21 Dic
1. LA CRISIS DE 1808 Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA.
En 1788, Carlos IV sucede en el trono a su padre Carlos III, iniciándose con este reinado la crisis del Antiguo Régimen1 y por tanto, el fin de la sociedad estamental y de la monarquía absoluta. Este proceso supone el final de la Edad Moderna y la transición hacia la Edad Contemporánea en la Historia de España.
La Revolución Francesa (1789) tuvo en España dos consecuencias inmediatas: el freno al reformismo e inversión de alianzas.A) FRENO AL REFORMISMO INICIADO EN EL Siglo XVIII.
Las autoridades españolas tienen miedo de que penetren las ideas revolucionarias francesas, que están calando en sectores burgueses y liberales españoles. Hasta los mismos ilustrados, que durante el Siglo XVIII, habían realizado importantes reformas, ante el miedo de que se extienda la revolución, llevan a cabo una fuerte política represiva, especialmente Floridablanca.
FLORIDABLANCA, secretario real de Carlos IV2, tiene pánico y cierra las fronteras, mandando tropas a la frontera para crear un auténtico muro que evitase el contagio revolucionario; prohibíó enseñar francés; prohibíó la marcha de estudiantes a las universidades francesas (lo que perjudicó a España tan necesitada de conocimientos técnicos), con la ayuda de la inquisición persiguió todas la publicaciones considerándolas anticristianas; prohibíó a los extranjeros vivir en las grandes ciudades concentrándolos en zonas rurales etc. Todo esto con la intención de frenar la entrada de propaganda revolucionaria, que no evitó, por que las ideas francesas se extendieron por España como un reguero de pólvora.
b) INVERSIÓNDEALIANZAS.
Tras la promulgación de la constitución francesa de 1791, el gobierno español adoptó una política mas conciliadora con Francia, y en 1792 ARANDA sustituye a Floridablanca como secretario real e intenta mejorar las relaciones con Francia basándose en el antiguo pacto de familia entre Borbones franceses y españoles, pero no puede evitar que en 1793 el Borbón Luis XVI sea guillotinado y la Convencíón francesa instaure la República.
Aranda será sustituido ahora por Manuel GODOY, nuevo secretario real, gracias a la influencia de la reina María Luisa y que con el tiempo llegaría a ser gran amigo y títere de Francia, rompe los pactos de familia con Francia y se alía con las monarquías europeas temerosas de que cunda el ejemplo de la República francesa. Se produce la llamada GUERRA DE LA ConvencíÓN (1793-1795) que se inicia con la victoria del general Ricardos en el Rosellón, pero pronto empiezan las derrotas en Cataluña, Navarra y País Vasco, Godoy tiene que firmar la PAZ DE BASILEA (1795), recuperando el terreno perdido a cambio de ceder Santo Domingo a los franceses. Godoy fue premiado por esta paz con el título de “Príncipe de la paz”.Este tratado dio paso a 13 años de acuerdos entre la Francia revolucionaria y la España absolutista. Durante ese periodo, la monarquía española se uníó a Francia en diferentes alianzas para luchar contra Portugal y Gran Bretaña, principales enemigos de los franceses.
En 1796, España y Francia firman el TRATADO DE SAN ILDEFONSO: la alianza con Francia le traerá graves consecuencias puesto que la armada Franco-Española dirigida por el francés Villeneuve es destrozada en TRAFALGAR (1805) por la armada inglesa dirigida por el almirante Nelson, lo que supuso la desaparición de gran parte de la flota y de los marinos españoles (Churruca, Gravina, etc.).
Napoleón decide el bloqueo económico de Inglaterra, bloqueo que no respeta Portugal por lo que Napoleón firma con Godoy el TRATADO DE FONTAINEBLEAU 1807, que supuso la ocupación de España por los franceses, por lo que España realiza una nueva inversión de alianzas aliándose con Inglaterra.
En 1808 Godoy, para afrontar los gastos producidos por la guerra, realiza una desamortización, vendiendo parte de los bienes de la iglesia lo que le ganó la simpatía de los sectores más liberales y la desconfianza de los fernandinos. Paradójicamente la
desamortización empezó con el Antiguo Régimen.
qc) EL PAPEL DE ESPAÑA EN LA Europa NAPOLEÓNICA.
