10 Dic
Clasificación general que nos ayude a diferenciar ciertas carácterísticas comunes en los individuos y nos facilite ciertas pautas a la hora de atenderlos:
Pretende obtener el producto por la menor cantidad de dinero que sea posible. Acude a todas las ofertas de viajes de la agencia. Para que a la agencia le resulte rentable, debemos ofrecerles productos que dentro de las tres «B» nos resulten económicamente rentables. Hay que tratar de hacerle ver las ventajas de los productos de la agencia y convencerle de la calidad de sus servicios.
La imagen del establecimiento y del vendedor son tomadas como referente por el cliente de lo que será su viaje.El cliente se suele dirigir al vendedor como desean que lo traten a él, por lo que esa actitud marca unas pistas para establecer una conversación fluida y cercana. Tras saludar educadamente al cliente, conviene dejar que exprese sus deseos ya que denotan sus necesidades. Emplear la empatía, Aunque el precio suele constituir un factor decisivo, el tiempo, la calidad o las experiencias previas del agente y de otros turistas sobre un destino o proveedor pueden aconsejar eliminar un producto de nuestra oferta. Recordar que un cliente satisfecho atrae nuevos clientes. Recordar que es mejor perder un potencial cliente que tener uno insatisfecho.Un cliente debidamente informado sobre los posibles incidentes que puedan acontecer en un destino está preparado para aceptar estos inconvenientes como parte del viaje. Demostrar interés cuando el cliente habla mediante gestos, toma de notas y asentimientos con la cabeza. Respetar las ideas del consumidor pero hacerle ver sus errores de forma elegante si consideramos que esa actitud puede establecer falsas expectativas sobre el producto que vendemos. Exponer nuestros argumentos de forma ordenada, coherente y profesional pero huyendo del lenguaje técnico. No contradecir nunca sus argumentos, pero en caso de considerar que está equivocado, mostrar experiencias y situaciones previas para que él mismo se dé cuenta de sus fallos. Ser paciente. En caso de divagar, tratar de conducir la conversación sobre el asunto que nos interesa en función del tiempo disponible y las posibilidades del negocio. Tratar de dirigirse al cliente siempre por su nombre ya que esta actitud le hace sentirse más importante y valorado por la empresa Al teléfono, iniciar el diálogo con un saludo e identificándose. Tomar una actitud de servicio sin caer en el servilismo. Asumir educadamente los errores y disculparse. No asumir competencias que la dirección no nos ha autorizado. Formular las preguntas con tacto y nunca dar órdenes al cliente de forma directa o indirecta.
A) El comprador rebaja
B) El cliente amigable
Emplea mucho tiempo en hablar sobre su familia, su trabajo, sus problemas y otros temas que nada tienen que ver con el producto/servicio que está buscando. Le gusta ser escuchado y le molesta que le corten o que se intente apresurar su venta. Es necesario ser muy amable con él y, hábilmente, hay que intentar reconducir la conversación hacia el tema de interés, de manera suave pero progresiva, sin que se dé cuenta de que está perdiendo el control de la conversación. El cierre de la venta se va consiguiendo por etapas, aprovechando interrupciones en su discurso.C) El cliente tímido
Apenas habla. Le gusta escuchar al vendedor y estudiar atentamente lo que se le dice. Resulta difícil averiguar cuáles son sus necesidades y sobre todo, cuáles son sus expectativas. Por lo tanto, es importante conseguir que participe en la conversación, haciéndole preguntas que tendrá que contestar. En el proceso de información acerca del producto es conveniente introducir anécdotas y vivencias, pero las explicaciones han de ser precisas.D) El cliente indeciso
Se considera incapaz de tomar una decisión por sí solo y, por tanto, necesita de un asesoramiento intenso que le ayude a decidir. Analiza reiteradamente las ventajas e inconvenientes de los productos o servicios antes de decidirse a comprar. Es necesario ganárselo, poniéndose de su lado y haciéndose cargo de su indecisión. Además, hay que convencerle de que los servicios de la agencia son de una calidad inmejorable.E) El cliente agresivo
Se encuentra totalmente a la defensiva. Piensa que se le va a engañar y, cualquier frase o actitud del vendedor será tomada como una ofensa. No se puede caer en su juego y no hay que contestar jamás a las agresiones. Es necesaria una gran dosis de autocontrol y de serenidad, y suavemente hay que hacerle ver la buena disposición y actitud positiva del agente.F)Cliente inteligente
Analiza la información que se le proporciona y su mente funciona de manera lógica. Tiene las ideas muy claras. Las argumentaciones acerca del producto han de ser rápidas y transparentes, demostrando un total conocimiento del mismo.G) El cliente experto
Son personas generalmente bien preparadas que demuestran buenos conocimientos en los temas y les gusta presumir de lo que saben. Es necesario darles gran cantidad de datos técnicos, intentar ponerse a su nivel. No hay que contradecirles abiertamente ni afirmar datos de los que no se esté totalmente convencido,ni se pueden establecer reglas que garanticen la total satisfacción de nuestros clientes reales o potenciales, pero conviene recordar que: La imagen del establecimiento y del vendedor son tomadas como referente por el cliente de lo que será su viaje.El cliente se suele dirigir al vendedor como desean que lo traten a él, por lo que esa actitud marca unas pistas para establecer una conversación fluida y cercana. Tras saludar educadamente al cliente, conviene dejar que exprese sus deseos ya que denotan sus necesidades. Emplear la empatía, Aunque el precio suele constituir un factor decisivo, el tiempo, la calidad o las experiencias previas del agente y de otros turistas sobre un destino o proveedor pueden aconsejar eliminar un producto de nuestra oferta. Recordar que un cliente satisfecho atrae nuevos clientes. Recordar que es mejor perder un potencial cliente que tener uno insatisfecho.Un cliente debidamente informado sobre los posibles incidentes que puedan acontecer en un destino está preparado para aceptar estos inconvenientes como parte del viaje. Demostrar interés cuando el cliente habla mediante gestos, toma de notas y asentimientos con la cabeza. Respetar las ideas del consumidor pero hacerle ver sus errores de forma elegante si consideramos que esa actitud puede establecer falsas expectativas sobre el producto que vendemos. Exponer nuestros argumentos de forma ordenada, coherente y profesional pero huyendo del lenguaje técnico. No contradecir nunca sus argumentos, pero en caso de considerar que está equivocado, mostrar experiencias y situaciones previas para que él mismo se dé cuenta de sus fallos. Ser paciente. En caso de divagar, tratar de conducir la conversación sobre el asunto que nos interesa en función del tiempo disponible y las posibilidades del negocio. Tratar de dirigirse al cliente siempre por su nombre ya que esta actitud le hace sentirse más importante y valorado por la empresa Al teléfono, iniciar el diálogo con un saludo e identificándose. Tomar una actitud de servicio sin caer en el servilismo. Asumir educadamente los errores y disculparse. No asumir competencias que la dirección no nos ha autorizado. Formular las preguntas con tacto y nunca dar órdenes al cliente de forma directa o indirecta.
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