28 Ene
La Actividad Económica
El punto de partida de la actividad económica son las necesidades humanas. Ningún individuo puede hacer frente a la vida social sin satisfacerlas. El progreso humano radica en su mayor y mejor satisfacción. Mejores condiciones de vida significan más necesidades satisfechas y la aparición de otras nuevas cualitativamente superiores.
Pero los seres humanos no podemos satisfacer todas nuestras necesidades aisladamente ni de forma gratuita o inmediata. Es preciso disponer de recursos que permitan obtener todo aquello que las satisface, y para ello, además, es necesario un cierto tipo de organización social que ordene su satisfacción.
Todas esas actividades orientadas a satisfacer las necesidades constituyen la actividad económica.
El Valor y los Precios
El valor económico de las mercancías procede del trabajo humano que se acumula para su obtención, puesto que todas las actividades que llevan a disponer de bienes no son sino trabajo acumulado de diferentes formas o cualidades. En la situación más simple posible, las mercancías se intercambiarían unas por otras en cantidades equivalentes al trabajo que ha «costado» obtenerlas o producirlas. A este coste lo llamamos coste de producción y precio.
Si X tiene un coste de producción doble a Y, diremos que para obtener una unidad de X habrá que dar dos de Y. Si el precio de una unidad de Y es un euro y el precio de X dos euros, diremos que el precio de X es el doble que el de Y. Sin embargo, los precios (los valores de cambio) no siempre son iguales a los costes de producción (al valor de los bienes y servicios), como sucede en los siguientes ejemplos:
- Aunque la mercancía X sea muy costosa de producir, si no es deseada por nadie será difícil que su productor obtenga el precio que corresponde a su alto coste de producción. Precios iguales a los costes de producción implica que haya correspondencia entre lo que se produce y lo que se demanda por los individuos.
- Si una mercancía Y que es menos costosa la produce alguien que dispone de privilegio en el intercambio (por ejemplo, si puede decidir si la vende o no, provocando en este caso escasez), podrá conseguir precios por encima del coste de producción.
- En las economías modernas, los Estados establecen impuestos que obligan a elevar el precio en relación con el valor, o conceden subvenciones que permiten fijar precios por debajo de éste.
Lo que ocurre, por lo tanto, es que el valor y los precios no siempre coinciden. Así lo reconoce el saber popular: «todo necio confunde valor y precio», maestro de Juan de Mairena.
Fordismo
Frente a las luchas obreras por el aumento del salario, los capitalistas habían tratado siempre de encontrar fórmulas que permitieran compensar tales subidas con aumentos en la productividad del trabajo.
La forma de conseguirlo consistía en profundizar y mejorar la división del trabajo para obtener así un mayor rendimiento por hora trabajada.
Eso fue lo que dio pie al Taylorismo u Organización Científica del Trabajo. Éste trataba de lograr que el proceso de trabajo se convirtiese en una sucesión de tareas repetitivas que sólo requiriesen una mínima destreza por parte del obrero, para que éste pudiera realizarlas eficaz y velozmente.
El obrero se transformaba así en un operario superespecializado y que debía actuar disciplinadamente para alcanzar los objetivos de producción. Como el propio Taylor prescribió, se trataba de reclutar trabajadores sin cualificación y «entrenarlos, uno tras otro, bajo la dirección de un profesor competente, hasta que apliquen de modo continuo y habitual una manera de trabajar».
En estas condiciones, los asalariados pugnarían por mayores salarios, pero las empresas podían hacerles frente modificando las condiciones de su productividad, alterando la intensidad o la asignación de tareas en el trabajo.
Gracias a esos procedimientos, se podía elevar la producción de bienes finales, de productos intermedios y materias primas. Y gracias a que esos procesos permitían utilizar el trabajo con mucha más intensidad, se podían elevar los salarios y reducir la jornada laboral. De esa manera, los asalariados ganaban tiempo y renta suficientes para convertirse en los consumidores de aquello que producían.
