09 Ene
Organización de Ciudades Patrimonio del Mundo (OCPM)
La Organización de Ciudades Patrimonio del Mundo (OCPM) se fundó en la ciudad de Fez el 8 de septiembre de 1993. Surge de la UNESCO y tiene como objetivos principales contribuir a la implantación y desarrollo de los postulados de la Convención del Patrimonio Mundial de París de 1972 y de la Carta de Toledo/Washington sobre la Conservación de las Ciudades Históricas. Además, busca fomentar la cooperación y el intercambio de información entre las ciudades históricas del mundo, así como conseguir estrategias de valoración y conservación de los conjuntos históricos. Para ello, elaboró una publicación titulada Gestión de las Ciudades del Patrimonio Mundial y difunde un boletín, Noticias de la OCPM.
Otro objetivo importante ha sido retomar el espíritu del Pacto Roerich, intentando conseguir que las ciudades Patrimonio Mundial no se consideren objetivos militares en caso de conflictos armados. Desde su fundación, la OCPM se reúne cada tres años en diferentes ciudades declaradas Patrimonio Mundial. Estas reuniones continúan la tónica de los Coloquios Internacionales de las Ciudades Patrimonio Mundial y dan lugar a documentos como el “Protocolo de Bergen sobre la comunicación e intercambio entre las ciudades de la OCPM” de 1995, uno de los textos de mayor trascendencia al coordinar diferentes objetivos entre la OCPM, la UNESCO, el Consejo de Europa, el ICCROM, el ICOMOS y otras instituciones.
Patrimonio Histórico Español
El Patrimonio Histórico Español, también conocido como Patrimonio Nacional, está formado por aquel conjunto de bienes titularidad del Estado afectados al uso y servicio del Rey y los miembros de la Familia Real para el ejercicio de la alta representación que la Constitución y las leyes le atribuyen. Se rige por un régimen jurídico especial. Los reyes de la Casa de Austria y los Borbones gozaron de infinidad de bienes que nunca dejaron de aumentar y proteger. Este rico patrimonio es el que pasará a conformar el del Estado, reduciéndose los bienes de la Corona, según el carácter más o menos extremista de la Constitución vigente, a los necesarios para mantener el decoro de la Casa Real. A pesar de los vaivenes de la historia, han permanecido unidos y controlados por distintos organismos hasta ser declarados Patrimonio Nacional en 1942.
Definición de Monumentos, Conjuntos y Lugares
El Patrimonio Cultural se clasifica en tres categorías: monumentos, conjuntos de edificios y lugares. Los conjuntos de edificios incluyen áreas urbanas o rurales y, a su vez, pueden ser yacimientos arqueológicos, villas históricas habitadas o ciudades nuevas construidas en el siglo XX. En el caso de las ciudades históricas, los bienes considerados Patrimonio de la Humanidad pueden incluir la totalidad del área urbana y parte de su entorno, o bien pueden limitarse a un área restringida. La ciudad de Córdoba puede ser un ejemplo de esta situación.
Respecto a la categoría de Lugar, el Comité ha aceptado el concepto de paisaje cultural, que se define como una combinación de obras naturales y humanas. En este grupo se establecen diferentes clases:
- El paisaje fruto del diseño o de la creación deliberada.
- El paisaje surgido de la evolución orgánica.
- El paisaje cuyo interés procede de su asociación con algún acontecimiento cultural, como campos de batalla o lugares sagrados sin construcciones.
La Carta de Venecia: Avances respecto a la Carta de Atenas
La Carta de Venecia surgió de las conclusiones finales del II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos y se aprobó en 1965. Como ideas básicas, deben resaltarse cinco aspectos:
- Ampliación de la noción de monumento histórico a “ambiente monumental”: no abarca solo al monumento, sino también al ambiente urbano o paisajístico. Deben ser objeto de cuidados especiales a fin de salvaguardar su integridad y asegurar su saneamiento, su utilización y su valoración. Esta es la gran aportación de la Carta de Venecia.
