24 Sep
Resumen del Argumento de Crónica de una muerte anunciada.
El primer capítulo de la novela «Crónica de una muerte anunciada» nos presenta al protagonista y nos desvela directamente el fin del mismo: su muerte por asesinato.
Santiago Nasar salió de la casa a las 06:05 horas, con el propósito de esperar al Obispo que arribaba en el buque al puerto del pueblo. Lo hizo con su camisa y pantalones de lino blanco, porque quería estar decente para la visita del representante de la Iglesia Católica, ya que sus prendas normales de vestir son de traje color caqui y botas de montar, por la costumbre de acudir a la hacienda El Divino Rostro que había heredado de sus padres Ibrahim Nasar y Placida Linero, y que él administraba.
Santiago Nasar antes de irse tomó dos aspirinas (le dolía la cabeza porque había pasado toda la noche en la parranda de celebración de una boda) y entró al cuarto de su madre, Plácida Linero, quien poseía la facultad de interpretar los sueños siempre que se los contaran en ayunas. Santiago le contó a Plácida Linero algo sobre un sueño con árboles, pero la madre, medio en vigilia, medio en sueño, sólo atendió a la presencia en ese mismo sueño de pájaros, que eran signo de buena salud. A continuación Santiago Nasar entra en la cocina de la casa donde están Victoria Guzmán, la criada, y su hija, Divina Flor, a quien Santiago mira con ojos libidinosos.
Victoria Guzmán le amenaza con un cuchillo y le dice que se aparte de su hija. Según pudo saber el autor de la crónica (el propio García Márquez) Victoria y Divina Flor ya sabían en ese momento que los gemelos Vicario iban a terminar con la vida de Santiago Nasar. Después, Santiago Nasar, se dirige al puerto a ver la llegada del obispo, pero éste, tal y como había predicho su madre, no llega a tocar tierra y se limita a bendecir desde el buque de vapor a la muchedumbre que le esperaba engalanada en el muelle. En el camino pasa por la tienda de leche de Clotilde Armento, donde ya le esperaban con los cuchillos envueltos en periódicos, los hermanos Vicario.
Clotilde consigue convencerles para que no le maten en ese momento, por respeto al obispo que iba a visitar el pueblo. Los hermanos se convencen y le dejan pasar.En el puerto Santiago Nasar se encuentra con Cristo Bedoya y su hermana Margot.
Ésta última le invita a desayunar en su casa, sabedora de que lo iban a matar, pero Santiago decide pasar por casa a cambiarse de ropa y luego ir a casa de los Bedoya. Cuando Luisa Santiaga, madre de Cristo y Margot, se enteró de que iban a matar a Santiago se dirigió presta a la casa de su comadre Plácida Linero, pero alguien le avisa por el camino de que ya han matado a Santiago Nasar.
El segundo capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» nos descubre los motivos de la muerte de Santiago Nasar.
Bayardo San Román, un personaje algo curioso desde su llegada al pueblo, de familia adinerada, hombre que se fijo de Ángela hasta lograr las nupcias con ella, sin haberla enamorado en su integridad. Bayardo, en la noche de las nupcias devuelve a su prometida con los padres por no llegar virgen a su primera relación de matrimonio, catalogándolo como una deshonra. El narrador tuvo la oportunidad de conocer a Bayardo San Román cuando estuvo en vacaciones de Navidad en el pueblo, y no lo encontró tan raro como decían. Le pareció atractivo, en efecto, pero muy lejos de la visión idílica de Magdalena Oliver. Le pareció más serio de lo que hacían creer sus travesuras, y de una tensión recóndita. Ya para entonces había formalizado su compromiso de amores con Ángela Vicario, no sin antes haber conquistado a sus futuros suegros y cuñados contra la voluntad de la novia para la boda, impresionándolos por el dinero que poseía. Ángela confesó que había logrado conmoverla, pero por razones contrarias del amor. Ya que detestaba a los hombres altaneros, y nunca había visto uno con tantas ínfulas. Además, pensó que era polaco.los novios se casan y se celebran los festejos nupciales, aumentados hasta el delirio por el dinero de Bayardo.
Los invitados se retiran a descansar. Cuando los gemelos Vicario llegan a la casa familiar después de la parranda, sobre las tres de la mañana, encuentran en el sofá de casa a Ángela con la cara macerada a golpes. Uno de los gemelos la levanto y la sentó en la mesa del comedor y le preguntó, temblando de rabia, quién había sido, contestando ella «Santiago Nasar». Dijo que sólo recordaba que la sostenía con una mano y la golpeaba con la otra con tanta rabia que llegó a pensar que la iba a matar.