Apareció así el fordismo, que era precisamente la combinación de formas tayloristas con salarios elevados que permitían que los trabajadores se incorporasen al consumo masivo. Henry Ford fue el primero que detectó que la mejor forma de dar salida a su producción era convertir a sus trabajadores en los usuarios de sus modelos. Como él decía: «Todos los negocios de los ricos no bastarían para hacer vivir una sola industria. Aquí la clase que compra es la clase trabajadora, y es necesario que se convierta en nuestra clase “acomodada” si queremos dar salida a nuestra enorme producción. Empleado = mejores clientes.
El Desempleo
El trabajo es la fuente de obtención de ingresos de la inmensa mayoría de la población. Y estos ingresos son los que garantizan que pueda venderse la mayor parte de la producción de bienes y servicios que producen las empresas. Cuando hay trabajo insuficiente se crea un problema grave. A la falta de puestos de trabajo se añade que una gran parte de los que se crean son de tan escasa calidad y salario que apenas si permiten satisfacer las necesidades mínimas de los trabajadores.
Paro Registrado y Paro Estimado
El primero toma en consideración el número de personas que se registran expresamente en las instituciones, cuando las hay, dedicadas a gestionar la búsqueda de nuevos puestos de trabajo o la percepción de subsidios de desempleo [en España, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE)]. Así se obtiene el paro registrado.
El segundo consiste en la realización de encuestas entre las familias para poder detectar a través de las muestras que se realizan al efecto la situación laboral en la que se encuentran sus diferentes miembros. De este modo se obtiene el paro estimado.
El primer sistema tiene el inconveniente de que el desempleo depende de que las personas paradas acudan a las oficinas y los gobiernos pueden establecer requisitos incómodos o difíciles de cumplir para desincentivar que se registren. Otras veces, es su propio mal funcionamiento o inutilidad a la hora de encontrar trabajo lo que los hace poco efectivos como sistema de registro. Las encuestas evitan estos problemas, pero tienen el inconveniente de que los resultados pueden ser muy dispares.
EPA (Encuesta de Población Activa)
La realización de estas encuestas debe llevarse a cabo de acuerdo con procedimientos homogéneos en diferentes países a fin de que sean posibles las comparaciones internacionales y para que se garantice su rigor y fiabilidad. Gracias a estas encuestas se pueden obtener datos relativos a la situación y evolución del mercado de trabajo y a las principales categorías de la población en relación con la ocupación.
La encuesta que se realiza en España se basa en los criterios establecidos por la XIII Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo organizada por la Organización Internacional del Trabajo, por lo que refleja claramente las tendencias mundiales más avanzadas en este campo.
La encuesta se dirige a las viviendas familiares y se refiere a las personas que habitan de forma habitual en ellas, incluyendo, por lo tanto, a los españoles, a los españoles que se encuentran en el extranjero por un período inferior a un año, a los civiles extranjeros que residen en España por períodos superiores al año y a algunos otros que por convenios internacionales deben ser incluidos (militares y diplomáticos españoles que trabajan fuera, personal científico español en bases en el extranjero…).
Se realiza trimestralmente y a la hora de obtener los datos se establece un período de referencia de una semana.
Clasificación de la Población según la EPA
A) Población Activa: Conjunto de personas de 16 o más años que, durante la semana de referencia (la anterior a aquella en que se realiza la entrevista), suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios o están disponibles y en condiciones de incorporarse a dicha producción.
A.1) Población Ocupada: Son las personas de 16 o más años que durante la semana de referencia han estado trabajando durante al menos una hora a cambio de una retribución en dinero o especie o quienes teniendo trabajo han estado temporalmente ausentes del mismo por enfermedad, vacaciones.
Los ocupados se subdividen en trabajadores por cuenta propia (empleadores, empresarios sin asalariados y trabajadores independientes) y asalariados (públicos o privados). Atendiendo a la duración de la jornada los ocupados se clasifican en ocupados a tiempo completo (con una jornada habitual semanal superior a 30 horas) y a tiempo parcial (con una jornada habitual semanal inferior a 35 horas).