- Respeto tanto de la instancia estética como de la histórica: valora ante todo la autenticidad y el respeto a los elementos antiguos y partes auténticas.
- Uso de técnicas modernas para consolidar un edificio, pero siempre y cuando las técnicas tradicionales no sirvan. En cuanto a los añadidos, indica que deben respetarse y que solo pueden eliminarse cuando ofrezcan poco interés. En caso de ser necesario añadir un elemento, este debe distinguirse del conjunto arquitectónico y deberá llevar el sello de nuestra época.
- Exigencia de documentación rigurosa: cualquier trabajo de conservación, restauración y excavación debe estar rigurosamente documentado con informes, dibujos y fotografías.
- Excavaciones: los trabajos de excavación deben efectuarse de acuerdo con normas científicas y con los principios internacionales adoptados por la UNESCO en 1956 con respecto a excavaciones arqueológicas. Debe respetarse la utilización de las ruinas y las medidas necesarias para la conservación y protección permanente de los elementos arquitectónicos y de los objetos. Deberá excluirse a priori cualquier trabajo de reconstrucción, siendo solamente admitida la anastilosis.
Organismos Colaboradores de la UNESCO
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), para ocuparse de la educación, la cultura y la ciencia, constituyó la UNESCO en 1946, con sede en París. La UNESCO desempeña cinco funciones principales:
- Estudios prospectivos sobre las formas de educación, ciencia, cultura y comunicaciones para el mundo del mañana.
- El adelanto, la transferencia y el intercambio de los conocimientos basados primordialmente en la investigación, la capacitación y la enseñanza.
- Actividad normativa, mediante la preparación y aprobación de instrumentos internacionales y recomendaciones estatutarias.
- Conocimientos especializados, que se transmiten a través de cooperación técnica a los Estados Miembros para que elaboren sus proyectos y políticas de desarrollo.
- Intercambio de información especializada.
La variedad de temas que competen a su área de actuación hace que se creen diversos institutos especializados, como:
- ICOMOS: fundado en Venecia en 1964, responsable de las políticas de conservación de monumentos, conjuntos y sitios históricos. Su sede está en París.
- ICOM: sucesor de la Oficina Internacional de Museos, su función es la promoción y desarrollo de museos.
- ICCROM: en principio dedicado a la conservación y restauración de los objetos de los museos, más tarde asumiría la competencia de la restauración de todos los bienes culturales.
- OCPM: Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial, surge para favorecer la colaboración y ayudar a la gestión de las ciudades que obtienen la distinción de Ciudad Patrimonio Mundial, establecida en la Convención de París de 1972.
La Segunda Guerra Mundial y la Restauración Crítica
La magnitud de las desastrosas consecuencias que produjo la Segunda Guerra Mundial en Europa hizo inviable la aplicación de los postulados de la “restauración científica”. La mayor parte de las ciudades fueron prácticamente aniquiladas. La reconstrucción era tan necesaria como difícil y lenta, sobre todo en ciertos ámbitos en los que las ciudades quedaron arrasadas, en los que hubo que abordar una reconstrucción integral, como fue el caso de Varsovia.
En Alemania se reedificó siguiendo las pautas arquitectónicas y urbanísticas del Movimiento Moderno. Sin embargo, en las ciudades de detrás del Telón de Acero, intentaron reconstruir sus viejos cascos antiguos, por ejemplo, Dresde. En Inglaterra, más que la reconstrucción, lo que se incentivó fue la catalogación de los edificios históricos a través de leyes de planificación que obligaban a un exhaustivo inventario con vistas a una política de protección.
En Italia, el proceso de reconstrucción estuvo acompañado de un debate metodológico sobre la restauración monumental. En función de la gravedad de los daños, los italianos optaron por diversos medios de restauración. Cuando no eran muy grandes, se optó por la reconstrucción del monumento. También llegó a practicarse la anastilosis, aunque, en general, si la destrucción era completa, se renunció a la reconstrucción.
