la materia, pero no se pregunta por qué existe. La antropología filosófica, en cambio, parte del cuestionamiento de su objeto de estudio: el ser humano.

El objetivo de las ciencias naturales es explicar los fenómenos de los que se ocupan, es decir, dar cuenta de la ley universal por la que se rigen. Así, por ejemplo, la ley de gravitación universal de Newton explica el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Sin embargo, el mundo de lo humano no puede ser explicado tan fácilmente porque el hombre es libre e inteligente.

La libertad hace que las acciones humanas no estén sometidas a leyes deterministas. La capacidad de predicción de las ciencias naturales no es trasladable al ámbito de lo humano. La inteligencia nos permite interpretar la realidad y dotar nuestras acciones con un sentido, un para qué del que adolecen los fenómenos naturales.

La antropología filosófica no aspira a explicar, sino a comprender todo aquello que es específicamente humano. La comprensión requiere interpretar el sentido y esto se hace siempre desde el horizonte particular de quien la realiza y que no puede dejar de influir en aquello que comprende. En la antropología filosófica no es posible la objetividad, sino la conexión entre distintas subjetividades.

El Ser Humano como Problema

La humillación cosmológica fue infringida por Copérnico como consecuencia de su propuesta de un universo heliocéntrico. La Tierra dejó de ser el centro del universo y el ser humano dejó de ocupar un lugar privilegiado.

La humillación biológica vino de la mano de Darwin y su teoría de la evolución. Con ella quedó claro que no hay ningún abismo que separe al ser humano del resto de especies biológicas.

La humillación psicológica fue obra de Sigmund Freud y consistió, básicamente, en derribar el mito del carácter esencialmente racional del ser humano a favor del componente irracional dominado por instintos incontrolables.

El Ser Humano en la Antigüedad

En la mitología griega, antes de la aparición de la filosofía, ya se observa el interés por comprender al ser humano. Pero el mito no trata de hacer una reflexión sobre la condición humana para comprenderla, sino de ofrecer un modelo que sirva de referente.

Homero, en la Ilíada y la Odisea, nos presenta a un ser humano concebido como un héroe, capaz de afrontar todo tipo de riesgos y liderar a los suyos (por ejemplo, Ulises, Hércules, Perseo o Aquiles). El objetivo al que aspira este hombre mitológico es el éxito en aquello que emprende, y el mérito y el reconocimiento son los valores supremos de este modelo de ser humano.

En el periodo clásico, cuyos principales representantes son Sócrates, Platón y Aristóteles, el intento de comprender al ser humano se centra en su dimensión colectiva, esto es, como ciudadano, como miembro de la polis que se pregunta por el papel que debe desempeñar en la sociedad a la que pertenece.

Para Sócrates, a diferencia de los filósofos de la naturaleza, el único universo que merece atención es el humano. En lugar de proponer modelos humanos, este pensador nos anima a seguir la inscripción del templo de Apolo en Delfos: «Conócete a ti mismo». Al conocernos a nosotros mismos, descubrimos lo humano que hay en nuestro interior y así podemos conocer al ser humano en general. El método para esta investigación acerca de lo humano es el diálogo filosófico o mayéutica (en griego «dar a luz»), y consiste en ayudar por medio de preguntas a «alumbrar» un saber auténtico. La verdad está en nuestro interior y la manera de buscarla es el diálogo, con uno mismo y con los demás. Sócrates no llega a ninguna conclusión acerca del ser humano, pero nos señala el camino para lograrlo por nosotros mismos.

Para Platón, discípulo de Sócrates, el alma está dividida en tres partes:

  • Alma racional: encargada del conocimiento y del gobierno de las otras partes del alma. Es inmortal y reside en la cabeza.
  • Alma irascible: origen de pasiones nobles (p.e. la valentía) y puede ser aliada de la razón. Es mortal y reside en el pecho.
  • Alma sensible: origen de las pasiones innobles (lujuria, gula, pereza…). Debe ser controlada por la razón, es mortal y reside en el vientre.

Para Aristóteles, las características principales de la esencia humana son la racionalidad y la sociabilidad. Por la primera, el ser humano tiende al conocimiento de la realidad y a la búsqueda de la verdad. Por la segunda, el hombre necesita convivir con otros de su misma especie en una comunidad estructurada y organizada. No es posible ser plenamente humano si no se vive en sociedad.

Aristóteles aceptó en principio la distinción entre una parte material (el cuerpo) y otra inmaterial (el alma) en el ser humano, pero rechazó la idea de que existan por separado. El alma es lo que da forma a la materia de la que está hecho el cuerpo, que es informe e inerte. Esta concepción del alma implica su mortalidad; si el alma es lo que da vida al cuerpo, la muerte del ser humano implica la muerte de su alma.

Tras la conquista de Grecia por Alejandro Magno, comienza el periodo conocido como el Helenismo. En este periodo, los griegos pierden su capacidad para participar en la sociedad, en la vida pública, y esto los dejó totalmente desorientados, y surgieron escuelas de pensamiento de corte individualista como el epicureísmo y el estoicismo. Ambas escuelas rechazaron la distinción platónica y aristotélica entre la parte material e inmaterial del ser humano. El alma es tan material como el cuerpo. También coincidieron en entender la labor del filósofo como aquel que ofrece una guía para alcanzar la felicidad.