A.2) Población Parada: Son las personas de 16 o más años que durante la semana de referencia han estado sin trabajo, disponibles para trabajar y buscando activamente empleo. También se consideran parados a las personas que ya han encontrado un trabajo y están a la espera de incorporarse a él, siempre que verifiquen las dos primeras condiciones.
B) Población Inactiva: Es la población de 16 o más años no incluida en las categorías anteriores.
- Tasa global de actividad: Es el cociente entre el número total de activos y la población total.
- Tasa global de empleo: Es el cociente entre el número total de ocupados y la población total.
- Tasa de paro: Es el cociente entre el número de parados y el de activos.
La Inflación
Los precios son una pieza fundamental de las economías de mercado. Guían la asignación de los recursos y son la expresión inmediata de los valores económicos: las empresas los toman en consideración para evaluar los beneficios que obtienen o pueden obtener, los consumidores para conocer el poder de compra del que disponen, los propietarios de capital para estimar la rentabilidad que podrán proporcionarle sus recursos o su patrimonio financiero. Es fácil deducir entonces que las variaciones no previstas de los precios impiden que los agentes puedan realizar estimaciones adecuadas de sus planes de gasto o producción. Las subidas continuadas y fuertes de los precios son, pues, una grave perturbación que altera los comportamientos económicos y afecta negativamente a los intercambios y su caída suele ser también el síntoma de que la economía no funciona bien.
Problemas de Medición
Como sabemos, para medir las variaciones en los precios a lo largo del tiempo se utilizan índices de precios (generalmente el Índice de Precios al Consumo) o el deflactor del PIB. Existen problemas que impiden que estos índices puedan recoger con todo rigor y precisión la evolución real de los precios analizados. Los más habituales tienen que ver con los siguientes aspectos:
- Hay que determinar la cesta de bienes cuyos precios se van a controlar y el valor del índice depende de cuáles sean. Como las pautas de compra cambian con el tiempo, la cesta debería modificarse continuamente, pero si se modifica, no se podrían hacer comparaciones.
- El período de tiempo que se elige para su control influye también. Los sujetos económicos suelen estimar a menudo que los precios se elevan en mayor medida que lo expresado por la estadística oficial. Aun cuando el recelo estuviese estadísticamente injustificado, el fenómeno tiene una importancia notable, pues implica que elaborarán sus expectativas de gasto o sus demandas de rentas considerando no los datos oficiales, sino su propia experiencia personal sobre la evolución de los precios. Y ésta puede ser una circunstancia desencadenante de expectativas inflacionistas «anticipadas».
Demandas Salariales
Las familias pueden adquirir los bienes y servicios que les son necesarios gracias a los salarios. Tienden a demandar salarios cada vez más elevados que les permitan una mejor satisfacción de sus necesidades y un mayor bienestar. Esta demanda se dará cuando los precios estén en alza, puesto que ya no sólo se tratará de alcanzar una mayor satisfacción, sino de garantizar el poder de compra de sus ingresos actuales frente a la inflación.
Puesto que los salarios son una parte importante de los costes de producción de las empresas, su elevación produce una disminución en sus márgenes de beneficio. En esta situación, las empresas podrán reaccionar bien aumentando la productividad del trabajo (aumentando la explotación de la mano de obra gracias a fórmulas más efectivas de organización, de control horario o de tareas) o del capital (incorporando nuevas técnicas), o bien elevando los precios de venta al público para mantener constantes los márgenes de beneficio.
Costes Financieros
El sistema de intermediación financiera tiene importancia en la inflación. Los beneficios de estos agentes proceden del cobro de comisiones o intereses diferenciales tras la intermediación. Si el sistema financiero no es eficiente, si soporta grandes costes administrativos o de gestión, actuará con costes elevados que repercutirán desfavorablemente en los costes de la financiación, obligando a las empresas a elevar los precios para hacer frente a unos costes financieros más altos. E igual sucederá si el mercado financiero (especialmente el bancario) está concentrado: cuanto mayor sea su grado de concentración, más facilidades tendrá la banca para asegurarse altos márgenes de intermediación, lo que afectará del mismo modo al coste de la inversión y a los precios.
