07 Oct

Crisis de la Restauración en España

La Guerra de Cuba (1868-1878)

Las aspiraciones autonomistas de Cuba desembocaron en la Guerra Grande (1868-1878), iniciada con el llamado Grito de Yara. Esta guerra se originó ante la falta de respuesta del gobierno español a las demandas de autonomía de los criollos, capitaneados en estos momentos por Manuel Céspedes. También influyó el control sobre la economía, pues Cuba era la gran productora de azúcar y tabaco y tenía cercado el gran mercado de los Estados Unidos. Otra causa radicó en las diferencias sociales y raciales, ya que había esclavitud en la isla para las plantaciones de azúcar y tabaco. Los españoles controlaban las ciudades, pero en las zonas rurales y selváticas estaban los rebeldes.

La guerra termina en 1878, durante el reinado de Alfonso XII, con la firma de la Paz de Zanjón, que prometía más autonomía a la isla. Sin embargo, los rebeldes siguieron buscando independizarse y en 1895 se inició una nueva guerra que, con la intervención de Estados Unidos en 1898, pondría fin al dominio español sobre Cuba.

Tercera Guerra Carlista (1872-1876)

La Tercera Guerra Carlista (1872-1876) empezó en la monarquía de Amadeo I, pues los carlistas querían imponer a Carlos VII en el trono. La guerra se desarrolló en el País Vasco, Navarra y Cataluña. La ofensiva dirigida por el General Martínez Campos acabó con la toma de Seo de Urgel, con la que dominó Cataluña y le permitió centrarse en el País Vasco y acabar con la resistencia.

El Cantonalismo

El cantonalismo, posición radical del federalismo, se transformó en una insurrección que afectó a muchos municipios españoles que pedían amplias cotas de autonomía, enfrentándose al gobierno. Este movimiento contó con el apoyo de amplios sectores de obreros. Se inició en Cartagena y se extendió por gran parte de Andalucía y la zona levantina. Fue muy importante en ciudades como Sevilla, Cádiz y Málaga. Los cantones fueron sometidos militarmente, siendo Málaga y Cartagena, por este orden, los últimos en ser sometidos.

Las dificultades de los transportes: los condicionamientos geográficos; la red de ferrocarriles

La necesidad de crear un mercado interior y potenciar la industria siderometalúrgica hizo que se intentase mejorar las comunicaciones en el siglo XIX. El ferrocarril fue la alternativa a la deficiente red de caminos y canales. Su construcción se inició con retraso respecto a los países avanzados. Entre las causas de ese retraso se encuentran:

  • Las dificultades orográficas.
  • La falta de recursos económicos del estado.
  • La ausencia de capitales privados dispuestos a invertir.
  • La inestabilidad política.
  • El atraso técnico.

Los primeros intentos son de época de Fernando VII, pero cuestiones políticas y dificultades técnicas y financieras los hicieron imposibles. Después, la guerra carlista retrasa su construcción. Fue fuera de la península, en Cuba, donde se inauguró (1837) el primer trayecto férreo español. Hasta 1848 no se inauguró la primera línea peninsular entre Barcelona y Mataró, mientras que el segundo tramo, esta vez entre Madrid y Aranjuez, no funcionó hasta 1851.

Dada la escasez de medios de la hacienda española, la construcción se dejó en manos de grupos financieros privados, españoles y extranjeros, que debían obtener una licencia (concesión) en pública subasta que les autorizaba a ejecutar las obras de un determinado trayecto a cambio de explotarlo en su beneficio.

A partir de 1855, se aprueba la Ley General de Ferrocarriles, que establecía condiciones favorables para atraer el capital extranjero. La ley favorecía la creación de compañías privadas que se encargarían de la construcción y explotación de la red. Permitía a las compañías la importación de todos los materiales para llevar a cabo la construcción de los trazados, sin pagar aranceles. Esto provocó una escasa demanda de productos siderúrgicos nacionales que afectó negativamente a la industria siderúrgica.

El ferrocarril favoreció:

  • La especialización agrícola e industrial.
  • El comercio gracias al flujo rápido y de mayor cuantía de mercancías.
  • Permitió mayor movilidad de la población y de ideas.

Además, el gobierno pudo enlazar regiones del centro con la costa y las fronteras.

El ferrocarril tuvo algunas consecuencias negativas:

  • Las principales concesiones se otorgaron a compañías extranjeras y no estimuló apenas la industria siderúrgica nacional.
  • El escaso capital privado español que no se había destinado a la adquisición de tierras desamortizadas se invirtió en ferrocarriles, pero no en industrias.
  • Ante la escasez de mercancías para transportar, muchas compañías ferroviarias no podían recuperar lo invertido en la construcción de las líneas y quebraron, y en su caída arrastraron a bancos y sociedades de crédito.

La red ferroviaria favorecía el control del territorio porque permitía movilizar tropas rápidamente. También se argumentaron razones técnicas que aludían a las dificultades orográficas del terreno, pero lo cierto es que el mayor ancho de vía aisló a España de la red ferroviaria europea.

La red de carreteras fue muy deficiente. En 1836 se creó la Real Compañía de Diligencias. Con Isabel II se dio un impulso en la construcción de una red de carreteras (Ley de Carreteras de 1851, que clasificó estas vías en nacionales, provinciales y municipales). El transporte marítimo se moderniza con el invento de la navegación a vapor, los buques de hierro, el uso de la hélice y la mejora de los puertos.

Deja un comentario