04 Feb

Conceptos Clave de Bourdieu

· Violencia simbólica: Es una forma de dominación sutil que opera a través de normas sociales, el lenguaje y estructuras simbólicas, que las personas perciben como naturales. Esta violencia consolida jerarquías sociales sin que los dominados necesariamente se den cuenta de ello.

· Líbido e Illusio: El líbido original es un deseo no estructurado socialmente, que se transforma a través de la socialización en un líbido específico, acorde a las expectativas sociales del campo donde el individuo interactúa.

· Socialización y habitus: La socialización inculca el habitus, un conjunto de disposiciones que permiten a los individuos actuar intuitivamente en su campo social. Estas disposiciones se internalizan de tal manera que se vuelven automáticas.

· Capital simbólico: Este tipo de capital es una forma de poder social que surge del reconocimiento de los demás. Es fundamental en las luchas por el prestigio y el honor dentro de un campo social.

· Violencia simbólica como lo natural: La violencia simbólica se presenta como una estructura social incorporada en los cuerpos y en las mentes, haciendo que las personas acepten las jerarquías sociales sin cuestionarlas, al considerarlas parte de la realidad objetiva.

· El Estado como productor de clasificaciones oficiales: El Estado es un actor clave en la producción y reproducción de los esquemas de percepción y evaluación que clasifican el mundo social, lo que perpetúa la dominación simbólica sin necesidad de coerción física.

· Doble naturalización: La violencia simbólica opera mediante una doble naturalización: se inscribe tanto en las cosas (estructuras sociales) como en los cuerpos (disposiciones). Este proceso interioriza la dominación hasta el punto de que pasa desapercibida.

· Luchas por la visión legítima: Las luchas políticas y sociales son luchas simbólicas por imponer una visión legítima del espacio social, influenciando cómo se percibe y se organiza la realidad.

· Lucha política como lucha cognitiva: La lucha política es también una lucha por el conocimiento legítimo del mundo y por el reconocimiento de una interpretación de la realidad que favorezca a ciertos actores sociales.

· Sentido práctico y luchas simbólicas: El mundo social es tanto el resultado como la apuesta de luchas simbólicas por el conocimiento y el reconocimiento. Los actores sociales buscan imponer representaciones ventajosas de sí mismos y legitimar los principios que rigen la realidad social.

· Performativos y violencia simbólica: Bourdieu menciona que la violencia simbólica se ejerce también a través de performativos, que son actos de autoridad que refuerzan las jerarquías sociales. Estos actos consolidan el poder de quienes están en posiciones dominantes, haciendo que la violencia simbólica sea aún más efectiva.

· Histéresis: Este concepto, mencionado brevemente, merece mayor atención. La histéresis describe el desajuste entre el habitus adquirido y las estructuras objetivas del mundo social. Cuando ocurre un cambio en las condiciones sociales y los individuos no pueden ajustar su habitus, experimentan una crisis de percepción, lo que puede llevar a tensiones sociales.

· Relación de dominación perpetuada: Bourdieu subraya que las relaciones de dominación, como el racismo o la discriminación de clase, se perpetúan porque están profundamente incrustadas en los cuerpos y disposiciones de las personas. Tanto los dominantes como los dominados pueden aceptar estas relaciones sin cuestionarlas, lo que dificulta su erradicación.

· Ruptura crítica: Es vital resaltar que, según Bourdieu, solo a través de una ruptura crítica puede desafiarse la violencia simbólica. Esta ruptura requiere una reflexión profunda y un cuestionamiento de las estructuras y disposiciones sociales que perpetúan la dominación.

Habitus y estructura: El habitus es un conjunto de disposiciones internalizadas que guían la acción de manera inconsciente, producto de la socialización. Estas disposiciones se alinean con las estructuras sociales (clases, normas) y tienden a reproducirlas.

Relación dinámica: El habitus no es rígido; permite flexibilidad, pero las prácticas tienden a perpetuar las jerarquías sociales, ya que están moldeadas por las mismas estructuras que las crearon.

Reproducción de arreglos sociales: Las personas participan en la reproducción de estructuras sociales, incluso si va en contra de sus propios intereses, porque el habitus actúa de forma automática, reflejando el poder sutil de las estructuras.

Crítica al materialismo e idealismo: Bourdieu critica tanto el materialismo positivista (que ignora la subjetividad) como el idealismo (que olvida las influencias estructurales), proponiendo su teoría de la práctica como un enfoque que integra ambas dimensiones.

