03 Sep
“Usted puede llevar un pan a un museo, y éste inmediatamente se convierte en una obra de arte. Sin embargo, lleve una obra de arte a una panadería, y ésta nunca se convertirá en un pan”. Esta frase, que alguien sentenció alguna vez en un seminario sobre arte contemporáneo, pretende hablar sobre la construcción de nuestra relación con los objetos artísticos. Pero creo que, además, habla sobre nuestra relación con los objetos en general; reflexión que también merece ser planteada y que a mi parecer es un punto clave en la obra del cómico Buster Keaton.
El Espacio y el Objeto en el Cine de Keaton
Como es sabido, en las películas de Buster Keaton, la estructura narrativa y la riqueza visual dependen en gran medida de la configuración espacial. El tratamiento espacial en Keaton sobrepasa los límites de lo concreto, para acercarse a la construcción de un espacio simbólico. De esta misma manera, los objetos que configuran este espacio y que interactúan con el personaje cobran una elevada importancia. Podría decirse que si el espacio, en las películas de Keaton, sobrepasa la dimensión de un mero escenario, los objetos inscritos en este espacio son más que mera utilería.
Keaton luchando con la cámara cinematográfica en The Cameraman, 1928
Los objetos, bajo la lente de Keaton, cobran vida y se convierten en personajes (ej: La Locomotora en The General, que es presentada como uno de los amores de la vida de Johnnie Gray, y posteriormente es secuestrada como una damisela en peligro). Entre sus manos, un objeto cualquiera puede designar un obstáculo y convertirse en la metáfora de una incapacidad de encontrar un lugar en el mundo (ej: constante aparición de muros o rejas entre dos personajes; las cuerdas del ring en Battling Butler), como también puede ser la materialización de una solución azarosa para superar las adversidades de ese mundo inhóspito (los cocos de la palmera en The Navigator se convierten en armas de defensa).
El Objeto Transfigurado: Keaton y el Ready-Made
Pensando que la utilización de los objetos por parte de Keaton constituye, en gran medida, una reconfiguración de su naturaleza funcional, podemos retomar entonces la frase del pan. Un pan, como parte de las estrategias de las prácticas artísticas contemporáneas, puede ser reconfigurado y convertido en obra de arte. Para la vasta imaginación de Keaton, un coco, por ejemplo, es capaz de adquirir una nueva funcionalidad convertido en bala de cañón. Podría pensarse que esta transfiguración es similar a la que comporta la esencia del ready-made duchampiano.
Un pan es la salvación del padre en Steamboat Bill Jr., 1928
Me parece pertinente resaltar, inicialmente, que una parte fundamental de la esencia del ready-made está íntimamente ligada a la técnica cinematográfica. Pues tanto el uno como el otro reconfiguran el sentido y la funcionalidad de los objetos, trasladándolos a un universo simbólico, en el cual el significado se ve alterado por su contexto. La inscripción de objetos o fenómenos an-estéticos en el ámbito artístico funciona bajo las mismas reglas del montaje cinematográfico planteadas por Eisenstein (noción de choque, tan importante para el dadaísmo).
Ambos, el cine y el ready-made, comparten también un fundamento en la elección (el choix), pues al fin y al cabo los principios del montaje cinematográfico reposan sobre la base de elegir qué objetos aparecen en el encuadre, y en la posterior elección de qué determinado plano sigue o precede al otro.
En el ready-made, la conversión del objeto utilitario en objeto de contemplación (y en algo más que eso), depende directamente del acto electivo, (del choix), y es sólo esa elección la que otorga al ready-made la connotación de arte, y a quien lo eligió, la connotación de artista.
Por esta razón, el ready-made no puede ser considerado en una dimensión puramente estética y constituye por antonomasia, en el contexto de la creación y del genio creador (o autor), el objeto artístico menos artístico de todos. No se trata de la transfiguración de un elemento utilitario en un objeto de contemplación estética (obra de arte), sino de la mismísima anulación de la esteticidad comportada en los objetos estéticos tradicionales. Una abolición o neutralización del carácter estético y del acto creativo, y al mismo tiempo la anulación de la utilidad de un objeto funcional.
La Contraposición: Keaton vs. el Ready-Made
El ready-made es la nulidad absoluta del objeto en todas sus dimensiones experimentables; exactamente lo contrario a lo que sucede con el uso de los objetos en el universo de Buster Keaton. La transfiguración de los objetos por parte de Buster Keaton no puede relacionarse con las estrategias de ready-made; más bien, en Keaton, el acto es el inverso. Es la elección lo que dota de vida, tanto estética como utilitaria, a los objetos. Es en las manos de Keaton que un coco se convierte en una bala de cañón, o una simple rama se convierte en una garrocha (en College), permitiendo el desenlace de la historia.
Keaton: El Sujeto-Objeto
A esto se suma la propia figura de Keaton, como contraparte a la “humanización” de los objetos, o su transfiguración en sujetos. Pues Keaton es en sí mismo un punto medio entre el objeto y el sujeto, y esta cualidad de su figura y de su actuar son también parte fundamental del desenlace de las historias y de la misma estructura cómica de sus películas.
Buster Keaton se disfraza de espantapájaros en el corto The Scarecrow, 1920
En primera instancia, porque es su trabajo acrobático y corporal el que da lugar a los gags más sencillos o convencionales (las caídas, los golpes), y este trabajo corporal da la impresión de que su cuerpo es maleable, aún más que eso, irrompible. Parece que el personaje de Keaton no pudiese lastimarse o morir, como si ya fuese de por sí un saco de papas dispuesto a aceptar cada contacto con el suelo.
A esto se suma la invariabilidad de su expresión, que le valiese el apodo de “Cara de Piedra”; un rostro impasible que sin embargo no supuso en ningún momento un obstáculo para sus capacidades expresivas. Keaton, entonces, puede pasar por sí mismo como un particular sujeto-objeto, perteneciente a la vez al universo de lo inerte como al de las expresiones más humanas, y por lo mismo sus personajes son, las más de las veces, incapaces de adaptarse por completo al mundo. Crítico ante una vida absurdamente llena de cosas, Keaton supo, en sus películas, llenar a las cosas de vida.
Bibliografía
- OYARZÚN, Pablo – Anestética del Ready-Made, Universidad ARCIS, 1979
- ROHMER, Eric – “El Cine, Arte del Espacio”, en El Gusto por la Belleza, Paidós, Barcelona, 2000.
- FERNÁNDEZ CUENCA, Carlos- Buster Keaton, Filmoteca Nacional de España, Madrid, 1967.
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