03 Jun
5.1
En 1788 fallecía eI rey
Carlos III y subía al trono su hijo, el temeroso Carlos IV. Apenas un año después, se producía el estallido de la Revolución Francesa y, con ello, la alteración del stntu quo en Europa. . En 1799 llegaba al poder Napoleón Bonaparte y España pasó a temer un ataque directo de Francia. La mejor forma de evitar dicho ataque era aliarse con ella. El primer fruto de esta aIíanza fue la Guerra de las Naranjas (1-801), por la cual España, apoyada por Francia, se enfrentó a Portugal, tradicional aliada de Irrglaterra, arrebatándole varias plazas fronterizas en la ribera del Guadiana. En 1807, Napoleón movíó ficha viendo la debilidad de Carlos IV y de Godoy. Obligó a España a firmar el Tratado de Fontaineblau por el cual los ejércitos napoleónicos podrían cruzar el país para invadir Portugal, el tradicional aliado de Gran Bretaña. Bandos en conflicto y fases de la guerra:
* L808-L809: varias ciudades españolas como Girona o Tarragona sufrieron duros sitios. Las tropas napoleónicas fueron derrotadas en Ia batalla de Bailén (Jaén) impidiendo el av¿rnce hacia Andalucía. A finales de año, el propio Napoleón entraba en acción y a 1o largo de 1809 lograba controlar todo el país excepto el entorno de la ciudad de Cádiz. * 1809-181-2: los españoles se resistieron a la invasión por medio de guerrillas lideradas por míticos luchadores como Espoz y Mina, El Empecinado o el cura Merino. Sus ataques por sorpresa mantuvieron en tensión y en continuo desgaste a las tropas francesas. * l»8l-2-1813: Napoleón intenta la invasión de Rusia y traslada dü a parte de su ejército. Las tropas españolas, con apoyo de la guerrilla y de los británicos, consiguieron la victoria de Arapiles (cerca de Salamanca, Julio de 1812) sobre Francia. El rey ]osé I abandonó Madrid y el ejército hispano-británico, liderado por el general Wellington, avanzí por todo el país. Napoleón cedíó y a finales de 1813 firmó el Tratado de Valenqay que significaba el retorno de Fernando VII.
5.3
Fernando VII tuvo que esperar seis años –entre la primavera de 1808 y la de 1814- a convertirse de forma definitiva en rey de España durante veinte años. Tradicionalmente se ha dividido su reinado en tres periodos: a) El Sexenio Absolutista El rey no regresó al país hasta que los absolutistas (nobleza y clero) le garantizaron la debilidad de los liberales. A través del Manifiesto de los Persas, una proclama en favor del rey redactada en Abril de 1814, se le preparó el camino. El rey promulgó el Real Decreto de 4 de Mayo de 1814 que anulaba la Constitución y la obra de Cádiz. B) El Trienio Liberal El 1 de Enero de 1820 se sublevó el coronel Rafael de Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla). Sus tropas, esperaban a embarcar hacia las colonias americanas. Riego recorríó Andalucía proclamando la Constitución de 1812. Esta vez, ante un ejército pasivo y un campesinado neutral, el pronunciamiento liberal triunfó y Fernando VII aceptó gobernar con la Constitución de 1812. Un nuevo gobierno proclamó una amnistía y convocó elecciones a Cortes. C) La Ominosa Década En Abril de 1823, llamados por Fernando VII a través de la Santa Alianza, los Cien Mil Hijos de San Luis liderados por el duque de Angulema, entraron en territorio español y repusieron a Fernando VII como monarca absoluto. La represión desatada contra los liberales fue más furibunda, e incluyó críMenes como el de Mariana Pineda o fusilamientos como el de Torrijos. La emancipación de la América española La prosperidad económica del siglo XVIII propició el desarrollo de la burguésía criolla, de raza blanca pero nacida en América. Ilustración y revoluciones (Francia, Estados Unidos) y el respaldo de Gran Bretaña, ansiosa por controlar el mercado americano, contribuyeron a crear las condiciones propicias.
