26 Feb

Francés de familia judía, no era creyente, para él la religión solo era un objeto de estudio. Al igual que Comte, Durkheim era positivista y creía que debíamos estudiar la vida social con la misma objetividad con que los científicos se ocupan de la naturaleza.

Es una figura relevante de la III República Francesa.Fue además el primer catedrático de sociología de la historia. Para Durkheim la sociología debía ayudar a instaurar la moral ética a cambio de la moral religiosa en la sociedad industrial.

Los hechos sociales → Las reglas del método sociológico


Durkheim creía que las sociedades tienen su propia realidad, es decir, que la sociedad no se compone sólo de las acciones e intereses de cada uno de sus miembros. Los hechos sociales son para el autor, formas de actuar, pensar o sentir externas al individuo.
Los hechos sociales también se distinguen por su capacidad para ejercer un poder coactivo sobre los individuos. 

Anteriormente hemos expuesto las dos características que poseen los fenómenos sociales: exterioridad y coherción o coacción.

Los fenómenos sociales son externos en sí pues existen antes que el individuo, y esto condiciona nuestra personalidad. 

En segundo lugar son externos al individuo, pues cualquier individuo es solo un elemento dentro de la totalidad de estas que componen una sociedad. 

Para él, la sociedad solo se compone de individuos, Durkheim se justifica basándose en las relaciones de los elementos químicos, al combinarse varios de estos surgen nuevos elementos, estos nuevos elementos presentan cualidades que subyacen en la combinación de los primeros elementos químicos, no en los nuevos, estos surgen al interaccionar los elementos antiguos entre sí.

La sociedad es el fruto de las relaciones sociales entre individuos y la acumulación de estos y la interacción de las partes que la conforman da lugar a nuevos elementos.

En su obra “El suicidio” va a intentar demostrar que el acto de suicidarse está relacionado con causas sociales.

El segundo criterio era la coacción moral. Según Durkheim, un padre está obligado a actuar de una manera determinada ante sus hijos. Esos comportamientos están fundamentados en la tradición de las anteriores generaciones.

Durkheim dice que en la mayoría de los casos, los hombres aceptan esas obligaciones morales, no las ven como algo impuesto, sino como algo elegido.

Sin embargo, la gente no suele reconocer ese carácter condicionante de los hechos sociales. Esto se de be a que en general, las personas aceptan los hechos sociales libremente, creyendo que actúan por su propia voluntad. En realidad no hacen más que seguir unas pautas habituales establecidas en la sociedad. Los hechos sociales pueden condicionar la acción humana de diferentes maneras, que va desde un rotundo castigo, hasta el rechazo social.

En su obra “El suicidio” Durkheim trata de dar una explicación de los suicidios desde el punto de vista sociológico, para ello establece que aunque los seres humanos se vean a sí mismos como individuos que actúan por su propia voluntad y elección, con frecuencia es la sociedad la que conforma sus comportamientos y la que les ofrece un modelo.


Durkheim se dio cuenta de que ciertos tipos de personas eran más proclives a suicidarse que otras, como los hombres en contraposición a las mujeres o los ricos a los pobres. 

Estos hallazgos le llevaron a la conclusión de que hay fuerzas sociales ajenas al individuo que influyen en el número de suicidios. Relacionó su explicación con la idea de solidaridad social y con dos tipos de vínculos generales: la integración social y la regulación social. Él creía que era menos probable que se quitará la vida las personas que estaban muy integradas en grupos sociales.

Durkheim identificó cuatro tipos de suicidios:

Los suicidios egoístas están definidos por la escasa integración social. Tienen lugar cuando un individuo está aislado o cuando sus vínculos con un grupo se debilitan o se rompen.     El suicidio anómico se produce por la falta de regulación social. Es decir, se refiere a las condiciones sociales de anomia (sin normas) en las que las personas se suicidan debido a un rápido cambio en la sociedad.

El suicidio altruista tiene lugar cuando un individuo está “demasiado integrado” (los vínculos sociales son demasiado fuertes” y valora más la sociedad que a sí mismo.

El último tipo de suicidio es el fatalista
. Se origina cuando un individuo está excesivamente regulado por la sociedad. La opresión del individuo está excesivamente regulado por la sociedad.

En la obra de Durkheim, “La división social del trabajo”, el autor habla de como van a desarrollarse las sociedades desde la división del trabajo social y los distintos vínculos que se originan.

Por una parte están las sociedades llamadas de “solidaridad mecánica” y “solidaridad orgánica”.

En la primera los individuos difieren muy poco entre sí, experimentan los mismos sentimientos, tienen las mismas creencias religiosas, es decir, no hay diversidad. La fuerza de estas creencias tiene un carácter muy represivo: la comunidad castiga inmediatamente a cualquiera que cuestione las formas de vida convencionales. Son sociedades igualitarias, sin intereses antagónicos, con  un escaso desarrollo de las herramientas. Existe pues una comunicación solidaria entre ellos. Sin embargo para Durkheim, la industrialización y el desarrollo de la urbanización han producido una creciente división del trabajo que ha contribuido a la quiebra de este tipo de solidaridad.

En las sociedades de “solidaridad orgánica”, el consenso se debe a la diferenciación donde existen distintas organismos que realizan funciones distintas pero son necesarias para el correcto funcionamiento. 

A medida que se expande la división del trabajo, la gente depende cada vez más de los demás, porque cada persona necesita productos y servicios que le proporcionan los que tienen otras ocupaciones. 

En las sociedades orgánicas hay cambios en los valores, se pasa de los valores comunitarios a los individuales, donde se estimula la individualización.

Durkheim rechaza la idea (común en la época y a partir de entonces) de que el industrialismo moderno destruye inevitablemente la solidaridad social y amenaza el tejido social. De hecho, según Durkheim, las formas orgánicas de solidaridad crean vínculos de interdependencia mutua más fuertes.

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