07 Abr
La técnica del realismo mágico
El realismo mágico es una técnica narrativa que muestra lo irreal como algo cotidiano, sin explicaciones ni asombro. Se nutre del surrealismo europeo y de las culturas precolombinas, fusionando lo onírico, lo irracional y las supersticiones. Esta técnica se consolidó en la literatura latinoamericana de los años 60 y 70, en un contexto de modernización y represión política, donde la palabra adquirió un fuerte poder de denuncia.
En Crónica de una muerte anunciada, el realismo mágico se manifiesta en la naturalización de lo extraordinario: el olor de Santiago Nasar que persiste tras su muerte, la visión de un pájaro fluorescente o el alma de la viuda de Xius intentando recuperar sus pertenencias. No obstante, estos elementos son presentados como percepciones personales, manteniendo la credibilidad de la crónica periodística.
También aparecen lo onírico y la hipérbole: los sueños se interpretan como augurios y los eventos se exageran, como la muerte de Santiago, quien sigue caminando después de ser destripado. Los sentimientos en la novela son extremos: Ángela Vicario escribe miles de cartas a Bayardo San Román, quien, a su vez, toma decisiones desmesuradas para conquistarla.
Otro rasgo clave del realismo mágico es la unión de opuestos, donde religión y superstición, moral tradicional y deseos desenfrenados coexisten en un mismo universo narrativo.
Temas principales
El amor
La novela presenta el amor con una fuerte carga de machismo y desigualdad. Se muestra a los hombres disfrutando de relaciones sexuales sin consecuencias, mientras que las mujeres deben preservar su honor. Bayardo San Román trata a Ángela Vicario como una presa a conquistar, desplegando su poder y riqueza para casarse con ella. Su relación avanza a contracorriente: cuando él la desea, ella lo rechaza; cuando él la abandona, ella se enamora locamente. Sin embargo, el amor triunfa al final, cuando Bayardo regresa con las cartas de Ángela, sugiriendo un destino que los une pese a las adversidades.
El honor
El código de honor rige la sociedad del pueblo, y los hermanos Vicario están obligados a matar a Santiago Nasar para restaurar la honra familiar. Este concepto recuerda el teatro del Siglo de Oro, donde el deshonor de una mujer afecta a toda la familia y la única solución es la venganza sangrienta. La hipocresía del pueblo es evidente: se condena a Ángela por perder la virginidad, pero se acepta que los hombres frecuenten prostíbulos sin consecuencias. Además, el pueblo justifica el asesinato, considerando que los asuntos de honor no deben ser interferidos. A través de esta crítica irónica, García Márquez denuncia la absurda rigidez de este código social.
El fatum (destino trágico)
Desde el inicio, el lector sabe que Santiago Nasar morirá, lo que refuerza la idea de un destino inevitable. A pesar de que hay numerosas oportunidades para evitar el crimen, una serie de errores, coincidencias y torpezas humanas lo hacen imposible. Entre ellas destacan:
- Santiago es el único que no sabe que lo van a matar.
- No se aclara si realmente deshonró a Ángela, pero ella insiste en acusarlo.
- Casualidades fatales: el día del crimen sale por la puerta equivocada, el mensaje que lo advertía no se encuentra a tiempo.
- Errores de interpretación: su madre cierra la puerta creyendo protegerlo, cuando en realidad lo condena.
- Presagios de muerte: sueños, sensaciones de frío, imágenes de fantasmas y el olor a flores marchitas anuncian su trágico final.
La historia, al estar llena de advertencias y señales, refuerza la sensación de que la tragedia no solo era predecible, sino también inevitable.
El perspectivismo como técnica narrativa
García Márquez emplea el perspectivismo como técnica narrativa, presentando la historia desde múltiples puntos de vista. Narrador, protagonistas y testigos ofrecen versiones diferentes y, en ocasiones, contradictorias de los hechos. Esto genera ambigüedad y relativiza la verdad, obligando al lector a interpretar los datos y reconstruir la historia por sí mismo.
El relato es contado por un narrador interno, amigo del protagonista, que investiga el crimen veintisiete años después. Su narración se basa en recuerdos, testimonios, documentos oficiales y cartas, lo que introduce distintas perspectivas temporales.
Para narrar, usa dos enfoques:
- Tercera persona omnisciente para describir hechos de manera objetiva (“El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana…”).
- Primera persona subjetiva para expresar dudas y recuerdos personales (“Yo conservaba un recuerdo muy confuso de la fiesta…”).
También cede la voz a los testigos mediante estilo directo, incluyendo diálogos y fragmentos de documentos. Sin embargo, las versiones se contradicen, como en el caso de Victoria Guzmán, quien primero niega saber del crimen y luego lo admite.
Este juego de perspectivas crea una sensación de incertidumbre e indeterminación, especialmente en torno a la culpabilidad de Santiago Nasar, y hace que el lector sea quien deba ensamblar las piezas de la historia.
Personajes
La novela de García Márquez presenta una galería de personajes que ofrecen diferentes versiones de los hechos y muestran diversas posturas frente al asesinato de Santiago Nasar. Los protagonistas principales son Santiago Nasar, Ángela Vicario y Bayardo San Román, alrededor de los cuales gira la trama.
Santiago Nasar
Es el eje central del relato: un joven de 21 años, de ascendencia árabe, acusado de deshonrar a Ángela Vicario y posteriormente asesinado por los hermanos de esta. Se le describe como alegre, pacífico y aficionado a los caballos y las armas, aunque también se resaltan sus actitudes machistas y su comportamiento abusivo con las mujeres.
