25 Dic

La Paz de Zanjón puso fin a la Guerra de los Diez Años (1868-78), primera insurrección independentista cubana, pero no acabó con los conflictos en la isla, que dieron lugar a la llamada Guerra Chiquita (1879-1880).

Tensiones Económicas y Políticas en Cuba

Los problemas entre Cuba y España eran fundamentalmente económicos. Cuba era la colonia más importante porque los beneficios del mercado cubano equilibraban el déficit comercial crónico. Era un mercado reservado para los productos españoles, en régimen de monopolio, pero esto perjudicaba a los comerciantes cubanos, ya que España no podía absorber toda la producción de la isla – café, tabaco y sobre todo azúcar, de la que Cuba era la primera productora mundial- ni surtirles todos los bienes manufacturados que necesitaban. El proteccionismo hacía muy caro el comercio con Estados Unidos, a donde se exportaba más del 90% de la producción.

Por ello surgieron tensiones políticas. El Partido Unión Constitucional, formado por la oligarquía española latifundista, era partidario del proteccionismo y se negaba ferozmente a la autonomía. El Partido Liberal, integrado por criollos ricos y clases medias cubanas, defendía la autonomía pero vio fracasar el proyecto de autonomía limitada de Maura (1893) por la intransigencia de los conservadores.

El Levantamiento Independentista y la Intervención de Estados Unidos

En 1892, José Martí, exiliado en Estados Unidos, fundó el Partido Revolucionario Cubano, que pedía la independencia y se extendió entre los criollos y las clases medias y populares isleñas. Este partido inició el movimiento independentista el 24 de febrero de 1895 (el Grito de Baire). El gobierno español, presidido por Cánovas, decidió responder con mano dura, y mandó un ejército peninsular a cuyo mando se encontraba el general Martínez Campos, quien combinó una política negociadora y diplomática con represión y mano férrea frente a los insurrectos. Desde 1896, primó una táctica militar de aplastamiento de la insurrección. Finalmente, solicitó su regreso a la metrópoli al negársele tomar medidas contra la población civil que permitía, secundaba y apoyaba la guerrilla. Tanto Cánovas como Sagasta decidieron no reparar en gastos, agotando, si fuera necesario, todos los recursos humanos y económicos en defensa de la colonia. Por su parte, los insurrectos recibían apoyo logístico (armamento sobre todo) de EEUU.

La falta de éxitos militares propició el envío de otro general buen conocedor de la isla con idea de imponer métodos más severos, Valeriano Weyler, quien decidió “concentrar” a los campesinos en aldeas cerradas para aislarlos de las tropas insurrectas. Pero la dificultad de proveer de alimentos y de facilitar asistencia médica, tanto al ejército como a la población civil, se tradujo en una elevada mortalidad de militares y civiles. En este orden de cosas, la guerra estalló en Filipinas, y en España se rompía el consenso liberal-conservador. Cánovas muere asesinado por un anarquista italiano en agosto de 1897. El gobierno liberal decidió a la desesperada probar la estrategia de la conciliación. Tras ser Weyler relevado del mando, se concedió a Cuba:

  • Autonomía.
  • Sufragio universal.
  • Igualdad de derechos entre insulares y peninsulares.
  • Autonomía arancelaria.

En este contexto, se produjo la intervención de EEUU. El presidente estadounidense (McKinley) había hecho una oferta para comprar la isla cubana (por 300 millones de dólares) a la reina María Cristina, a lo que ésta y el gobierno español se opusieron rotundamente, ya que aquello hubiera supuesto el descrédito de la monarquía. El pretexto de los Estados Unidos para declarar la guerra a España fue la voladura el 15 de febrero de 1898 del acorazado Maine. Las causas de la explosión aún se desconocen, probablemente se trató de un accidente fortuito que costó la vida de muchísimas personas. La comisión americana que investigaba el hundimiento del Maine decidió que la voladura había sido española, pero ésta se negó. Por tanto, EEUU le declaró la guerra a España. El almirante Cervera es derrotado en la Batalla de Santiago.

La Situación en Filipinas

Por otro lado, la situación de Filipinas era de escasa población española, pero sí presencia misionera. Los intereses económicos eran más escasos que en Cuba, pero se mantenían por su producción de tabaco y por ser una puerta de intercambio con Asia. Las bases de independencia eran la Liga Filipina por José Rizal y la organización clandestina Katipunan. La base social estaba formada por una burguesía mestiza entre hispano-hablantes e indígenas. La insurrección filipina comenzó en 1896 con una política represiva. El gobierno liberal nombra a Fernando Primo de Rivera, éste negocia indirectamente con los jefes de la insurrección dando una pacificación momentánea. En 1898, EEUU vence otra escuadra española en la batalla de Cavite. Tras esto, se firma la Paz de París en la que España se comprometía a abandonar Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que son declaradas protectorado de EEUU.

Consecuencias del Desastre del 98

Económicas

La pérdida de los restos del imperio desde la perspectiva económica no supuso un “desastre”, más bien al contrario. El enorme coste que suponía mantener aquel territorio y la guerra era tal, que al finalizar la guerra pudo llevarse a cabo un saneamiento de la Hacienda.

Demográficas

Sin embargo, la derrota y la pérdida de unos 50.000 combatientes (en realidad puede contabilizarse hasta 120.000 muertos, más por enfermedades infecciosas que por fallecimiento en combate entre 1895-1898) produjo una conmoción enorme en la sociedad española.

Ideológicas y Cambio del Estatus Internacional

Esta situación sumió a la sociedad y a la clase política española en un estado de desencanto y frustración. Para quienes la vivieron significó la destrucción del mito del imperio español, en un momento además en el que las potencias europeas estaban construyendo varios imperios coloniales en Asia y África, y la relegación de España a un papel secundario en el contexto internacional.

El gobierno liberal de Sagasta fue sustituido por el conservador de Francisco Silvela, que intentó poner en práctica una serie de reformas para afrontar la crisis del sistema canovista. Apareció entonces el concepto de regeneracionismo, defendido fundamentalmente por las clases medias y cuyos ideales quedaron ejemplificados en el pensamiento de Joaquín Costa, quien propugnaba la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, modernizar la economía y la sociedad y alfabetizar a la población, así como acabar con el sistema caciquil y comenzar una etapa de transparencia electoral.

Deja un comentario