La altísima rentabilidad de la que disfruta el sistema bancario ha originado una hipertrofia de los flujos monetarios y de los activos financieros, hasta el punto en que la circulación monetaria es extraordinariamente superior a la circulación de mercancías. Esta hipertrofia provoca la existencia de un permanente caudal de medios de pago sin contrapartida real que multiplica la masa monetaria y hace que disminuya el valor real de los bienes y servicios, es decir, que suban sus precios.
Efectos de la Inflación
En las economías de mercado, los precios son el punto de referencia para la realización de los intercambios y constituyen el mecanismo que permite conocer cuáles son los usos mejor retribuidos para cada recurso.
A) Efectos sobre la Demanda y la Riqueza
La inflación altera tanto las expectativas de gasto como la capacidad adquisitiva de los agentes económicos:
- En situaciones de inflación, los agentes tienden a adelantar sus compras si esperan que el proceso inflacionista continúe. Pero si la economía se encuentra en situación de pleno empleo, o no es posible aumentar la producción con la capacidad productiva disponible, esta expectativa generará una presión de la demanda de consumo que provocará un reforzamiento de la inflación.
- Con inflación, los ahorradores procurarán resguardar sus recursos —pues el alza de precios deteriora su valor real— mediante su colocación en los llamados «valores refugio», que son activos reales, preferentemente inmobiliarios, u otros como joyas, obras de arte, etc., cuyos precios tienden a situarse por encima del índice general pero que no contribuyen decisivamente a la creación de actividad económica y riqueza.
- La inflación favorece a los deudores y perjudica a los acreedores. Quienes tengan deudas fijas se beneficiarán de la inflación, porque ésta disminuirá, en términos reales, la deuda que soportan. Los titulares de rentas fijas y los perceptores de rentas bajas (con menos posibilidades de salvaguardar sus rentas en valores refugio) se verán siempre más perjudicados por la inflación, que deteriora sus rentas reales y disminuye su capacidad adquisitiva.
- Por tanto, la inflación redistribuye la renta de los acreedores a los deudores, de los que sólo disponen de rentas fijas a quienes tienen posibilidad de incorporar las subidas de precios al valor de sus rentas o activos. Como se suele decir, la inflación redistribuye de las familias al Estado (que tiene mayor capacidad de endeudamiento) y de éste a las empresas, que tienen poder sobre los precios.
- Las empresas pueden verse afectadas de diferente forma por la inflación. Cuanto mayor sea su poder sobre los precios de venta, mayor será su capacidad para defenderse de las subidas de costes y para mantener sus niveles de beneficio o incluso incrementarlos elevando los precios, aunque provocando mayor inflación.
B) Efectos sobre la Oferta
La inflación afecta a la asignación y a la rentabilidad de los planes de producción de las empresas:
- En períodos de alza de precios los tipos de interés están impulsados permanentemente al alza porque se fijan con un componente «anticipo por la inflación», pues los prestamistas tratan de resguardarse ante las subidas de precios. Esto encarece la financiación de la economía y desincentiva la inversión.
- La inflación provoca que los recursos se desvíen preferentemente hacia actividades especulativas, en donde sea posible obtener rápidas ganancias como consecuencia de la variación de los precios, lo que perjudica a la dotación de capital productivo y va en detrimento de la inversión en la actividad industrial y comercial.
- Las tasas elevadas de inflación en una economía comprometen su competitividad respecto a otras, puesto que los bienes y servicios interiores resultarán encarecidos en términos relativos respecto a los extranjeros, lo que perjudica a la producción nacional y hará que aumente el endeudamiento comercial frente al exterior.
- La inflación altera la estructura de precios relativos de todos los bienes y servicios, pues las subidas de precios no suelen ser homogéneas en todos los sectores económicos, lo que dificulta el funcionamiento del mercado y la realización de los intercambios.
- Efectos de un proceso de hiperinflación son más graves, pues llegan a desmantelar el sistema de intercambios, desorganizan los mercados e incluso vuelven a hacer necesario el trueque.
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