05 Ene
Castilla, Aragón, Navarra y Granada: Siglos XIII, XIV y XV
El Fortalecimiento de Castilla
Desde los últimos años del siglo XIII, Castilla se vio afectada por continuos problemas políticos. La monarquía no conseguía imponer su autoridad a una nobleza que, fortalecida por los grandes repartimientos territoriales del siglo XIII, aprovechaba los momentos difíciles (minorías de edad de los reyes, guerras civiles dinásticas) para resarcirse de los problemas causados por la crisis de esta época a costa del patrimonio y de la autoridad real (rentas, jurisdicciones).
El reino de Castilla fue fortaleciéndose progresivamente durante los siglos XIV y XV. Las teorías políticas, basadas en el derecho romano, que convertían al rey de señor de vasallos en soberano de súbditos, fueron difundidas por los tratadistas políticos. Así, aunque la aristocracia conservó e incrementó su poder económico y social, la monarquía afirmó su supremacía política. Las Cortes, que carecían de facultades legislativas, y los municipios, que, controlados por los corregidores reales, tampoco supusieron un contrapeso al poder real.
La Monarquía Contractual de la Corona de Aragón
La tradición feudal (especialmente viva en Cataluña) consideraba al rey como un primum inter pares de sus vasallos más poderosos: aristocracia, clero y patriciado urbano. Los tratadistas políticos desarrollaron la teoría pactista, según la cual la autoridad real se fundamenta en un pacto con el reino representado por sus clases dominantes.
Las Cortes fueron adquiriendo mayor importancia y prestigio hasta convertirse en un contrapeso efectivo del poder real. Las Cortes, dotadas de funciones legislativas, desarrollaron órganos permanentes (Diputación del General) para velar por el cumplimiento efectivo de los acuerdos tomados en Cortes. A pesar de estas limitaciones al ejercicio del poder, los monarcas de la Corona de Aragón trataron continuamente de reforzar su autoridad y sus atribuciones.
Navarra y Granada
El reino de Navarra logró preservar su independencia frente a Castilla y frente a Aragón, aunque se colocó dentro de la órbita francesa. Así, desde la muerte de Sancho VII, en 1234, Navarra estuvo gobernada por dinastías francesas hasta que, en 1512, Fernando el Católico incorporó Navarra a la Corona de Castilla.
Granada: El reino nazarí de Granada, densamente poblado, desarrolló una economía próspera (agricultura intensiva, industria sedera, activo comercio con el norte de África) y una floreciente vida artística.
Castilla y el Atlántico
Después de los grandes avances territoriales de la primera mitad del siglo XIII, la actividad reconquistadora de Castilla se redujo al llamado problema del Estrecho. Castilla mantuvo una pugna por el dominio del Estrecho con el reino de Granada y con los últimos invasores norteafricanos, los benimerines. Los principales episodios fueron: toma de Tarifa por Sancho IV (1292); ocupación de Gibraltar por Fernando IV; invasión de los benimerines que recuperaron Gibraltar y sitiaron Tarifa; derrota de los benimerines en El Salado (1340) y Palmones (1343) por el rey Alfonso XI, que tomó Algeciras e intentó infructuosamente la conquista de Gibraltar, conseguida finalmente en tiempo de Enrique IV (1462).
La política exterior castellana se apoyó en una colaboración con Francia, especialmente después de la implantación de la dinastía Trastámara. La guerra civil entre Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara se convirtió en un apéndice de la Guerra de los Cien Años que enfrentaba a Francia e Inglaterra. Esta apoyó a Pedro, pero Enrique II logró imponerse gracias a la ayuda francesa (1369). Castilla colaboró militarmente con Francia frente a Inglaterra y redobló su presencia comercial en el mar del Norte. Allí, las lanas castellanas empezaban a sustituir a las inglesas.
En el reinado de Enrique III (1390-1406), los nobles normandos La Salle y Bethencourt, como vasallos del rey de Castilla, tomaron posesión de parte del archipiélago canario (Fuerteventura, Lanzarote, Gomera y Hierro). Esto suscitó una rivalidad con Portugal, que no se resolvió hasta que Castilla aceptó que el litoral africano fuera de Portugal con la excepción de las islas Canarias (Tratado de Alcáçovas, 1479).
La Expansión de la Economía Castellana
Desde principios del siglo XV se produjo un relanzamiento económico adaptado a las nuevas circunstancias: aumento de la población e integración en la economía europea a través de la ruta comercial del Estrecho – mar del Norte.
Algunos cultivos, como la vid y el olivo, alcanzaron una gran expansión, sobre todo en Andalucía. Pero el hecho más destacado fue el auge de la ganadería lanar. La nobleza, que controlaba la Mesta, y la Monarquía potenciaron este sector que se convirtió en el motor de la economía castellana.
El comercio de lana dio vida a un área económica que se situaba en los puertos del Cantábrico. La costa andaluza era otra importante área comercial.
La principal industria castellana era la industria textil, pero esta industria se limitó a abastecer el mercado interior.
Revolución de la Economía en la Corona de Aragón
Entre 1275 y 1356 las zonas marítimas de la Corona de Aragón alcanzaron una expansión económica similar a la expansión militar.
La base de esta prosperidad fue el comercio en todo el Mediterráneo impulsado por la burguesía. Los mercaderes catalanes exportaban tejidos, hierro y armas e importaban especias, trigo y algodón.
Estimuladas por el comercio se extendieron las actividades manufactureras (industria). En el trabajo del hierro se introdujeron avances técnicos y la construcción naval obtuvo el nivel que correspondía a un gran imperio. La industria textil fue otro de los pilares de la economía catalana.
Desde mediados del siglo XIV se inició una crisis económica y social en Cataluña que se agravó en el siglo XV a causa de la persistencia de las epidemias, conflictos sociales y la guerra civil.
El reino de Aragón desarrolló unas estructuras económicas y sociales parecidas a las de Castilla.
La Crisis Demográfica
En el siglo XIV se produjo un grave descenso de la población como consecuencia de la gran mortalidad desencadenada, principalmente, por la Peste Negra. En el siglo XV se produjo una recuperación. Tanto las epidemias como la posterior recuperación afectaron de distinta forma a los reinos hispánicos. En Castilla la recuperación fue perceptible desde principios del siglo XV. En Cataluña las epidemias fueron más graves y continuaba sumida en la crisis a finales del siglo XV, cuando el resto de los estados de la Corona de Aragón habían superado el bache demográfico.
Las Tensiones Sociales
Castilla: Se produjeron conflictos de carácter antiseñorial. La aristocracia usurpaba tierras y campesinos a la Iglesia y a la Corona. Las ciudades, para oponerse al poder de los señores, se organizaron en hermandades. Los abusos señoriales promovieron revueltas campesinas.
Corona de Aragón: Los señores aumentaron las exigencias sobre sus campesinos provocando revueltas. Esta situación no se resolvería hasta el reinado de Fernando el Católico.
Los conflictos urbanos enfrentaron los intereses de la clase artesanal con los de la alta burguesía. En estos conflictos sociales la monarquía intervino en beneficio de sus propios intereses políticos.
Minorías marginadas: Las minorías étnico-religiosas, especialmente los judíos, fueron duramente afectados por la crisis. En casi toda España tuvieron lugar motines antijudíos con matanzas y saqueos.
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