En el tercer capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» los protagonistas son los hermanos Vicario. Cuenta como en el juicio celebrado por la muerte de Santiago Nasar tres años después de los hechos, los gemelos Vicario de declararon autores del crimen «a conciencia» pero se declaraban inocentes pues lo hiceron por recuperar el honor de la familia. Estuvieron en la cárcel esos tres años, en espera del juicio, porque no tenían dinero para pagar la fianza. En este capítulo se procede a una reconstrucción de los hechos desde la óptica de los hermanos Vicario.
Cuando Ángela les contó lo de Santiago Nasar cogieron unos cuchillos y esperaron durante tres horas en la tienda de Clotilde Armento a que fuera el joven Nasar. Unos agentes de la ley van a la tienda y les quitan los cuchillos: antes de ir donde Clotilde Armento, los hermanos Vicario habían anunciado por todo el pueblo que iban a matar a Santiago Nasar.
Después de este encuentro con los agentes del orden, los hermanos Vicario van a casa de Plácida Linero para esperar a Santiago y matarlo. En el camino se detienen en casa de Prudencia Cortés, hermanda del gemelo Pablo y toman café. Después los gemelos vuelven a la tienda de Clotilde Armento con otros cuchillos.
El cuarto capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» comienza describiendo las circunstancias de la autopsia del cadáver de Santiago Nasar.
Al no poder controlar el estado de descomposición del cuerpo, Lázaro Aponte, el Gobernador de la provincia, le ordenó al sacerdote de la población, el Padre Carmen Amador, que comenzara la autopsia. Al inspeccionar el cuerpo sin vida, el párroco observa que Santiago Nasar padecía una hipertrofia en el hígado que habría supuesto su muerte en pocos años. Estaba destinado a morir.Entretanto, en el juicio los gemelos fueron absueltos y se quedaron en Riohacha a solo un día de viaje de Manaure donde vivía su familia. Allí fue Prudencia Cortés a casarse con Pablo, que aprendió el oficio del oro en el taller de su padre y se ganó la vida como orfebre. En cambio Pedro sin tener a nadie, se reenganchó tres años después a las Fuerzas Armadas, mereció las insignias de sargento primero, y un día se incorporó a las filas de la guerrilla
.A San Román se le recordaría durante años como «El pobre Bayardo», siendo para muchos la víctima de la historia.
Bayardo después de lo acaecido con Ángela Vicario se emborrachó. Poco después su familia viene a por él y se lo llevaron del puebloVeintitrés años después Ángela Vicario le contaría al narrador lo que sucedió la noche de bodas. Jamás llegó a olvidarse de Bayardo y llegó a escribirle más de dos mil cartas. Días después de la última carta, Bayardo se presentó en su casa y se reconciliaron.
En el ‘quinto capítulo y último de Crónica de una muerte anunciada se produce una reconstrucción de los hechos. El juez que investigó la causa acababa de salir de la facultad de Derecho. Durante el proceso no se determinó si Santiago Nasar había realizado o no la supuesta tropelía que indignó a los gemelos Pedro y Pablo Vicario y provocó su propia muerte.
Cristo Bedoya, médico y amigo de Santiago Nasar cuando se enteró de que iban a matar a Santiago salió a la calle para prevenirle y defenderle. Una señora le entretuvo el tiempo suficiente para llegar tarde. Previamente, Cristo Bedoya había visto en el club social al alcalde, Lázaro Aponte, para denunciar que los hermanos Vicario iban a asesinar a Santiago Nasar y lo estaban anunciando por todo el pueblo. Poco antes de morir, Santiago Nasar había pasado a visitar a su novia, Flora Miguel, la cual, al enterarse de la indignidad que había cometido con Ángela Vicario, le devolvió todas las cartas de amor que le había escrito durante años y se unirá a un teniente de fronteras.
Santiago Nasar sabía que le iban a matar cuando los hermanos Vicario lo alcanzan a la puerta de su casa y lo apuñalaron pese a los intentos de Santiago Nasar por defenderse a manos limpias.
Santiago caminó varios metros en estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes. Rodeó la casa y al entrar por la puerta de la cocina le dice a Wenefrida Márquez que lo han matado.
