30 Mar

Contexto Filosófico: Saberes Teóricos vs. Saberes Prácticos en Aristóteles

El análisis de este fragmento nos introduce, dentro de la vasta obra de su autor, en un tipo de materia: la de los llamados saberes prácticos. Por la naturaleza de su objeto de investigación, Aristóteles distinguió estos saberes de los denominados saberes teóricos. Estos últimos, ejemplificados en las matemáticas, la física y la filosofía primera (o metafísica), son los que versan sobre aquellas cosas que no pueden ser de otra manera, y que de este modo nos proporcionan un conocimiento científico, universal y necesario de esas cosas. Las principales obras en las que Aristóteles plasmó esos saberes teóricos son la Física y la Metafísica, respectivamente.

En cambio, los saberes prácticos tratan precisamente de esas otras cosas que sí pueden ser de otra manera, ya que su materia de estudio no es el ser o la naturaleza, sino las acciones humanas sometidas a elección y cuyo fin último es la obtención de una vida buena y justa, tal y como hemos podido observar tras examinar el contenido del presente fragmento. Las principales obras de filosofía práctica de Aristóteles son la Ética a Nicómaco y la Política, a la que pertenece precisamente el texto comentado.

Fragmento A: El Mejor Régimen y la Mejor Forma de Vida

Identificación del Problema

En el presente fragmento, Aristóteles plantea que para saber cuál es el mejor régimen político es necesario saber previamente cuál es la mejor forma de vida, así como conocer si el mismo bien es compartido por el individuo y por la comunidad.

Exposición de la Tesis

Aristóteles resuelve esta cuestión planteando claramente cuál es, según él, la forma de vida más perfecta y preferible. Establece tres tipos de bienes de los que el ser humano puede disponer para alcanzar la felicidad:

  • Los bienes externos
  • Los bienes del cuerpo
  • Los bienes del alma

De los tres debe participar si quiere alcanzar ese fin. Sin embargo, a la hora de establecer el orden de importancia entre dichos bienes, plantea una clara superioridad de los bienes del alma, también denominadas virtudes (fundamentalmente la fortaleza, la templanza, la justicia y la prudencia). Respecto de estas virtudes, afirma que debemos intentar poseerlas en el mayor grado posible y sin ninguna limitación, mientras que de los bienes materiales, del poder o de la gloria, en contra de lo que opina la mayoría, no se requiere una superabundancia, pues de nada contribuyen a obtener una vida feliz si no están acompañados de las virtudes, ya que es gracias a estas por lo que se adquieren y conservan aquellos, y no a la inversa.

Fragmento B: La Superioridad de los Bienes del Alma

Identificación del Problema

En este fragmento, Aristóteles analiza qué clase de bienes son superiores —si los bienes corporales o aquellos que afectan al alma humana— y, a partir de ahí, si la ciudad mejor gobernada es la que se basa en una u otra clase de bienes.

Exposición de la Tesis

Aristóteles comienza planteando la clara superioridad de los bienes del alma o virtudes frente a los bienes exteriores (más propios del cuerpo que del alma). De las virtudes afirma que su posesión en el mayor grado posible nunca supone un exceso y que, cuanto más abundantes son, más utilidad o felicidad producen; en cambio, de los bienes exteriores afirma que sí poseen un límite y que su posesión en exceso no produce ningún aumento en su utilidad, e incluso puede llegar a ser perjudicial para el ser humano.

Esta idea la refuerza con el argumento de que existe una superioridad en el mejor estado de cada cosa, siendo claramente superior el mejor estado de los bienes del alma que el mejor estado de los bienes materiales y corporales. Debido a ello, la segunda clase de bien debe subordinarse a la primera, ya que a cada individuo le corresponderá tanta felicidad como virtud posea.

El motivo de esto último se debe a que la obtención de bienes materiales depende en buena medida de la fortuna, por lo que su naturaleza fortuita y azarosa hace de estos bienes, por sí solos, algo distinto de la felicidad: quien es feliz lo es gracias a sus virtudes, y estas no se obtienen por casualidad. Y, por último, toda esta argumentación acerca de la obtención de la felicidad individual es aplicada por Aristóteles a la elección de la ciudad mejor, pues solo será feliz y próspera aquella que esté gobernada según las virtudes propias del alma, fundamentalmente la prudencia.

Fragmento C: Felicidad Individual vs. Felicidad de la Ciudad

Identificación del Problema

En el presente fragmento, Aristóteles se interroga acerca de si la felicidad del hombre individual coincide con la felicidad de la ciudad, cuestionándose si la vida feliz y virtuosa consiste en participar en la vida política o en la vida contemplativa. Además, se pregunta si la ciudad mejor gobernada es aquella en la que todos participan del gobierno o solo unos cuantos.

Exposición de la Tesis

La respuesta de Aristóteles a este problema es que ambas felicidades no pueden ser diferenciadas, pues todos coinciden en esa verdad, con independencia de qué idea de felicidad tengan por cierta. La consideración inmediata que se deriva de esta conclusión es si el individuo feliz y virtuoso debe involucrarse en los asuntos de la ciudad o si, por el contrario, dicha felicidad la obtendrá a partir de una vida contemplativa dedicada al conocimiento y a la filosofía.

Como considera que solo bajo el mejor de los regímenes puede el individuo vivir próspera y felizmente, se entiende que Aristóteles aboga por la elección de una vida política y práctica como condición necesaria para que dicha potencia se convierta en acto. Finalmente, con respecto a si es preferible un gobierno de todos o solo de algunos, Aristóteles considera que esta cuestión acerca del mejor régimen político adquiere un carácter secundario respecto a lo fundamental, que es lo anteriormente dicho.

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