08 Dic

Infancia, Juventud y Estudios

Miguel de Unamuno nació en Bilbao el 29 de septiembre de 1864. Estudió en un prestigioso colegio bilbaíno. En 1874 vivió el bombardeo de Bilbao por parte de las tropas carlistas, hecho que lo marcó profundamente y del que dejó constancia en algunas de sus obras.

Se marchó a Madrid para estudiar la carrera de Filosofía y Letras. Allí escribió sus primeros artículos periodísticos. Terminó sus estudios y regresó a Bilbao, donde trabajó como profesor de latín en un instituto de Vizcaya. Se casó en 1891 con Concepción Lizarraga, a la que conocía desde niño.

Unamuno en Salamanca

En 1891 obtuvo la cátedra de griego en Salamanca. De hecho, sus restos reposan allí. Casi enseguida nacerá el primero de sus ocho hijos. Ingresó en el Partido Socialista. Años más tarde se desató una de las muchas crisis religiosas que sufrió a lo largo de su vida. Le afectó mucho la grave enfermedad de su hijo Raimundo, una meningitis que acabó con la vida del niño seis años más tarde.

En 1901 fue nombrado rector de la Universidad y se dedicó intensamente a la docencia. Además, fue nombrado catedrático del estudio comparado del latín y la lengua castellana. Viajó constantemente por todo el país para dar conferencias y adquirió un gran prestigio como orador.

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y Unamuno fue destituido del cargo de rector por su manifiesta posición antimonárquica. Fue objeto de numerosos homenajes por parte de escritores afines a su ideología y comenzó a trabajar como colaborador en el diario España, de Ortega y Gasset.

En 1920 fue nombrado candidato socialista para el Congreso de los Diputados y recuperó credibilidad en los círculos universitarios. En 1922 fue llamado a palacio por Alfonso XIII, que pretendía un acercamiento con el escritor. Muchos de sus compañeros escritores lo consideraron un traidor por hablar con el monarca, a pesar de que no hubo entendimiento en la conversación. Tras el golpe de Estado de Primo de Rivera, en 1924 recibió un telegrama en el que se le comunicaba la pérdida de su cátedra y la condena al exilio por el contenido de dos discursos pronunciados en Bilbao y Valladolid.

Los Años de Exilio

Se marchó solo a Fuerteventura y desde allí recibió constantes muestras de amistad de otros escritores. Después decidió irse a París, donde a su soledad se unieron la mala salud y nuevas crisis religiosas. Más tarde se marchó a Hendaya, desde donde siguió escribiendo contra el dictador y esperando poder regresar algún día a su tierra.

Últimos Años

Cuando acabó la dictadura fue recibido entre homenajes en Madrid y Salamanca como símbolo de la lucha contra el opresor. Fue rehabilitado públicamente y ocupó la cátedra de Historia de la Lengua Española. Al instaurarse la II República en 1931, fue nombrado alcalde-presidente de honor del Ayuntamiento de Salamanca, rector de la universidad, diputado y académico de la lengua.

Pronto se sintió defraudado por el gobierno republicano y criticó sus excesos. Renunció a presentarse como candidato en las elecciones de 1933. En 1934 se jubiló como docente, aunque siguió siendo rector. Este año fue especialmente duro para él porque murieron su esposa y su hija Salomé.

Cuando se produjo el alzamiento nacional, Unamuno lo apoyó en un principio, haciendo declaraciones contra el gobierno. Fue destituido del rectorado y demás cargos públicos. El claustro de la Universidad de Salamanca, bajo su dirección, escribió un manifiesto en latín advirtiendo de la degeneración del sistema republicano.

A pesar de todo esto, no llegó a estar totalmente de acuerdo con Franco y los nacionales. Una de sus frases más duras (“Venceréis, pero no convenceréis”) en un acto al que asistía Franco, estuvo a punto de costarle la vida. El dictador respondió al escritor con las palabras “¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte!”. La intervención de la esposa del futuro dictador evitó a Unamuno males mayores.

Franco lo destituyó de todos sus cargos y lo condenó a arresto domiciliario. Murió el 31 de diciembre de 1936 en Salamanca.

Personalidad

Es una de las figuras más polémicas de nuestra literatura, ya que en su persona se daban fuertes contradicciones. Por un lado, se sentía completamente vasco y muy unido a su tierra, pero siempre escribió en castellano. Por otro lado, era un hombre profundamente religioso, al que muchas veces asaltaban las dudas y que sufría profundas crisis de fe.

Unamuno Novelista

La novela fue el género que más cultivó, ya que consideraba que era la forma más adecuada para poder criticar la sociedad de la época.

Los protagonistas de sus obras viven las mismas crisis y dudas que el autor. En sus obras destaca su preocupación por la muerte, por saber qué hay después y qué pasa con el alma tras la muerte. En sus textos se refleja la lucha entre su fe cristiana y su “enfado” con el Dios que permite que sus hijos y su mujer desaparezcan. Esta es su obra más representativa:

San Manuel Bueno, Mártir: Argumento

La acción transcurre en un pueblo llamado Valverde de Lucerna, situado en el corazón de Castilla. Don Manuel es el cura del pueblo y representa a la iglesia más tradicional y conservadora; por extensión, representa al propio Unamuno. Cierto día llega al pueblo un sacerdote joven, Lázaro, discípulo de don Manuel, que traerá una nueva forma de entender la religión. Mucha gente empieza a cuestionarse sus creencias de toda la vida.

Todo el libro es una gran metáfora, es decir, todo en la obra es simbólico:

  • El pueblo y la montaña representan la fe.
  • El lago representa la duda, las crisis religiosas de los habitantes del pueblo.
  • La nieve, al derretirse y caer en el lago, representa las nuevas ideas y las dudas de la gente.

Al final de la obra, don Manuel muere en la iglesia rodeado de todos sus fieles, a los que pide que recen y que no abandonen la fe “verdadera”.

Por último, hay que decir que Unamuno daba a sus novelas el nombre de “nivolas”, ya que no eran narraciones tradicionales, sino que pretendía que fuesen una especie de ensayos que nos hicieran reflexionar.

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