El primer capítulo de la novela «Crónica de una muerte anunciada» nos presenta al protagonista y nos desvela directamente el fin del mismo: su muerte por asesinato.
Santiago Nasar salió de la casa a las 06:05 horas, con el propósito de esperar al Obispo que arribaba en el buque al puerto del pueblo. Lo hizo con su camisa y pantalones de lino blanco, porque quería estar decente para la visita del representante de la Iglesia Católica, ya que sus prendas normales de vestir son de traje color caqui y botas de montar, por la costumbre de acudir a la hacienda El Divino Rostro que había heredado de sus padres Ibrahim Nasar y Placida Linero, y que él administraba.
Santiago Nasar antes de irse tomó dos aspirinas (le dolía la cabeza porque había pasado toda la noche en la parranda de celebración de una boda) y entró al cuarto de su madre, Plácida Linero, quien poseía la facultad de interpretar los sueños siempre que se los contaran en ayunas. Santiago le contó a Plácida Linero algo sobre un sueño con árboles, pero la madre, medio en vigilia, medio en sueño, sólo atendió a la presencia en ese mismo sueño de pájaros, que eran signo de buena salud. A continuación Santiago Nasar entra en la cocina de la casa donde están Victoria Guzmán, la criada, y su hija, Divina Flor, a quien Santiago mira con ojos libidinosos.
Victoria Guzmán le amenaza con un cuchillo y le dice que se aparte de su hija. Según pudo saber el autor de la crónica (el propio García Márquez) Victoria y Divina Flor ya sabían en ese momento que los gemelos Vicario iban a terminar con la vida de Santiago Nasar. Después, Santiago Nasar, se dirige al puerto a ver la llegada del obispo, pero éste, tal y como había predicho su madre, no llega a tocar tierra y se limita a bendecir desde el buque de vapor a la muchedumbre que le esperaba engalanada en el muelle. En el camino pasa por la tienda de leche de Clotilde Armento, donde ya le esperaban con los cuchillos envueltos en periódicos, los hermanos Vicario.
Clotilde consigue convencerles para que no le maten en ese momento, por respeto al obispo que iba a visitar el pueblo. Los hermanos se convencen y le dejan pasar.En el puerto Santiago Nasar se encuentra con Cristo Bedoya y su hermana Margot.
Ésta última le invita a desayunar en su casa, sabedora de que lo iban a matar, pero Santiago decide pasar por casa a cambiarse de ropa y luego ir a casa de los Bedoya. Cuando Luisa Santiaga, madre de Cristo y Margot, se enteró de que iban a matar a Santiago se dirigió presta a la casa de su comadre Plácida Linero, pero alguien le avisa por el camino de que ya han matado a Santiago Nasar.
El segundo capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» nos descubre los motivos de la muerte de Santiago Nasar.
Bayardo San Román, un personaje algo curioso desde su llegada al pueblo, de familia adinerada, hombre que se fijo de Ángela hasta lograr las nupcias con ella, sin haberla enamorado en su integridad. Bayardo, en la noche de las nupcias devuelve a su prometida con los padres por no llegar virgen a su primera relación de matrimonio, catalogándolo como una deshonra. El narrador tuvo la oportunidad de conocer a Bayardo San Román cuando estuvo en vacaciones de Navidad en el pueblo, y no lo encontró tan raro como decían. Le pareció atractivo, en efecto, pero muy lejos de la visión idílica de Magdalena Oliver. Le pareció más serio de lo que hacían creer sus travesuras, y de una tensión recóndita. Ya para entonces había formalizado su compromiso de amores con Ángela Vicario, no sin antes haber conquistado a sus futuros suegros y cuñados contra la voluntad de la novia para la boda, impresionándolos por el dinero que poseía. Ángela confesó que había logrado conmoverla, pero por razones contrarias del amor. Ya que detestaba a los hombres altaneros, y nunca había visto uno con tantas ínfulas. Además, pensó que era polaco.los novios se casan y se celebran los festejos nupciales, aumentados hasta el delirio por el dinero de Bayardo.
Los invitados se retiran a descansar. Cuando los gemelos Vicario llegan a la casa familiar después de la parranda, sobre las tres de la mañana, encuentran en el sofá de casa a Ángela con la cara macerada a golpes. Uno de los gemelos la levanto y la sentó en la mesa del comedor y le preguntó, temblando de rabia, quién había sido, contestando ella «Santiago Nasar». Dijo que sólo recordaba que la sostenía con una mano y la golpeaba con la otra con tanta rabia que llegó a pensar que la iba a matar.
