19 Sep
Arnold Schönberg (1874-1951)
Aunque en sus primeras obras se percibe la profunda impresión del pasado traducido en la influencia de Brahms y Wagner, en Viena, junto con sus alumnos, surge una revolución musical. Schönberg fue uno de los primeros en mostrar el camino hacia la “emancipación” de la disonancia y hacia la liberación de la música del sometimiento aparentemente ineludible a la tonalidad. Estos cambios significaron un desafío a tres siglos de orden establecido, en los cuales la consonancia se distinguía perfectamente de la disonancia, y en los cuales toda pieza musical se organizaba, por lo general, en torno a un tono.
No existe base científica alguna para establecer una división absoluta entre consonancia y disonancia. Estas distinciones se basaron, en un principio, en las consideraciones estéticas de cada época o compositor individual. Al señalar que las notas “disonantes” pueden denominarse con más propiedad “menos consonantes”, Schönberg “emancipó” teóricamente la disonancia, derribando la distinción entre consonancia y disonancia y, en la práctica, empleó cuantas combinaciones de notas le parecieron apropiadas, sin tener en cuenta cuán “disonantes” habían sido según pautas anteriores. En síntesis, para Schönberg y sus seguidores, la distinción entre consonancia y disonancia dejó de existir.
Al mismo tiempo, a partir de la escala y armonía cromáticas fijadas por el uso de Wagner y otros, Schönberg fue creando gradualmente un método de composición con los doce tonos cromáticos de la octava, de tal manera que todos los tonos eran igualmente importantes. Este método, que alcanzó en 1923 su forma acabada, se oponía abiertamente a la tonalidad tradicional, en la cual un tono era el centro de gravedad musical.
Esta “revolución” mereció ser considerada de formas bastante diversas por parte de los distintos círculos de la comunidad musical. Para la mayor parte del público la música de “disonancia” ilimitada y falta de una tonalidad era a menudo una experiencia incomprensible que destrozaba los oídos. El hecho de que Schönberg y su círculo se vieran obligado a fundar en Viena una “Sociedad para interpretaciones musicales privadas” (1918) con el fin de asegurarse una audición para su nueva música, es algo que habla por sí solo. Schönberg rechazaba el término “revolucionario”, diciendo que más bien era un “evolucionista”. Desde los comienzos de su carrera, la música de Schönberg pareció revolucionaria al público por la naturaleza extrema de su melodía, de su disonancia y de sus temas.
Entre el Atonalismo y el Dodecafonismo
Entre los años comprendidos de 1915 a 1923, Schönberg no compuso ninguna obra, pues estaba inmerso, tras sus primeras experiencias atonales, en inventar un método serio y riguroso de composición no tonal, que sería el Dodecafonismo, con el nombre de “Método de componer con 12 sonidos solo relacionados entre sí”.
La denominación de Dodecafonismo se debe a René Leibowitz, que inició a toda una serie de compositores en el Dodecafonismo o sistema de composición con 12 sonidos que no tienen relación unos con otros. Conviene distinguir que el Dodecafonismo de Schönberg es ATONAL, pero el hecho de utilizar una técnica Dodecafónica no implica necesariamente atonalidad.
El Dodecafonismo solo serializa los 12 sonidos de la escala cromática tradicional, mientras que la serialización puede ser de más sonidos; por ello Dodecafonismo no debe confundirse con Serialización.
Schönberg considera que no existe una noción fundamental de disonancia, sino estados de consonancia más o menos lejanos. Toma el partido de renunciar a toda jerarquía entre los doce sonidos de la gama cromática, concediéndoles a todos una misma dignidad armónica.
Etapas creativas de Schönberg
- Las primeras composiciones de Schönberg se sitúan en el posromanticismo, y presentan las características propias de esta época: orquestación recargada y composiciones que toman elementos de otros géneros artísticos, a menudo de la literatura (el sexteto de cuerda La noche transfigurada, el ciclo de canciones Gurre-Lieder, el poema sinfónico Peleas y Melisenda y la composición coral Paz en la Tierra). Muchas de sus obras se estrenaron en la Sala de la Sociedad Musical de Viena. Otros trabajos importantes de esta época fueron su Primera Sinfonía de Cámara para 15 instrumentos (1906) y su Segunda Sinfonía de Cámara para 19 instrumentos, que si bien comenzó este mismo año, no completó hasta 1939.
- Su música deja de situarse en el sistema tonal mayor-menor a partir de 1908, es decir, que a partir de ese momento su música se vuelve atonal (Cuarteto para cuerda nº 2). Schönberg rechazaba esta denominación, y prefería el término “politonal”. Más tarde, los conceptos de “atonal” y “atonalidad” se impusieron. Sin embargo, son aún muy discutidos en la música, y no deben considerarse sinónimos. Pierrot Lunaire (1912) escrito sobre poema de Giraud, contexto agrio, formas antiguas, o las Tres piezas para piano Op. 11.
- Dodecafonismo La primera obra que Schönberg compone en esta línea es el Op. 23 para piano (1923).
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