En este contexto de reconstrucción posbélica surge la “restauración crítica”. El nuevo método será abanderado por Roberto Pane y Renato Bonelli. A partir de 1944, Roberto Pane formula en una serie de artículos la teoría de la restauración crítica, y Bonelli desgrana sus ideas en una serie de principios:
- El primero de ellos supone un enfrentamiento directo al método científico-filosófico, puesto que no se puede prescindir del proceso crítico a la hora de restaurar, con el fin de acrecentar el propio valor del monumento.
- El segundo sostiene que el verdadero valor del monumento reside en su realidad artística, y no solo en su carácter documental. La obra de arte, el monumento, es historia y no crónica, y es, ante todo, una obra de arte. Se pueden anular añadidos, aunque tengan valor testimonial.
- Reniega de la reconstrucción estilística, en plena confrontación con Viollet-le-Duc. Para conseguir la imagen auténtica, se pueden completar las partes que faltan, si bien la intervención restauradora exige un juicio crítico para reconocer los valores que confieren al monumento la cualidad de artístico. En definitiva, restaurar es una dialéctica entre “proceso crítico” y “proceso creativo”.
Carta Italiana del Restauro de 1972
De alguna forma, la Carta del Restauro de 1972 supone una puesta al día de los principios lanzados por la Carta de Venecia. Consta de 12 artículos y asimila el “restauro crítico”, presentando la novedad de aplicar las operaciones de conservación y restauración a todas las obras de arte de todas las épocas dentro de una concepción mucho más amplia, que comprende desde monumentos arquitectónicos a los de pintura y escultura, aunque sean fragmentos, y desde el hallazgo paleolítico a las expresiones figurativas populares y del arte contemporáneo, incluyendo conjuntos arquitectónicos con valores monumentales, históricos o ambientales, en especial los centros históricos, así como las decoraciones artísticas, las colecciones, los parques y los jardines.
En esta Carta del Restauro se distingue claramente entre “salvaguardia” (“cualquier medida conservadora que no implique la intervención directa sobre la obra”, que equivale a una conservación preventiva) y la “restauración” propiamente dicha, que supone una intervención directa. Por otro lado, intenta un equilibrio entre la instancia estética y la instancia histórica.
Tiene cuatro anexos con instrucciones dedicadas a la salvaguardia y restauración de antigüedades, la ejecución de restauraciones arquitectónicas, la restauración de pinturas y esculturas, y la tutela de centros históricos.
Otra Carta del Restauro italiana con amplia difusión por Europa fue la “Carta de la Conservación y la Restauración de los Objetos Artísticos y de la Cultura” de 1987. Su redacción se debe al arquitecto Paolo Marconi y trata de poner al día algunos aspectos de la Carta del Restauro de 1972, matizando prohibiciones, recalcando la conservación preventiva y diferenciándola claramente de la salvaguardia, la restauración y el mantenimiento. Amplía el ámbito de intervención a los ambientes naturales y recoge la recuperación de los oficios manuales, el uso de las técnicas y los materiales tradicionales frente a los modernos.
Variedad de Bienes en la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1985 (LPHE)
El concepto de Patrimonio Histórico recogido en la LPHE de 1985 es amplio y genérico, motivo por el cual la misma LPHE establece categorías de bienes en relación con sus características:
- Monumento histórico
- Jardín histórico
- Conjunto histórico
- Zona arqueológica
- Sitio histórico
Reflexiones sobre la Destrucción Urbanística según Fernando Chueca Goitia
En 1977, Fernando Chueca Goitia, arquitecto, restaurador, teórico e historiador de la arquitectura, publicaba La destrucción del legado urbanístico español. Este estudio era resultado de su observación ante la destrucción de las ciudades españolas. Hablaba del problema de las ciudades históricas desde la década de los sesenta y de la necesidad de normas urbanísticas con la finalidad de conservar el patrimonio monumental. Su visión resulta realista.