En el tercer capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» los protagonistas son los hermanos Vicario. Cuenta como en el juicio celebrado por la muerte de Santiago Nasar tres años después de los hechos, los gemelos Vicario de declararon autores del crimen «a conciencia» pero se declaraban inocentes pues lo hiceron por recuperar el honor de la familia. Estuvieron en la cárcel esos tres años, en espera del juicio, porque no tenían dinero para pagar la fianza. En este capítulo se procede a una reconstrucción de los hechos desde la óptica de los hermanos Vicario.
Cuando Ángela les contó lo de Santiago Nasar cogieron unos cuchillos y esperaron durante tres horas en la tienda de Clotilde Armento a que fuera el joven Nasar. Unos agentes de la ley van a la tienda y les quitan los cuchillos: antes de ir donde Clotilde Armento, los hermanos Vicario habían anunciado por todo el pueblo que iban a matar a Santiago Nasar.
Después de este encuentro con los agentes del orden, los hermanos Vicario van a casa de Plácida Linero para esperar a Santiago y matarlo. En el camino se detienen en casa de Prudencia Cortés, hermanda del gemelo Pablo y toman café. Después los gemelos vuelven a la tienda de Clotilde Armento con otros cuchillos.
El cuarto capítulo de «Crónica de una muerte anunciada» comienza describiendo las circunstancias de la autopsia del cadáver de Santiago Nasar.
Al no poder controlar el estado de descomposición del cuerpo, Lázaro Aponte, el Gobernador de la provincia, le ordenó al sacerdote de la población, el Padre Carmen Amador, que comenzara la autopsia. Al inspeccionar el cuerpo sin vida, el párroco observa que Santiago Nasar padecía una hipertrofia en el hígado que habría supuesto su muerte en pocos años. Estaba destinado a morir.Entretanto, en el juicio los gemelos fueron absueltos y se quedaron en Riohacha a solo un día de viaje de Manaure donde vivía su familia. Allí fue Prudencia Cortés a casarse con Pablo, que aprendió el oficio del oro en el taller de su padre y se ganó la vida como orfebre. En cambio Pedro sin tener a nadie, se reenganchó tres años después a las Fuerzas Armadas, mereció las insignias de sargento primero, y un día se incorporó a las filas de la guerrilla
.A San Román se le recordaría durante años como «El pobre Bayardo», siendo para muchos la víctima de la historia.
Bayardo después de lo acaecido con Ángela Vicario se emborrachó. Poco después su familia viene a por él y se lo llevaron del puebloVeintitrés años después Ángela Vicario le contaría al narrador lo que sucedió la noche de bodas. Jamás llegó a olvidarse de Bayardo y llegó a escribirle más de dos mil cartas. Días después de la última carta, Bayardo se presentó en su casa y se reconciliaron.
En el ‘quinto capítulo y último de Crónica de una muerte anunciada se produce una reconstrucción de los hechos. El juez que investigó la causa acababa de salir de la facultad de Derecho. Durante el proceso no se determinó si Santiago Nasar había realizado o no la supuesta tropelía que indignó a los gemelos Pedro y Pablo Vicario y provocó su propia muerte.
Cristo Bedoya, médico y amigo de Santiago Nasar cuando se enteró de que iban a matar a Santiago salió a la calle para prevenirle y defenderle. Una señora le entretuvo el tiempo suficiente para llegar tarde. Previamente, Cristo Bedoya había visto en el club social al alcalde, Lázaro Aponte, para denunciar que los hermanos Vicario iban a asesinar a Santiago Nasar y lo estaban anunciando por todo el pueblo. Poco antes de morir, Santiago Nasar había pasado a visitar a su novia, Flora Miguel, la cual, al enterarse de la indignidad que había cometido con Ángela Vicario, le devolvió todas las cartas de amor que le había escrito durante años y se unirá a un teniente de fronteras.
Santiago Nasar sabía que le iban a matar cuando los hermanos Vicario lo alcanzan a la puerta de su casa y lo apuñalaron pese a los intentos de Santiago Nasar por defenderse a manos limpias.
Santiago caminó varios metros en estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes. Rodeó la casa y al entrar por la puerta de la cocina le dice a Wenefrida Márquez que lo han matado.
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