Para los epicúreos, la felicidad se identificaba con el placer. El hombre se basta a sí mismo para alcanzarla, y por ello debe apartarse de la vida pública. En cambio, los estoicos consideraron que la felicidad se logra viviendo acorde con la naturaleza. Al ser la naturaleza humana esencialmente racional, la felicidad debe consistir en vivir conforme a la razón.

El Ser Humano en la Modernidad

El Humanismo Renacentista (S. XV)

El humanismo renacentista fue un movimiento cultural del Renacimiento formado por un grupo heterogéneo de pensadores con doctrinas muy dispares pero en el que podemos reconocer características comunes, que son estas:

  • Renovación del pensamiento recuperando a los autores clásicos.
  • La verdadera comprensión del ser humano se realiza a través del conocimiento de sus productos culturales: poesía, retórica, historia o filosofía.
  • Antropocentrismo: el ser humano constituye el centro de interés de la reflexión filosófica.
  • Confianza en las capacidades humanas: se reivindica el valor y la dignidad humana como ser capaz de diseñar y ordenar su propia existencia de forma independiente.
  • Individualismo: se fomenta la capacidad creativa, se valora la originalidad y se estimula la expresión de la subjetividad manifestando las opiniones y emociones propias.

La Ilustración

La época moderna alcanza su culminación con la Ilustración. Al igual que en el humanismo, los ilustrados no pretendían solo conocer la esencia humana, sino también mejorar su autoestima, su autonomía y su nivel cultural para mejorar las condiciones de vida de los seres humanos.

El pensamiento ilustrado presenta las siguientes características:

  • Confianza en la razón humana: los males que aquejan a la humanidad tienen su origen en un insuficiente uso de la razón.
  • Existencia de derechos humanos universales: todos los seres humanos poseen por naturaleza unos derechos básicos que nos hacen a todos iguales.
  • Importancia de la educación: resulta necesaria una gran labor pedagógica que permita a los seres humanos utilizar la razón sin temor. Un ejemplo de ello es la elaboración de la primera enciclopedia.
  • Idea de progreso: la humanidad, gracias a los avances científicos, puede y debe progresar como especie.

Jean-Jacques Rousseau, uno de los principales representantes del movimiento ilustrado, fue sin embargo muy crítico con algunas ideas de dicho movimiento. Según este autor, no hay motivos para esta confianza ciega en la razón humana ni en la idea de progreso. Esto proviene de su concepción de la naturaleza humana, en la que, según él, antes de la constitución de las sociedades actuales, los seres humanos eran seres bondadosos que vivían en armonía con la naturaleza. La institucionalización de la propiedad privada provocó los conflictos y la pérdida de la inocencia. Esta situación ya no es reversible, pero la sociedad puede mejorar mucho por medio de la educación.

Siglo XIX

Positivismo

  • Aumento del conocimiento científico de la realidad y dominio de la naturaleza por parte de la humanidad.
  • La racionalidad científica.
  • Una sociedad industrializada liderada por científicos, donde los avances tecnológicos se empleen para mejorar el bienestar general.

Marxismo

  • Mejora de las condiciones de vida en el seno de la sociedad.
  • La lucha de clases.
  • Una sociedad sin clases donde no exista la propiedad privada.

Vitalismo

  • Crítica de todos los valores que han sustentado la sociedad occidental.
  • Voluntad de poder, energía vital irracional que orienta la acción.
  • La llegada del «súper hombre», capaz de crear nuevos valores que sean expresión de un amor sin límites por la vida.

Introducción de nuevos elementos que influirán en el desarrollo de la antropología filosófica:

  • En primer lugar, la humillación biológica y la psicológica mencionadas anteriormente tienen su origen en algunas de estas ciencias humanas. La primera ha sido estudiada y documentada por la antropología física; la segunda, por el psicoanálisis.
  • En segundo lugar, entre los cultivadores de las distintas ciencias humanas se va a producir un debate en torno al método de investigación adecuado para este tipo de disciplinas. Básicamente, vamos a encontrar dos posturas:
    • El positivismo, partidario del monismo metodológico, sostiene que el método científico debe ser siempre el mismo, con independencia del objeto de estudio, es decir, que si nos salimos de la senda trazada por Galileo y Newton, abandonamos las posibilidades de alcanzar un conocimiento fiable y seguro sobre cualquier tema.
    • El historicismo defiende la necesidad de desarrollar un método diferente del que se utiliza en las ciencias de la naturaleza. El ser humano es un objeto de estudio especial y, si no atendemos a su peculiaridad, no lograremos una verdadera comprensión de su esencia singular.

Siglo XX

La concepción del ser humano vigente desde la Ilustración descansaba en dos pilares: su esencia racional y la idea de progreso. Nietzsche y Freud se encargaron de socavar el primero de esos pilares al asegurar que lo irracional era más importante que lo racional. El segundo pilar se derrumbó de forma dramática a principios del siglo XX, cuando una serie de hechos históricos puso de manifiesto que el ser humano es incapaz de asegurar el progreso del mundo que él mismo ha creado.

  • El desarrollo tecnológico se convirtió en una trampa, ya que las máquinas que se inventaron para servir al hombre acabaron poniendo al hombre a su servicio.
  • El desarrollo económico, que permitió el incremento de la producción para abastecer a toda la población de los bienes de consumo necesarios, desembocó en una gran crisis que generó pobreza y exclusión social.
  • El desarrollo político y las alianzas internacionales provocaron dos grandes guerras mundiales de consecuencias devastadoras.

Deja un comentario