04 Nov

Crítica de Nietzsche a la Metafísica Occidental

El Origen de la Tragedia: Apolo vs. Dionisos

Nietzsche entiende la cultura occidental como intrínsecamente metafísica y critica su modo de entender la realidad, el hombre, la verdad y la moral. Para ello, parte de dos divinidades griegas: Apolo y Dionisos, figuras irreconciliables pero inseparables y complementarias. Concibe la realidad como una lucha de contrarios, una tragedia inherente a la vida. Inspirándose en Anaximandro y su concepto del apeiron, Nietzsche observa el desarrollo a través de la oposición.

Apolo representa el orden, la luz, el principio de individualización, la razón abstracta. Su arte es la escultura y su órgano sensorial, la vista. Dionisos, en contraste, representa la oscuridad, lo concreto, lo irracional, las pasiones y las emociones, la unidad de todos los seres. Su arte es la música y su órgano sensorial, el oído.

Vivir, según Nietzsche, consiste en aceptar y luchar con esta contradicción.

La Corrupción de la Filosofía Occidental

Nietzsche considera que esta concepción trágica se fractura con Sócrates, el «primer corruptor» de la filosofía occidental por sobrevalorar lo conceptual y abstracto. Platón consolida esta ruptura al plantear dos mundos separados: el sensible (dionisíaco) y el inteligible (apolíneo). El cristianismo hereda esta dualidad platónica con su división entre lo terrenal y lo celestial.

La Transvaloración de Todos los Valores

Nietzsche diagnostica a la cultura occidental como enferma y propone una solución: la transvaloración de todos los valores. Este proceso implica romper con la concepción trágica de la realidad y afirmar la vida en su totalidad.

El Nihilismo

Nietzsche identifica el nihilismo como la esencia de la cultura occidental. El nihilista no valora la vida, pero Nietzsche argumenta que este mundo es la verdadera realidad. Distingue dos tipos de nihilismo:

  • Nihilismo negativo: propio del platonismo y el cristianismo, niega el sentido de la vida y el mundo sensible. Se manifiesta en dos fases: el resentimiento (negación de los valores que permiten vivir acorde con la tragedia) y el ideal ascético (valoración de la debilidad, la humildad, la pobreza y la austeridad).
  • Nihilismo positivo: surge tras la «muerte de Dios». Para Nietzsche, Dios representa la esencia de los valores de la cultura occidental, un «artefacto ficticio». Superar el nihilismo negativo implica aceptar la muerte de Dios y afirmar la vida.

Las Tres Transformaciones

Para ascender al nihilismo positivo, Nietzsche propone tres transformaciones del espíritu:

  1. El Camello: representa la carga, la aceptación pasiva de los valores tradicionales.
  2. El León: simboliza la crítica, la capacidad de cuestionar la cultura existente.
  3. El Niño: representa la inocencia, la capacidad de vivir la vida como un juego, creando nuevos valores.

El Superhombre y la Voluntad de Poder

El niño, en la filosofía de Nietzsche, se convierte en el Superhombre, caracterizado por la voluntad de poder. Esta no se refiere a la dominación, sino a la capacidad de afirmar la vida en su plenitud, permitiendo su desarrollo.

El Eterno Retorno

La voluntad de poder implica una nueva concepción del tiempo: el eterno retorno de lo mismo. El tiempo es circular: la materia es eterna pero finita, por lo que eventualmente todas las combinaciones posibles se repetirán. El instante es eterno, ya que se repetirá infinitamente. El ser y el devenir se unen.

Nietzsche propone vivir la vida como si fuera la primera vez, sabiendo que el instante es eterno. Ante esto, existen dos posiciones:

  • El Superhombre: acepta el eterno retorno y vive la vida plenamente.
  • El Hombre Inferior: incapaz de vivir en plenitud, se refugia en valores ajenos.

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