08 Sep

Reinado de Carlos IV y la Guerra de la Independencia

Bajo el reinado de Carlos IV (1788-1808), se producirá una crisis de subsistencia por la escasez de suministros que lleva al hambre en el reino. Esto provocará un aumento de la oposición hacia el rey y hacia sus ministros como Godoy. La oposición era la de su propio hijo Fernando, este llegó a conspirar contra su padre. En 1789 se produce la Revolución Francesa y España procede a romper los pactos con Francia en un intento de que no llegara el pensamiento liberal. Al romper los pactos estalla una guerra con Francia, la llamada Guerra de la Convención. Además, España será derrotada frente a Inglaterra en la Batalla de Trafalgar y, por último, firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau (1807). España así permitió a Napoleón que sus tropas pasaran por su territorio para atacar a Portugal, lo que provocó el aumento de la oposición. A consecuencia de esto, Carlos IV y Godoy huyen.

Durante 1808 se produce el Motín de Aranjuez en el cual obligaron a Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando VII. Napoleón obligará a Fernando y a Carlos a abdicar e impone el Estatuto de Bayona, poniendo así a su hermano José I (1808-1813) como rey de España. En este mismo año, el 2 de mayo, se produce el levantamiento del pueblo de Madrid contra los franceses, que se inició en Móstoles. Con esto comienza la Guerra de la Independencia.

En la primera etapa, en 1808, los levantados son reprimidos por el general Murat. En la Batalla de Bailén, con derrota de Napoleón por tropas angloespañolas dirigidas por el general Wellington, Napoleón decide emprender la conquista de España él mismo.

En la segunda etapa (1809-1812), fue la etapa de mayor expansión francesa en España. La batalla más importante fue la Batalla de Ocaña, con victoria francesa, y en España aumentan las guerrillas.

En la última etapa (1812-1816), en 1812 se produce la derrota de Napoleón en Rusia, lo que da lugar a un debilitamiento de Francia y lleva a victorias angloespañolas dirigidas por Wellington, en Arapiles, Vitoria y San Marcial. Esto provocó la derrota de Francia en 1813. Por el Tratado de Valençay termina la guerra, José I abdica y se repone como rey a Fernando VII en 1813, cuando regresa a España en 1814. Durante la guerra, el rey era José I. Se produce la implantación del Estatuto de Bayona, en esto destacó la concentración de poder y se establecen reformas como el reconocimiento de algunas libertades.

A nivel ideológico en España había dos grupos: los patriotas y los afrancesados. Los primeros estaban compuestos por los liberales y los absolutistas, y los segundos estaban a favor de las reformas de José I. En aquellos lugares en los que había vacío de poder o estaban sin ocupar por los franceses o no acataban la autoridad, se crearon las denominadas Juntas locales y provinciales. En septiembre de 1808, se creó en Inglaterra la Junta Central, el elegido para dirigirla fue Floridablanca. Esta va a formar una Regencia que sustituya a la Junta Central, y también convocó elecciones mediante el sufragio universal masculino.

Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812

Pero la principal obra, más importante, fue en Cádiz, la Constitución de 1812, aprobada el 19 de marzo y en cuya elaboración participaron diputados liberales como Argüelles. Esta constitución establece lo siguiente:

  • España es una monarquía moderada hereditaria.
  • Se afirmó la soberanía nacional.
  • Se reconocen los derechos y libertades.
  • Igualdad ante la ley.
  • Se establece la división de poderes: el poder ejecutivo recae en el rey, que lo ejerce a través del gobierno; el poder legislativo, que recae en las Cortes (universales), crean el Congreso de los Diputados, que serán elegidos por sufragio universal masculino indirecto; y el poder judicial recae en los tribunales de justicia.
  • Se reconoce la libertad económica.
  • Se establece la igualación impositiva.
  • Creación de la Milicia Nacional.