6.2
Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz Durante todo el Siglo XIX, el sector primario, en especial la agricultura y la ganaadería, siguen siendo la actividad económica fundamental. Ocupa a la mayor parte de la población activa y es la única capaz de producir los excedentes necesarios que permitiríann la transformación industrial. Para esto resultaba imprescindible que, como habían hecho otros lugares de Europa, se produjera una transformación del régimen de la propiedad de la tierra y, con ella, que se modernizara. La mayor parte de la tierra estaba en manos de los nobles, del Clero y de los municipios. Una gran mayoría es tierra amortizada, también llamada “manos muertas”, que no se podía comprar ni vender. Por ello se dice que eran tierras “inalienables”. Se trata de tierras poco explotadas o directamente son eriales, tierras sin cultivar. En cualquier caso, los rendimientos de la agricultura son muy bajos debido a su baja productividad al utilizarse técnicas muy rudimentarias. De la sociedad estamental a la sociedad de clases La llegada del liberalismo hace desaparecer la diferenciación social por estamentos del Antiguo Régimen, siendo sustituida por una sociedad de clases en función de la mayor o menor propiedad (de inmuebles o de capitales) El clero vive una profunda reorganización a lo largo de la primera mitad del Siglo XIX. Ha perdido propiedades con la desamortización, pero conserva gran parte de su riqueza e influencia social, sobre todo a través de su presencia en la educación. El campesinado presenta una amplia gama de situaciones: pequeños propietarios (minifundista), arrendatarios, aparceros y jornaleros. La desigualdad entre terratenientes enriquecidos y la miseria de estos jornaleros acabará generando revueltas sociales y el auge del anarquismo en la segunda mitad del Siglo XIX. En el medio urbano, las clases trabajadoras aumentan con rapidez. Por un lado están los ocupados en oficios antiguos y por otro los modernos obreros industriales en los entornos de Barcelona, Bilbao o Málaga. Las condiciones laborales son muy duras, no existe medida alguna para evitar los accidentes laborales y los salarios son de miseria. A lo largo del siglo, este proletariado industrial reivindicará el derecho a asociarse libremente y mejorar sus condiciones de vida, constituyéndose en el origen del movimiento obrero.
7.3
Con la Restauración borbónica consolidada a nivel interior, una serie de conflictos internacionales entre los que se encuentran la independencia de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, mostraron la conversión de España en una “dying nation” en expresión del primer ministro británico Lord Salisbury en 1898. De este modo se abría un periodo de crítica a los fundamentos políticos y sociales del sistema que habían conducido a la decadencia de España. Guerra Colonial En 1878 se había firmado la Paz de Zanjón, por la cual España garantizaba el cumplimiento de varias de las peticiones de los primeros independentistas cubanos: mayor autonomía, participación en el gobierno de la isla, librecomercio y abolición de la esclavitud. La oposición de los grandes propietarios, de los agiotistas (tratantes de esclavos) y de los comerciantes peninsulares impidió que aquellas medidas fueran tomadas. En 1879 se produjo la llamada “Guerra Chiquita”, un nuevo intento de insurrección por parte de los mambises (nombre por el que se conocía a los independentistas cubanos). Ésta fracasó por la falta de apoyos y por la superioridad militar española en ese momento. La vía política a la independencia comenzó mediante la creación del Partido Autonomista que propónía la autonomía de la isla y la abolición de la esclavitud. Sin embargo, fue la creación del Partido Revolucionario Cubano, liderado por José Martí, el que consiguió canalizar todo aquel sentimiento. Martí propónía la vía armada o insurreccional para lograr la independencia y contaba con el apoyo de Estados Unidos, cuyos intereses crecientes en la isla favorecieron el proceso. El momento de la insurrección armada llegó en 1895 mediante el llamado “Grito de Baire”. Los hechos se desencadenaron en tres fases: – Entre 1895 y 1897 se produjeron intentos de represión militar de la revuelta, mediante el envío a las islas de tropas comandadas por los militares más prestigiosos del momento, el general Martínez Campos y el general Weyler. – Entre 1897 y 1898, tras el asesinato de Cánovas, España concedíó un alto grado de autonomía a la isla, pero los independentistas no aceptaron la paz. – En Abril de 1898 se produjo la voladura del acorazado americano Maine en el puerto de La Habana, acontecimiento oscuro del que EE UU culpó a España y le sirvió de pretexto para entrar en guerra con España y vencíéndola rápidamente gracias a su moderna Armada. Crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas No se trató de un fenómeno político, sino de índole moral e ideológico. En el país se aumentó la presión fiscal (reforma de Raimundo Fdez.Villaverde), el turno continuó, el nacionalismo catalán y vasco crecíó y la emigración continuó generalizándose por todo el país. Así pues, el 98 se caracteriza por el desencanto y la frustración de la sociedad y de la clase política española ante la destrucción del mito del Imperio español justo cuando las grandes potencias europeas se estaban repartiendo la mayor parte de África y Asía. Un ejército ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos incompetentes eran lo que veía la mayor parte de la opinión pública, sobre todo urbana.
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