Habitus como estructurado y estructurante:

El habitus es estructurado por las condiciones sociales que lo generan, y estructurante, porque a su vez guía las acciones que tienden a reproducir esas estructuras.

Sentido práctico: El habitus permite que las personas actúen de forma intuitiva en el mundo social, sin necesidad de una reflexión consciente en cada acción. Esto refuerza la perpetuación de las instituciones sin que las personas cuestionen las normas.

Histéresis: La histéresis describe el desajuste entre el habitus y las nuevas condiciones sociales. Un ejemplo es Don Quijote, quien sigue actuando según las normas caballerescas cuando ya no tienen sentido en la sociedad moderna.

Reflexividad en momentos críticos: En momentos de crisis, cuando el habitus ya no se ajusta a las nuevas condiciones sociales, puede aparecer una mayor reflexividad, lo que genera desconcierto y la posibilidad de un cambio en la acción.

· Dualidad entre objetivismo y subjetivismo: Bourdieu propone que el habitus supera la dicotomía entre objetivismo (enfoque en las estructuras) y subjetivismo (agencia individual). Esto es fundamental porque integra ambos niveles en la teoría de la práctica: las estructuras sociales no determinan completamente, pero tampoco la acción es libre de su influencia.

· Capital incorporado y capital objetivado: Bourdieu introduce la noción de capital incorporado (disposiciones internas adquiridas) y capital objetivado (normas y estructuras institucionales), mostrando cómo ambos influyen en las prácticas de los individuos y cómo las instituciones perpetúan sus estructuras a través del habitus.

· Adaptación del habitus a diferentes campos: El habitus se adapta a las reglas de distintos campos (económico, cultural, educativo), lo que implica que una persona puede moverse de manera intuitiva y eficiente en varios campos sociales según sus disposiciones internalizadas.

· Homogeneidad de los habitus en clases sociales: La homogeneidad de condiciones de existencia genera habitus similares en personas que comparten una misma clase social. Esto es clave para entender cómo las clases sociales se reproducen, ya que sus miembros tienden a actuar de manera similar debido a las disposiciones compartidas.

· Mecanismos estructurales e institucionales: Los mecanismos estructurales (normas, relaciones de poder) y mecanismos institucionales (prácticas de organizaciones como la familia, escuela, mercado) se inscriben en los cuerpos a través de la socialización, convirtiéndose en disposiciones.

· Carácter inconsciente del habitus: El habitus opera de manera automática y muchas veces no es percibido conscientemente por los agentes. Esto significa que las personas no siempre entienden por qué actúan de una determinada manera.

· Reproducción de arreglos sociales contra los propios intereses: Los agentes participan en la reproducción de estructuras que pueden ir en contra de sus intereses porque están inmersos en el habitus. Las disposiciones aprendidas hacen que actúen de acuerdo con las expectativas sociales, perpetuando así la subordinación.

· Estructuras estructuradas y estructurantes: El habitus es un «sistema de disposiciones estructuradas y estructurantes«, es decir, refleja las condiciones sociales que le dieron forma y, a su vez, guía las acciones que reproducen esas mismas estructuras.

· El habitus como sentido práctico: El habitus actúa como un «sentido práctico», permitiendo a las personas actuar de manera intuitiva en el mundo social sin reflexionar conscientemente sobre cada acción. Esto hace que las instituciones se perpetúen, ya que sus normas y estructuras se interiorizan en las personas.

· Distinción entre condiciones sociales del habitus: Hay una diferencia entre las condiciones sociales que constituyeron el habitus (el contexto histórico y social donde se formó) y las condiciones sociales en las que opera (el contexto actual donde se utiliza). El habitus tiene una independencia relativa de las condiciones en las que fue formado.

· Homogeneidad en los habitus y condiciones de existencia: La homogeneidad en las condiciones sociales de existencia tiende a generar habitus homogéneos. Esto explica cómo los miembros de una misma clase social desarrollan disposiciones similares debido a su contexto compartido.

· El habitus de clase como sistema subjetivo pero no individual: El habitus de clase es un sistema subjetivo de disposiciones que no es individual, sino que refleja las experiencias comunes de una clase social, aunque con variantes individuales según las trayectorias personales.

· Histéresis y la locura de Don Quijote: El concepto de histéresis describe el desajuste entre el habitus y las nuevas condiciones sociales. Un ejemplo clásico es Don Quijote, cuya «locura» es el resultado de actuar según disposiciones caballerescas que ya no tienen sentido en la sociedad moderna.

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