A nivel religioso, la religión católica es la única del Estado. Esta Constitución estuvo en vigor hasta 1814, que fue suprimida por Fernando VII.

Estas Cortes se inauguran en 1810 en Cádiz, por no estar ocupada por los franceses, por estar más alejados de la guerra y por estar bien protegida por la presencia británica. A nivel político se componen por: absolutistas, liberales e ilustrados. A nivel social, en cambio, está formado por: nobleza, clero, profesiones liberales (médicos, abogados…). Se impondrán en ellos los liberales, por lo tanto, las Cortes abordarán medidas de carácter liberal como:

  • Se decreta que la soberanía reside en la nación.
  • Se establece la igualdad ante la ley.
  • Se establecieron libertades de expresión y asociación.
  • Se abolió la Inquisición.
  • A nivel económico se va a reconocer la libertad de comercio industrial.
  • Se quitan los señoríos judiciales.
  • Supresión de privilegios.
  • Se establece la igualdad impositiva.
  • Se van a decretar la desamortización de bienes, sobre todo eclesiásticos.

Reinado de Fernando VII (1814-1833)

En 1830, y siendo importante la influencia de su esposa y sobrina María Cristina, Fernando VII restablece la Pragmática Sanción, que abolía la Ley Sálica que había implantado Felipe V en España. En ese mismo año, su hija Isabel, por lo tanto, hereda el trono por lo que acaban las aspiraciones de su hermano Carlos María de convertirse en rey.

Sin embargo, en 1832 Fernando cayó enfermo y se produjeron los denominados “Sucesos de la Granja”, en los que los absolutistas, seguidores de Carlos, consiguieron que el monarca derogase la Pragmática, pero tras recuperarse, Fernando volvió a implantarla y unos meses después falleció en 1833, convirtiéndose así Isabel II en reina de España y, ante su corta edad, María Cristina reina como gobernadora asumiendo la Regencia. Esta se apoyó en los liberales para afianzar su poder frente a los carlistas que, al no admitir esta situación y reivindicando el trono para Carlos María, que se consideraba el legítimo heredero, comenzaron una guerra, la Primera Guerra Carlista.

Esta guerra se produjo bajo la Regencia de María Cristina (1833-1840). En el carlismo la ideología era el absolutismo, catolicismo y foralismo, estaban localizados en Navarra, País Vasco y en el interior de Castellón y Cataluña. Esto lo apoyaban el clero, la nobleza y el campesinado. El general tuvo un gran apoyo dentro del mundo rural.

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

En 1833 se inició la Primera Guerra Carlista, con sus distintas etapas: la primera etapa (1833-1835), el objetivo era ocupar las ciudades liberales del noreste peninsular como Bilbao, en esta muere el general carlista Zumalacárregui. Bilbao, por otro lado, va a ser dirigido por el general liberal Espartero; en la segunda etapa (1835-1837), el objetivo es Madrid, tendrá lugar la Expedición Real dirigida por el propio Carlos María Isidro, esta fracasará porque no consigue Madrid y por ello se produce la última etapa (1837-1839), donde habrá un sector del carlismo que quiera una salida pactada a la guerra que está encabezada por Maroto y, por otro lado, había otra corriente dirigida por Cabrera. Al final, en 1839, Espartero y Maroto van a firmar el Convenio de Vergara y acordarán que los carlistas tenían que reconocer a Isabel como reina y a María como Regente, pero a cambio Espartero se compromete a respetar los cargos militares y mantener los fueros. Cabrera y sus seguidores no admitían este acuerdo por lo que continúan la lucha y serán derrotados en 1840 en Morella, finalizando la guerra.