El Siglo XIX español se inicia con la continuación del reinado de Carlos IV en un marco internacional en el que la figura del emperador francés Napoleón se consolida en la Europa continental. Su proyecto de convertir el continente en una federación bajo la hegemonía francesa impulsa la creación de múltiples alianzas contra Inglaterra en las que participa una Corona española sumida en profunda crisis.
Napoleón interviene cada vez más directamente en los asuntos españoles. Fuerza a Carlos IV a declarar la guerra a Inglaterra en 1803, y como consecuencia de ello se produce el DESASTRE DE TRAFALGAR el 21 de Octubre de 1805, donde el almirante Nelson destroza a la armada Franco-española al mando de Villeneuve, Dumanoir, Álava y Gravina. La flota española, gravemente dañada en la batalla, queda hipotecada para garantizar el control sobre las colonias en el futuro.
En 1806 Napoleón se encuentra en la cúspide de su poder. Tras
derrotar al Imperio austriaco en Austerlitz 1805 y a Rusia en Jena
1806, había conseguido levantar un gigantesco Imperio
incorporando Francia, Bélgica y Holanda, junto a una serie de
Estados satélites aliados, Dinamarca, Nápoles, España y la mayor
parte de los estados alemanes. Pero un adversario se resistía a
Napoleón, Gran Bretaña, y puesto que la invasión resultaba inviable tras la derrota de la flota hispano-francesa en la batalla de Trafalgar, Napoleón decidíó combatir a los ingleses mediante la guerra económica.
Para ello realizó el DECRETO IMPERIAL DE BERLÍN 1806 que establece el bloqueo continental contra Inglaterra, es decir, el cierre de los puertos europeos a las mercancías inglesas, con ello pretendía hundir el Imperio británico y forzarlo a pedir la paz.
Gran Bretaña, pese a sufrir grandes pérdidas económicas supo contrarrestar el bloqueo con la introducción de mercancías de contrabando en Europa a través de Portugal. Para terminar con esta situación Napoleón firma con España el TRATADO DE FONTAINEBLEAU en Octubre de 1807, por el cual Napoleón conseguía de sus aliados españoles el paso de sus ejércitos por la península camino de Portugal, así como su reparto entre las dos naciones e incluso el nombramiento de Manuel Godoy como príncipe de los Algarves. Para llevar a cabo la conquista de Portugal, numerosos contingentes de tropas francesas cruzan los Pirineos, pero en realidad, Napoleón no pretendía ocupar solo Portugal, sino toda la Península Ibérica y establecer aquí un reino dependiente de Francia dirigido por su hermano José Bonaparte.
Pero la llegada de tropas francesas a Madrid, Barcelona y otras ciudades, pone de manifiesto que las intenciones de Napoleón no son las pactadas, Godoy entonces
convence a la familia real para que se traslade a Sevilla para que pueda escapar a los territorios españoles en América.
Una parte de la corte considera ofensivo el plan de Godoy, al considerar que esta acción constituía en la práctica una rendición de Godoy ante las aspiraciones de Napoleón.
Esta situación se produce dentro de un marco en donde España se encuentra con grandes dificultades económicas, derivadas de la participación en numerosas guerras en los últimos decenios del Siglo XVIII, de la escasez de cereales, que origina una subida de precios, y de una situación hacendística en la que la deuda pública es diez veces superior a los ingresos del Estado.
En la corte se hace cada vez más clara la división de fuerzas en torno a los seguidores de Godoy y a los del príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII, que ha sido progresivamente marginado desde LA CONJURA DE EL ESCORIAL de finales de 1807, en la que quedó patente su intento de acometer un golpe de fuerza contra su propio padre, Carlos IV.
La entrada en España de tropas napoleónicas como consecuencia del TRATADO DE FONTAINEBLEAU de 1807, acelera la crisis de la Corona española, al encabezar Fernando la oposición que se origina en el territorio nacional hacia las tropas francesas.
Los partidarios de Fernando VII
deciden actuar en este marco de
crisis iniciando una conspiración
palaciega, que tiene su fruto entre
los días 17 y 19 de Marzo de 1808
con el llamado MOTÍN DE
ARANJUEZ.
La residencia veraniega
de la corte española es asaltada por una multitud alentada por la camarilla fernandina, parte de ella procedente de Madrid, que fuerza la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo y la prisión de Godoy, así como la represión de sus partidarios.
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