27 Ene

La Crisis de las Democracias y el Surgimiento de los Fascismos

3.1 La Crisis de las Democracias

Al finalizar la I Guerra Mundial, se extendió un espíritu de optimismo y pacifismo en Europa, asociado al triunfo de las libertades sobre los imperios derrotados. La independencia de varias nacionalidades y la creación de la Sociedad de Naciones parecían augurar el fin de las grandes guerras.

Sin embargo, varios factores demostraron que este optimismo era un espejismo:

  • La Revolución rusa impulsó al proletariado mundial a buscar la conquista revolucionaria del poder y la dictadura de la clase obrera.
  • Las duras condiciones económicas de la posguerra se agravaron con la crisis de la Bolsa de Nueva York en 1929, aumentando el desempleo y la desconfianza en los sistemas parlamentarios.
  • El Tratado de Versalles generó descontento entre las naciones que no vieron satisfechas sus reclamaciones, fomentando el nacionalismo.

En 1939, antes de la II Guerra Mundial, Europa mostraba un aumento de regímenes autoritarios y dictatoriales.

3.2 Características del Fascismo

El fascismo es una ideología conservadora, ultranacionalista, antiliberal y antimarxista, sistematizada por Benito Mussolini. Aunque presenta peculiaridades en cada país, comparte características comunes con otros regímenes autoritarios:

  • Defensa de un estado totalitario con partido único.
  • Rechazo de la democracia como expresión de la voluntad popular.
  • Estructura social jerárquica: pueblo, partido y líder, con obediencia ciega al líder.
  • Rechazo del obrerismo marxista por considerarlo revolucionario y divisorio.
  • Apoyo de las clases altas, sectores de las clases medias y trabajadores desempleados.
  • Control de la economía.
  • Exaltación de la violencia y represión policial.
  • Monopolio de la propaganda y censura.
  • Mitificación del pasado histórico y exaltación del nacionalismo, a menudo con ideas de superioridad racial y xenofobia.

3.3 El Fascismo Italiano: Benito Mussolini

Italia, aunque vencedora en la I Guerra Mundial, no vio satisfechas sus reclamaciones territoriales. La crisis económica y social de la posguerra impulsó a sindicatos y partidos obreros a buscar un modelo de tipo soviético.

En 1919, Benito Mussolini fundó el Partido Nacional Fascista, con el objetivo de construir un Estado Nuevo y una Italia fuerte. Las clases altas apoyaron este movimiento, viendo en él un freno a la revolución proletaria.

En 1922, organizó la Marcha sobre Roma, una manifestación que, con el apoyo de las élites y el rey, le llevó a ser nombrado jefe de Gobierno. Desde ese momento, Mussolini desmanteló el sistema democrático-liberal mediante la violencia, el control policial y de las instituciones.

Entre sus medidas destacan:

  • Derogación de derechos y libertades individuales, prohibición de partidos y sindicatos, y establecimiento del partido único.
  • Creación del Estado corporativo, unificando trabajadores y empresarios en corporaciones controladas por el estado.
  • Exaltación de la figura del Duce a través de la propaganda.
  • Glorificación del pasado imperial romano.
  • Política imperialista en Abisinia, Albania y Grecia.

3.4 El Nazismo Alemán

Tras la Gran Guerra, el II Reich alemán se transformó en una república democrática, enfrentando una grave crisis económica y social debido a las elevadas sumas que debía pagar a los países vencedores. Esto provocó crisis industrial, desempleo y alza de precios, llevando a la aparición de posturas políticas que buscaban la revisión de los tratados de paz.

En este contexto, Hitler se unió al partido nazi en 1919 y participó en un golpe de estado fallido, que le llevó a la cárcel donde escribió su ideario político, Mi Lucha.

Su ideología combinaba ideas nacionalistas con elementos del fascismo italiano, incluyendo:

  • Proyecto de rearme militar.
  • Expansión territorial.
  • Dictadura personal.
  • Anticomunismo.
  • Eliminación de razas consideradas inferiores.
  • Revisión del Tratado de Versalles.

Con este programa, su partido obtuvo la mayoría en 1933. En el gobierno, Hitler aplicó su programa con violencia y represión, ilegalizando partidos, persiguiendo a judíos y opositores, militarizando la sociedad, exaltando la figura del Führer y desarrollando un programa económico basado en el rearme y la construcción de infraestructuras. Hitler llevó a cabo una política imperialista para construir el III Reich.

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