La Regencia de María Cristina (1833-1840)

A nivel político, durante la Regencia de María Cristina, tras un breve gobierno de Cea Bermúdez, comenzó el gobierno liberal liderado por Martínez de la Rosa, lo más importante que hizo fue el Estatuto Real (1834). Este consideraba que el poder ejecutivo recae en el monarca, se establecía un sufragio universal censitario muy restringido, que el poder legislativo recaía en la Cámara de Próceres y la Cámara de Procuradores. La primera estará compuesta por la nobleza y era considerada vitalicia y era elegida por el rey, la segunda era elegida por sufragio censitario.

Desde 1835 hasta 1837 están los gobiernos progresistas, destacando el de Mendizábal, que fue un liberal de las primeras grandes desamortizaciones, en las que desamortizó los bienes eclesiásticos. En 1837 se produce la Constitución de 1837, donde el poder ejecutivo lo tenía el rey, el poder legislativo era compartido entre las Cortes y el rey, y esas Cortes estaban formadas por el Congreso y Senado. El rey elige a los senadores entre los propuestos por los electores y el tipo de sufragio que se implanta es el censitario pero más ampliado. Se reconocen libertades como la de expresión, sin previa censura, es decir, que la ley era igual para todos y, a nivel religioso, la nación se obliga a mantener la religión católica.

Entre 1837-1840, existían los gobiernos moderados como el de Pérez de Castro. En 1840 hubo una medida que consiste en aumentar las atribuciones del monarca interviniendo en los ayuntamientos, pero se producen problemas, como levantamientos y una enorme oposición, incluida la de Espartero, que era de carácter progresista. Ante esto, María Cristina renunció a la Regencia.

Reinado de Isabel II (1843-1868)

Década Moderada (1844-1854)

En 1851, Bravo Murillo, que era moderado, firmó un Concordato con la Santa Sede, en el que España se compromete a que la única religión del Estado sea la católica, además también se compromete a que la educación se base en la moral católica, reconociendo a España para evitar conflictos. Además, intentó reformar la Constitución en el sentido autoritario, y con su fracaso aumentó la oposición no solo de los progresistas, sino también de los unionistas. En 1854 se produce una sublevación y un pronunciamiento militar dirigido por O’Donnell, llamado “Vicalvarada”, con programa progresista. Además, proclamó el Manifiesto de Manzanares (dirigido a la nación). En este considera que el gobierno moderado, además de corrupto, no cumplía con las leyes y proponen ampliar el derecho a voto, establecer una verdadera libertad de expresión, descentralizar el poder y formar unas nuevas Cortes, haciendo incluso un llamamiento a la formación de Juntas.

Bienio Progresista (1854-1856)

Dicho levantamiento triunfó, apareciendo el Bienio Progresista (1854-1856), segunda etapa del reinado de Isabel II. El jefe de gobierno será Espartero con la ayuda de O’Donnell, se darán las segundas grandes desamortizaciones, las de Madoz. Además, se va a establecer la Constitución “non nata” de 1856, que no llegó a entrar en vigor. Sus características fueron dos: la separación de poderes, en el ejecutivo lo tiene el rey, el poder legislativo recae en las Cortes, compuestas por Congreso y Senado, y el voto será menos censitario; se reconocerán derechos y libertades como la de culto.

El Bienio tuvo varios problemas como conflictos entre Espartero y O’Donnell y la oposición de los moderados. Se produce la dimisión de Espartero y O’Donnell se convierte en el jefe de gobierno. De esta manera comienza la tercera y última etapa de su reinado (1856-1868), que no posee nombre pero es conocido como la etapa de la Unión Liberal y de moderantismo. O’Donnell desmanteló toda la labor del Bienio, tras él Narváez volvió al poder (en esta etapa se dieron 14 gobiernos), que recuperó la Constitución de 1845, además quitó las desamortizaciones y se crearon obras públicas como el Canal de Isabel II.

