15 Dic
John Locke es uno de los filósofos más influyentes en la historia de la filosofía:
Formuló claramente el principio del Empirismo y sentó las bases del liberalismo político, teoría que revoluciónó el panorama del pensamiento político de su tiempo. Su obra más destacado es el Ensayo sobre el entendimiento humano, donde formula el principio del Empirismo.
La filosofía de Locke debe entenderse en el contexto del movimiento de la Ilustración que él mismo inició en Inglaterra. Locke parte de ciertas preguntas filosóficas sobre los límites del conocimiento y su validez, para averiguar en qué condiciones es válido el conocimiento.
Su pensamiento se encuentra influido por la ciencia moderna y ciertos autores como: Francis Bacón, filósofo y científico inglés, que se caracterizó por criticar toda la ciencia y filosofía anterior, y pensar que la filosofía no debe de ser tan abstracta, tiene que centrarse en lo concreto; y Guillermo de Ockham, monje franciscano del Siglo XIV, cuya filosofía se centra en examinar los datos de la experiencia concreta, porque según él no existían los conceptos abstractos. Así como por la escuela especialista en Aristóteles en la universidad de Oxford.
El Empirismo representa un conjunto de todas estas influencias de las que Locke extrajo lo más importante. La idea fundamental del Empirismo es que la experiencia sensorial es el origen de todo conocimiento, que no existe ningún tipo de conocimiento que no tenga su origen en los datos de los sentidos. Sostiene, además, que la experiencia es el límite del conocimiento, que no existe ningún tipo de conocimiento que sea aplicable más allá de la experiencia de los sentidos y por tanto, la experiencia representa la validez del conocimiento.
Estas ideas conducen al enfrentamiento con el radicalismo de Descartes. Hay una tesis del radicalismo que los empiristas critican especialmente, las ideas innatas, ya que no provienen de la experiencia. De esta crítica proviene la idea de Locke de la Tabula Rasa, que representa la mente humana como una página en blanco en la que no hay nada, en la que la experiencia vas depositando ideas.
Para Locke, el conocimiento es un conjunto de ideas que representan los datos sensoriales. La verdad será un tipo de relación entre ideas. Las ideas son para él representaciones de datos sensoriales, es decir, todo contenido mental. Si no puede haber ideas innatas y parece innegable que poseemos contenidos mentales a los que llamamos ideas, entonces ¿de dónde provienen tales ideas? Solo pueden proceder de la experiencia, sostiene Locke.
Hay dos tipos de experiencia, externa e interna. La primera la denomina sensación y es la principal fuente de las ideas; los sentidos “transmiten a la mente” distintas percepciones produciendo en ella las ideas correspondientes. La experiencia interna, llamada reflexión, aunque no está tan desarrollada y generalizada como la sensación, nos permite tener la experiencia de nuestras actividades mentales, lo que da lugar también a la creación de las ideas correspondientes. Pero además, la combinación de la sensación y la experiencia pueden dar lugar a la creación de nuevas ideas, como por ejemplo la existencia, el placer o el dolor.
Las ideas pueden ser simples y complejas. Las ideas simples son recibidas por la mente directamente de la experiencia (sensación o reflexión) de forma enteramente pasiva, a partir de las cuales se constituyen todos los demás elemento del conocimiento. Las ideas complejas, aunque derivan de la experiencia, son formadas por la mente al combinar ideas simples, por lo que ésta adquiere un papel activo en la producción de tales ideas complejas, las cuales pueden ser de tres tipos: de modos, de sustancias y de relaciones.
Siendo el conocimiento una operación del entendimiento, los objetos inmediatos sobre los que ha de versar serán las ideas. Así, el conocimiento consistirá en ciertas operaciones que realizamos con las ideas, operaciones que se refieren a la capacidad que tenemos de percibir la conexión y el acuerdo o desacuerdo entre ellas.
Las ideas guardan entre sí tres tipos de relaciones. La primera de todas ellas es el principio de identidad, cuando nos referimos a la identidad de una idea, de la que de un modo inmediato estamos seguros y no confundimos con otra. La segunda es que las ideas se agrupan en conjuntos, se puede hablar del acuerdo y desacuerdo que hay entre las ideas. Por último, también se puede interpretar el “acuerdo” como una coexistencia de una idea con
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