23 Sep
TEMA 4: EL FRANQUISMO
1. Las bases del régimen franquista
Los ingredientes ideológicos
Al parecer, Franco nunca fue un falangista convencido, pero la Falange le resultaría de gran utilidad. Gracias a la desaparición de su fundador, José Antonio Primo de Rivera, el caudillo pudo contar enseguida con servidores dóciles que le aplaudían en sus viajes por las tierras de España y le facilitaban la retórica de su programa de reforma social. Franco adoptó una mentalidad nacional católica radical lo que determinó su fundamentalismo religioso y su visión de sí mismo como hombre providencial elegido por Dios para la salvación de España. Un elemento que nunca abandonará el franquismo es su carácter de administrador de una victoria militar. La apelación a la victoria fue empleada con abundancia hasta 1964, año en el que se celebra el 25 aniversario del régimen, que no se podía concebir sin el ejército, a cuyos oficiales asignó un papel relevante y cuya impronta se reflejaba en el autoritarismo del régimen. En opinión de Franco, el ejército era el núcleo de la esencia nacional. A pesar de esta militarización del orden, Franco apenas recurríó al ejército para controlar la calle; le bastó con la policía armada y la Guardia Civil. Si todo movimiento autoritario es centralizador, tanto los militares vencedores como la Falange tenían una sensibilidad centralista muy acusada. De ahí que el nacionalismo español constituyera una parte esencial del ideario del régimen franquista y fuera utilizado como fórmula popular movilizadota durante los años de aislamiento internacional. El franquismo eliminó del concepto de nacíón el sentido ROMántico de comunidad espontáneamente vivida, sustituyéndolo por el falangista de unidad histórica a al que se atribuye una unidad de destino. Como una variante del nacionalismo español, el estado y la iglesia colaboraron en la afirmación del nacional catolicismo. La teoría del nacional catolicismo favorecíó su asimilación por las masas y se convirtió en el mejor instrumento de integración de las derechas. El régimen franquista aprovechó las ventajas de un nacional catolicismo que no ponía en peligro su control del poder, conectaba con el pueblo sencillo y legitimaba religiosamente a Franco como caudillo de España por la gracia de Dios. El régimen planteó en el plano doctrinal una tercera vía, el nacionalsindicalismo, cuya formulación no pasó de la retórica de algunas leyes y discursos. En la práctica, el franquismo fue capitalista. Consecuente con su ideología antiliberal, el franquismo rechazó el sistema de partidos y establecíó solo uno, la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. El concepto de democracia orgánica, con el que el régimen se autodefinía, implicaba que la representación política no la constituían los individuos, sino las que se supónía que eran las unidades orgánicas de la sociedad mediante la designación y elección indirecta de los candidatos.
Las bases sociales
El franquismo duró casi 40 años gracias a la obstinación política y a la resistencia física de su fundador. La represión y el ejercicio diario de la propaganda por todos los medios imaginables contribuyeron a la larga duración del régimen franquista. Pero sin la existencia de importantes apoyos institucionales y sociales, Franco difícilmente hubiera podido sobrevivir. La Falange, la Iglesia y el ejército fueron los tres pilares en los que el franquismo se apoyó de forma distinta durante sus años de vida. Según el franquismo, estado e iglesia eran inseparables, y de esta recibíó desde sus comienzos la legitimidad moral que necesitaba. Al abrigo del nacional catolicismo y de la consiguiente definición confesional del estado, la iglesia española tuvo todo lo que cualquier otra institución hubiera podido desear. El poder de los militares dentro del gobierno alcanzó su punto culminante entre lo años 1939 y 1945, siendo a partir de entonces progresivamente reemplazados en la alta administración del régimen por funcionarios adictos. A pesar de que Franco no hizo nada por resolver los problemas de los militares, siempre pudo contar con la fidelidad del ejército. Solo le causaron pequeños problemas algunos de sus compañeros de la Guerra Civil que en los primeros años de la posguerra pretendieron la restauración de la Corona. El estado franquista se sintió también respaldado durante su ejercicio por los grupos sociales que habían apoyado la sublevación militar. En los años 60, el crecimiento económico hizo surgir una clase media muy numerosa. A su vez, una nueva clase trabajadora identificó su progreso con la actuación económica del franquismo: eran los obreros apolíticos, a los que el lenguaje de la oposición se llamaba estómagos agradecidos. Tampoco estuvieron descontentas con el franquismo las pequeñas burguésías enriquecidas. Las generaciones de empresarios jóvenes y todos los colectivos que consiguieron promocionarse en el escalafón de la administración pública. Nada pudo ayudar más a la longevidad del régimen que la falta de conciencia política y la represión en que el franquismo mantuvo a los españoles. A través de un control absoluto de los mecanismos de propaganda y educación, la generación de posguerra recibíó un modelo de enseñanza autoritario y coactivo del que se líberó luego por sus propios medios.
Deja un comentario