La última parte de este libro estaba dedicada a un diagnóstico de la destrucción de nuestras capitales de provincia:
- Teruel: había desaparecido el antiguo seminario, permanecía la Catedral y las torres de esta. El Estado hizo una restauración a fondo de la ciudad, primero perdida y luego reconquistada. Algunos de sus mejores edificios oficiales así lo demuestran. Pero, pasada la fiebre de aquellos años reconstructores, Teruel volvió a quedar abandonada y hoy produce un efecto más bien triste y melancólico. Su estructura urbana y su caserío se han conservado en líneas generales. Esperemos mejores tiempos que saquen a Teruel de su actual postración.
- Soria: tuvo su mayor esplendor en la Edad Media. Mezcla de un ambiente urbano modesto pero evocador y de un marco paisajístico emotivo. Luego vino la catástrofe urbanística. Ni siquiera el paisaje se ha respetado. El Palacio de Gómara es un prisionero entre rascacielos baratos. Lo más triste es que Soria podría haberse conservado muy bien, ya que es una ciudad pequeña y sin problemas de crecimiento. Apenas se han salvado los monumentos.
- Málaga: la gran ciudad y puerto andaluz del Mediterráneo. Se fueron ganando espacios al mar y en el siglo XVIII se constituyó un bello conjunto presidido por la Alameda y el parque. El centro se fue convirtiendo en un excelente modelo de ciudad burguesa. El gran desarrollo de Málaga hizo que se desencadenara la especulación del suelo. La arquitectura del siglo XIX fue sustituida por la arquitectura de consumo.
A partir de las décadas de los años ochenta y noventa, se produjo en España una serie de fenómenos que dieron lugar a una nueva legislación restauradora, a la vez que a una concienciación social de los problemas del patrimonio arquitectónico y la ciudad.
Turismo de Masas y su Repercusión en el Patrimonio Histórico
El comienzo de la Guerra Civil española supuso la paralización del turismo. Durante este tiempo, el patrimonio sufrió grandes pérdidas. Para el desarrollo de la actividad turística, se establece la Dirección General de Turismo. El director general, Luis Antonio Bolín, realiza una propaganda acertada al impulsar los viajes de periodistas extranjeros a la península o al abrir oficinas de información en el exterior. Resaltando su interés histórico, artístico, religioso o folclórico, aludió a los precios favorables para los turistas.
Los visitantes extranjeros aumentan, eligiendo las ciudades monumentales, pero también las ciudades cosmopolitas. Al mismo tiempo, empieza a tomar auge el destino a la costa, a las de Levante y a las andaluzas. Se promociona el sol y el carácter ameno de su gente. En 1950, España figura en el cuarto lugar entre los países elegidos por los turistas norteamericanos.
A partir de los años cincuenta, se olvidó el principio de mutuo entendimiento y solo se pensó en el desarrollo económico. El periodo de 1950-1970, en el que se fomenta el turismo de “sol y playa”, presenta unos efectos negativos para la riqueza patrimonial. Desde las últimas décadas del siglo pasado, se ha buscado restablecer la relación beneficiosa promocionando destinos de calidad mediante el turismo cultural.
El turismo de masas ha sido nocivo para las ciudades costeras, el paisaje y el medioambiente. No se tuvo en cuenta la planificación, se aumentó la edificación, los terrenos se revalorizaron, se construyó sin medida… El litoral y sus ciudades se transformaron. Las ciudades monumentales padecieron por efecto del desarrollo industrial.
El deterioro del patrimonio viene de la imposibilidad de una protección eficaz, tanto por contar con una ley de patrimonio obsoleta como por faltar el conocimiento y el aprecio de nuestra riqueza patrimonial. El turismo jugó un papel trascendental en el desarrollo de los sesenta y propició que la economía del país consiguiera situarse en el grupo de países avanzados. Dejó interesantes aportaciones en el campo del alojamiento, ejemplo de ello es la Red de Paradores y Albergues de Turismo.
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