06 Feb

Carlos de Sigüenza y Góngora: Un Intelectual Criollo en el Siglo XVII

Carlos de Sigüenza y Góngora, amigo personal de Sor Juana Inés de la Cruz, fue un destacado científico y escritor. Su figura marca una transición hacia el siglo XVIII en cuanto a modelos de pensamiento e ideología, abriendo camino al pensamiento criollista.

Nacido en 1645 y fallecido en 1700, Sigüenza y Góngora es considerado un autor barroco, aunque sus modelos no se limitan al pasado. Su importancia radica en demostrar a los europeos que un criollo podía poseer conocimientos científicos tan o más actualizados que los de un científico del Viejo Mundo.

Contribuciones al Pensamiento Indiano

Encontramos a Sigüenza y Góngora en la historia del pensamiento indiano a través de sus interpretaciones sobre:

  • La aparición del cometa en 1680.
  • El eclipse de sol en 1691.

En ambas ocasiones, se opuso a la creencia popular de que estos fenómenos eran castigos divinos que llamaban al arrepentimiento.

Sobre el eclipse, escribió el libro titulado Alboroto y motín de los indios en México.

Autoridad y Orígenes Criollos

Sigüenza y Góngora buscó congraciarse con la ortodoxia y el poder. Como científico criollo blanco, reivindicó su autoridad y sus orígenes a través de su obra. Desde 1672, ocupó un puesto en la Universidad de México, y en 1680 fue nombrado cosmógrafo real, lo que sugiere una posición de autoridad.

Controversias y Limitaciones

Sin embargo, ciertos elementos sugieren que su autoridad no era absoluta. A los 15 años, ingresó con los jesuitas, pero fue expulsado por escaparse del convento por las noches, un episodio de «inmoralidad» que lo persiguió toda su vida.

Por lo tanto, ocupó una esfera secundaria de poder, a diferencia de Sor Juana Inés de la Cruz, quien se situaba en el centro del poder.

Fue amigo y partidario del Conde de Galve, pero nunca comprometió su opinión científica para obtener un lugar central de poder.

Su interpretación del cometa de 1680 contradijo las posturas del arzobispado, que lo consideraba una señal divina. Sigüenza nunca se alineó con la opinión generalizada.

En cuanto a autoridad y experiencia, poseía una autoridad relativa, pero reclamaba una experiencia igual o superior a la de un europeo.

El Cometa de 1680 y la Disputa Intelectual

Se le encargó una obra para el virreinato, y ese mismo año apareció el cometa. La interpretación general era que se trataba de una señal divina que anunciaba grandes daños y castigos.

A finales del siglo XVII, se vislumbraba una audacia creciente hacia los mitos, y la observación del cometa representó un desafío para aquellos que no eran audaces. Esto provocó la respuesta de un colega de la cátedra, quien publicó una refutación en 1681, afirmando que los fenómenos eran señales divinas que coincidían con grandes conmociones públicas. Sigüenza respondió con «?» en 1681.

La astronomía y la astrología comenzaban a separarse.

Sigüenza también publicó contra Martín de la Torre, específicamente Belerofonte matemático contra la quimera astrológica de don Martín de la Torre en 1682.

Otro compañero de cátedra, José de Escobar, publicó un discurso donde afirmaba que los cometas eran exhalaciones de cadáveres.

El Encuentro con Eusebio Kino

En este contexto, llegó al virreinato el jesuita austriaco Eusebio Francisco Kino, quien renunció a una carrera científica y teológica para dedicarse a la vida misional en el noroeste de México.

Sigüenza creyó encontrar en Kino un interlocutor superior a sus compañeros. Kino simuló coincidir con las ideas de Sigüenza y le prometió preparar una obra para el virreinato. Sigüenza, esperando una defensa de sus ideas, le regaló mapas a Kino.

Antes de partir a las misiones, Kino le entregó su libro, La Exposición astronómica de 1681. Al leerlo, Sigüenza descubrió que Kino se burlaba de él, coincidiendo con sus detractores y ridiculizando sus observaciones.

En su obra astronómica, Sigüenza respondió, demostrando tener fuentes más modernas que las de Kino. Esta fue, por lo tanto, una reivindicación criollista.

Los Infortunios de Alonso Ramírez

Sigüenza también es autor de Los infortunios de Alonso Ramírez (1690), una obra de género ambiguo, entre la crónica y la novela, muy breve (30 páginas), que narra la vuelta al mundo de Alonso Ramírez, un puertorriqueño. Tras su aventura, Ramírez regresa y cuenta su peripecia al rey. La narración está en primera persona, aunque es una falsa primera persona, ya que no fue narrada por Alonso Ramírez, sino por Sigüenza, sin mencionarlo hasta el final de la obra.

Es una novela o crónica paródica del conocimiento que aportan las crónicas.

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