Reinado de Alfonso XII (1874-1885) y Regencia de María Cristina (1885-1902)

El Sistema Canovista

En el reinado de Alfonso XII se dio el Partido Conservador (1876-1881) con Cánovas. En 1876 se puso fin a la Tercera Guerra Carlista y, además, se decretó la abolición de los fueros del País Vasco y Navarra y se puso fin a la Guerra Larga de Cuba con la Paz de Zanjón en 1878. Cánovas establece censura y limitó la de reunión, expresión y enseñanza y en 1881 fue cuando se puso el sistema canovista en marcha y sube al poder el Partido Liberal y establece una política librecambista, amplía el derecho a voto y se ampliaron las libertades de reunión, expresión y enseñanza. Tras un breve periodo del gobierno conservador en 1885 pasa que: Alfonso XII muere y comienza la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902) y comienza el “gobierno largo liberal de Sagasta” (1885-1890). Este hace la Ley de Asociaciones, es decir, legaliza a los sindicatos y partidos obreros, Ley del Jurado, es decir, que quitará la censura previa.

Crisis de Fin de Siglo (1890-1898)

La crisis de fin de siglo (1890-1898), el turno continuó igual pero aparecen problemas para el gobierno como: el aumento de los nacionalistas, en 1895 estalla la Guerra de Cuba, en 1898 España pierde frente a Estados Unidos y pierde Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Aparece un nuevo pensamiento, el Regeneracionismo, este fue un pensamiento que apoyaba que había que democratizar el sistema y aumentar el desarrollo económico y cultural del país.

Oposición al Sistema

En lo que respecta a la oposición del sistema, además del carlismo también estaban los nacionalistas. El nacionalismo catalán surge en los años 80 del siglo XIX, comenzó siendo un movimiento literario y cultural llamado la Renaixença. En los años 80 destacó Almirall (líder catalanista) que era republicano, federal y conservador y aparece el Centre Català, que fue el partido más importante. En los 90 destacó Prat de la Riba, también era autonomista y el partido más importante fue la Unió Catalanista. A principios del siglo XX, además del anterior líder, también fue destacado Cambó y el partido más importante fue la Lliga Regionalista.

En el nacionalismo vasco, su padre y fundador fue el PNV, Sabino Arana, su base era el carlismo, este era xenófobo, racista e independentista. Los republicanos también se opusieron como Zorrilla, Salmerón y Pi i Margall y el movimiento obrero donde está el carlismo, socialismo y el anarquismo. El primer partido que se creó fue en 1879 el PSOE, cuyo fundador fue Pablo Iglesias, primer diputado en el movimiento obrero en España. En 1888 aparece el sindicato UGT, aparece además el anarquismo destacando el de carácter violento que utilizaba en sus reivindicaciones sociales.

La Guerra de Cuba (1895-1898)

La Guerra de Cuba comenzó con el levantamiento del Partido Revolucionario Cubano liderado por José Martí en el año 1895. Dentro de esta guerra se puede destacar cuatro etapas: la primera, donde lo más significativo fue la muerte de José Martí; la segunda, que el general español más importante fue Martínez Campos a pesar de que no fue capaz de impedir el avance rebelde; la tercera, donde destacó el general Weyler; y la final, cuando se produce el enfrentamiento contra Estados Unidos. Las causas de esto fueron que apoyaba a la revolución cubana porque querían tener el control del Caribe y que era, además, la mayor importadora de caña de azúcar cubana y que, además, intentó conseguirla en varias ocasiones comprando la isla a España. Con esto, Estados Unidos inició una campaña de desprestigio contra España usando incluso medios de comunicación, pero tenían que buscar algún motivo para declarar la guerra, pues en 1898 el acorazado estadounidense Maine sufrió una explosión interna hundiéndose y muriendo la tripulación. Estados Unidos acusó a España de esto, aunque con total seguridad pudieron haber provocado el hundimiento de su propio buque para tener una excusa. España perdió la guerra, siendo importantes la Batalla de Santiago y la de Cavite, y se firmó el Tratado de París donde se cedió Puerto Rico, Filipinas y las islas de Guam.

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