Las opiniones sobre él son contradictorias: mientras algunos lo ven como un hombre honorable y religioso, otros lo perciben como un mujeriego y acosador. Su muerte adquiere un matiz casi místico, pues su cuerpo parece desafiar la realidad: sigue caminando tras ser acuchillado y algunos testigos afirman que emana un resplandor sobrenatural, lo que refuerza la idea de que su figura tiene una dimensión simbólica.
Bayardo San Román
Es el forastero que llega al pueblo envuelto en un halo de misterio. De familia adinerada y con gran fortuna personal, representa la superficialidad y el materialismo, pues intenta conquistar a Ángela Vicario a base de dinero y apariencias. Al descubrir que su esposa no es virgen, la devuelve a su casa, lo que precipita el conflicto principal de la novela.
Sin embargo, su carácter cambia con el tiempo: de hombre poderoso y altivo, pasa a convertirse en un ser derrotado y solitario. Tras años de separación, regresa a Ángela con todas las cartas que ella le escribió sin abrir, lo que sugiere que su amor nunca desapareció.
Ángela Vicario
Es la figura clave del drama, pues su acusación contra Santiago Nasar desencadena el crimen. Al principio es presentada como una joven sumisa y de espíritu débil, pero a lo largo de la novela demuestra una gran fuerza interior. Primero, rechaza a Bayardo, pese a que es un buen partido. Luego, no oculta su falta de virginidad, aun sabiendo las consecuencias que esto podría traerle. Finalmente, se enamora de él después de ser rechazada y pasa años escribiéndole cartas de amor hasta conseguir que regrese.
La incertidumbre rodea su acusación a Santiago: nunca se confirma si él fue realmente su amante o si ella lo nombró para proteger a otra persona, confiando en que sus hermanos no se atreverían a matarlo por su posición social.
Los hermanos Vicario (Pablo y Pedro)
Pedro y Pablo Vicario, hermanos gemelos de Ángela Vicario, son los ejecutores del crimen, pero no actúan con entusiasmo, sino por obligación moral. Su crimen no es fruto del odio personal, sino de la necesidad de defender el honor familiar.
Pedro Vicario
Es el más decidido de los dos. Fue soldado y contrajo una enfermedad venérea en el ejército, lo que lo convierte en una figura endurecida por la vida. Es quien toma la iniciativa en el asesinato.
Pablo Vicario
En un principio, es más dubitativo, pero al final asume su rol de vengador con más convicción que su hermano. Tras ser liberado, se casa con su novia y sigue con su vida.
Ambos intentan evitar el crimen de manera inconsciente:
- Anuncian públicamente su intención, como esperando que alguien se los impida.
- Se embriagan y retrasan el asesinato lo más posible.
- Cuando finalmente lo cometen, actúan como autómatas, sin mostrar placer ni emoción.
A pesar de ser los asesinos, la sociedad los absuelve porque su crimen responde a un código de honor. Sin embargo, el hecho de que no huyan ni se resistan al arresto muestra que son tan víctimas como verdugos, atrapados en las normas de su tiempo.
Otros personajes
Además de los protagonistas, la novela presenta una serie de personajes secundarios que juegan un papel clave en la reconstrucción de los hechos. Algunos intentan evitar el asesinato, mientras que otros se muestran indiferentes o cómplices por omisión, contribuyendo así a la tragedia.
Los que intentan salvar a Santiago Nasar
- Plácida Linero (madre de Santiago): No recibe la noticia del asesinato a tiempo o la malinterpreta. En un giro irónico del destino, cierra la puerta de su casa creyendo que su hijo está a salvo, cuando en realidad lo deja atrapado y expuesto a sus asesinos.
- Cristo Bedoya (amigo de Santiago): Corre desesperadamente por el pueblo intentando avisarle, pero nunca logra alcanzarlo. Representa el esfuerzo inútil frente a un destino inevitable.
- Luisa Santiaga (madre del narrador): Al enterarse del peligro que corre Santiago, intenta advertir a su madre, pero llega demasiado tarde. Su fracaso refuerza la idea de que el crimen es irreversible.
- El coronel Aponte (alcalde del pueblo): En lugar de actuar con determinación, trata el asunto con desidia y burocracia, quitando los cuchillos a los hermanos Vicario pero sin tomarse en serio su amenaza.
La pasividad del pueblo
La mayoría de los habitantes no hacen nada para impedir el asesinato, ya sea porque creen que Santiago ya lo sabe y huirá, o porque aceptan la idea de que el crimen es necesario para restaurar el honor de Ángela Vicario. Esta actitud de fatalismo colectivo convierte al pueblo en un personaje más de la historia, responsable indirecto del destino de Santiago.
Los personajes femeninos y la visión de la mujer
La novela muestra la educación desigual entre hombres y mujeres en la sociedad de la época. Mientras los hombres tienen libertad para comportarse como deseen, las mujeres son criadas para el matrimonio y el hogar.
- Las “buenas mujeres” (madres, hijas, esposas, monjas) tienen la función de preservar el orden social y cumplir con los valores tradicionales.
- Las mujeres marginadas, como las prostitutas y amantes, son vistas como necesarias, pero excluidas de la vida social “respetable”.
Uno de los personajes más interesantes es María Alejandrina Cervantes, la prostituta más famosa del pueblo. A diferencia de otras mujeres, vive con independencia y sin la presión del matrimonio. Aunque Santiago Nasar estuvo enamorado de ella en su juventud, su relación nunca se concretó. El narrador la describe con respeto y cariño, resaltando su elegancia, ternura y severidad. En la novela, no se la juzga por su oficio, lo que contrasta con la estricta moral impuesta a otras mujeres.
En conjunto, estos personajes reflejan una sociedad atrapada en el machismo y el fatalismo, donde las normas de honor determinan la vida y la muerte de las personas.
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