15 Dic
El Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX
Contexto Histórico y Filosófico
El Realismo es un movimiento artístico y cultural que se desarrolla principalmente en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, en pleno auge de la segunda Revolución Industrial. Este periodo se caracteriza por la expansión de las clases burguesas y el capitalismo, en conflicto creciente con las ideologías marxistas y anarquistas. En filosofía, aparecen el positivismo, el evolucionismo y el auge del método científico y el experimentalismo.
El Realismo en la Literatura
El arte es entendido como una forma de acercamiento a la realidad. En literatura, la novela se convertirá en el género realista por excelencia. Al igual que en las ciencias, se parte de la observación de la realidad para hacer una descripción exacta del medio y de los personajes, buscando siempre la mayor objetividad posible. Por ello, el estilo se hace sobrio y sencillo, alejándose de las exageraciones románticas, y tratando de reflejar el habla coloquial. Es frecuente la crítica social, especialmente en las obras que se centran en los aspectos más sórdidos de la realidad.
El Realismo en España
En España, la novela realista parte del costumbrismo romántico, con Cecilia Böhl de Faber (quien firmó sus obras con el seudónimo de Fernán Caballero) y Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos).
A partir de la publicación de la primera novela de Galdós en 1870, La Fontana de Oro, el realismo se puede dividir en dos tendencias:
- Conservadora-tradicionalista: con José María de Pereda (Peñas arriba o Sotileza), que sobresale por la descripción del paisaje rural de su Santander natal. También debemos nombrar a Emilia Pardo Bazán, su principal representante (Los pazos de Ulloa).
- Liberal-progresista: representada por Juan Valera, con novelas protagonizadas por mujeres (Juanita, la Larga o Pepita Jiménez), para radicalizarse progresivamente con los dos grandes novelistas españoles: Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas.
Benito Pérez Galdós
La obra de Benito Pérez Galdós es muy rica y variada. Por un lado, presenta las 46 novelas de sus Episodios nacionales, en los que pretende reconstruir de manera novelada la historia del siglo XIX español. El resto de su obra narrativa se clasifica en tres etapas:
- Periodo inicial: novelas de tesis, centradas en la defensa ideológica de los principios liberales (Gloria, Doña Perfecta).
- Década de los ochenta: novelas españolas contemporáneas, un ambicioso fresco de la vida madrileña de los años de la Restauración, con múltiples personajes y un análisis muy minucioso de las clases medias-bajas y sus peculiaridades (Fortunata y Jacinta, La desheredada).
- Años noventa: novelas espirituales, en las que se centra más en el problema existencial y personal del individuo, destacando entre sus obras Misericordia o Tristana.
Leopoldo Alas «Clarín»
Leopoldo Alas utilizó desde muy pronto para sus obras su seudónimo periodístico, Clarín. Destaca su novela extensa: La Regenta, una obra que retrata la vida miserable y reprimida de una ciudad de provincias, Vetusta (que se corresponde con su ciudad de Oviedo), que acaba por derrotar los anhelos de libertad de sus protagonistas.
El Naturalismo
El Naturalismo, desarrollado en Francia por Émile Zola, es el resultado de trasladar los principios del Realismo a su extremo más radical, convirtiendo la literatura en ciencia. En la práctica, nos presenta los personajes y aspectos más degradados de la sociedad (borrachos, prostitutas, miseria, hambre, etc.). La novela naturalista no tuvo una gran aceptación en España hasta ya entrado el siglo XX (con Vicente Blasco Ibáñez y ciertas novelas eróticas). Emilia Pardo Bazán fue quien contribuyó a difundirlo, pero sus novelas se quedan en un naturalismo superficial, mostrándonos unos personajes de psicología conflictiva por sus duras condiciones de vida (La tribuna).
La Lírica y el Teatro
En lírica, además de la poesía intimista posromántica representada por Gustavo Adolfo Bécquer y por Rosalía de Castro, nos encontramos con una poesía realista antirretórica que hace uso de un lenguaje prosaico que la acerca a la prosa y cuyo principal representante es Ramón de Campoamor.
Aunque no procede hablar de un teatro propiamente realista al uso, en la producción teatral se dejan atrás los defectos del teatro anterior (histrionismo, falta de medios y precariedad) para mostrar de manera crítica la sociedad contemporánea en sus diferentes tendencias. La alta comedia se dirige y se inspira en la burguesía decimonónica, que gusta de temas contemporáneos y textos de gran calidad (José de Echegaray). El drama social tiene como protagonista al proletariado como en Juan José, de Joaquín Dicenta. Benito Pérez Galdós propone una profunda renovación con El abuelo o Electra. En el género chico destacan los hermanos Álvarez Quintero con su Andalucía tópica y Carlos Arniches con su casticismo madrileño.
Conclusión
En definitiva, Realismo y Naturalismo, aunque hayan experimentado valoraciones desiguales a través de los tiempos, han hecho de la verosimilitud, del análisis psicológico de los personajes y de la observación parte fundamental de la literatura contemporánea y han alumbrado algunas de las mejores novelas de toda nuestra historia.
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