18 Dic
NOVELA NOVENTAYOCHISTA
En la segunda mitad del Siglo XIX, época de esplendor del Realismo y el Naturalismo, la novela
Alcanza una hegemonía absoluta respecto a los demás géneros, lo que contribuye a la formación de un amplio
Público lector. Pero, a comienzos del Siglo XX, la novela necesita replantearse sus bases para superar el
Modelo, y aparece un nuevo tipo de novela, la novela renovadora.
Estamos ante una época dominada por una sensación de crisis y decadencia cultural. Se produce un
Rechazo del Realismo y del Racionalismo positivista. En la novela se introducen modificaciones con respecto
A la narrativa anterior, la realista. En 1902 publican en España autores significativos como Azorín, Unamuno,
Baroja y Valle-Inclán, los cuales inician un camino marcado por los siguientes rasgos:
– Denuncia de los males de España: el caciquismo, el hambre, la ignorancia…
– Pesimismo ante la situación histórica (el desastre colonial de 1898) y ante el desmoronamiento de
Los valores sociales y espirituales.
– Influencia de la filosofía: los planteamientos existencialistas de Kierkegaard y Schopenhauer (el
Escepticismo, la vida como algo absurdo y carente de sentido).
– El dolor de España y Castilla como profundo símbolo de patriotismo casticista.
– Renovación estética o del estilo mediante:
O El subjetivismo o antirrealismo. No se persigue, como en la estética realista, la
Reproducción exacta de la realidad, sino la expresión de la realidad interior.
O Concepción totalizadora. La novela es un género multiforme, en el que tienen cabida
También la reflexión filosófica, el ensayo, el lirismo…
PRINCIPALES NOVELISTAS DE LA PRIMERA MITAD DEL Siglo XX
Miguel DE Unamuno, nacido en Bilbao, llegó a Madrid como estudiante universitario. En Paz
En la guerra, su primera novela, se preocupa por la ubicación de lo español y la necesidad de permitir la
Entrada de las ideas europeas a la enclaustrada España. Amor y pedagogía, su segunda novela, plantea el
Problema del krausismo, la uníón de la fe y la razón. Los dos temas dominantes en sus obras son España y el
Conflicto existencial. Identifica España con Castilla y busca lo permanente y carácterístico de ella, que él
Denomina intrahistoria, en su paisaje, pueblos y literatura. El otro tema fundamental es el conflicto
Existencial, la lucha, entra la razón que le dicta que Dios no existe y su voluntad de creer.
Unamuno escribe novelas (a las que denomina nivolas), «relatos dramáticos, de realidades íntimas,
Entrañadas, sin bambalinas ni realismos en que suele faltar la verdadera, la eterna realidad, la realidad de la
Personalidad». En la nivola se elimina todo lo accesorio (descripciones, historia), para centrarse en los
Conflictos íntimos de los personajes. Así nace Niebla, una novela sobre el determinismo, es decir, sobre
Hasta qué punto se posee el control sobre la propia vida.
En su últimos años creó una gran figura literaria, el personaje de don Manuel en San Manuel Bueno,
Mártir; un sacerdote rural que ha perdido la fe pero que, paradójicamente, es el sostén de la fe de sus
Feligreses. Presenta una tesis un tanto provocativa sobre la religión pues viene a afirmar que, incluso si Dios
No existe, la religión es buena porque da consuelo a los seres humanos.
Como puede verse, Unamuno trata en sus obras temas como la tradición, la intrahistoria y el
Concepto de España, la conciencia trágica de la existencia y la sed de eternidad. Estos temas se plasman
En sus «nivolas», caracterizadas por la desnudez narrativa, la audacia formal, una máxima presencia del
Diálogo y ausencia del hilo argumental previo. Entre sus obras sobresalen Amor y pedagogía, La tía Tula, el
Ensayo Cómo se hace una novela y las ya citadas Niebla y San Manuel Bueno, mártir.
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Ramón María De Valle-Inclán y Montenegro inicia su trayectoria novelística por una etapa de
Modernismo inicial (Sonatas); continúa con una fase intermedia de transición (ciclo de la Guerra Carlista:
Los cruzzados de la causa, El resplandor de la hoguera, Gerifaltes de antaño) y, por último, hallamos la
Etapa del esperpento con el ciclo de novelas tituladas genéricamente «El ruedo ibérico»: Tirano Banderas
Primera novela de dictador hispanoamericano, La corte de los Milagros, Baza de espadas. Valle lleva el
Esperpento, subgénero dramático basado en la burla aparente, la crítica profunda y la animalización de los
Caracteres a su narrativa. A través de la deformación grotesca de la realidad se descubre su verdadero
Significado.
Pío Baroja, donostarria, estudió Medicina, pero ejercíó poco tiempo como médico. Marchó a Madrid
Donde empezó a participar en la vida cultural con artículos de periódico. Fue toda la vida anticlerical y de
Ideas anarquistas, pero no participó activamente en la política del país, salvo algún intento a comienzos de
Siglo. Se le considera el novelista más importante de la generación y el más prolífico. Escribíó más de 60
Novelas, entre ellas las Memorias de un hombre de acción, serie de 22 novelas históricas sobre un antepasado
Suyo. Pío Baroja tiene una visión muy negativa de la vida y del hombre, que se refleja en sus novelas, para
él toda la vida s sufrimiento y sólo es posible sobrellevarla viviendo intensamente o renunciado a los
Placeres y las pasiones (ataraxia). Posee también ciertos tonos moralistas, radicales e individualistas. Sus
Obras nos presentan el proceso de aprendizaje de la vida de sus protagonistas a través de la experiencia y el
Diálogo. Baroja concibe la novela como «un saco donde cabe todo» (lo psicológico, lo filosófico, la
Aventura…); su aspiración es «escribir con sencillez». Su extensa producción novelística puede dividirse en
Trilogías «La lucha por la vida» (La busca, Mala hierba, Aurora roja), «Tierra vasca» (Zalacaín el
Aventurero, La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz) y «La raza» (La dama errante, La ciudad de la
Niebla, El árbol de la ciencia). En El árbol de la ciencia se observan problemas existenciales carácterísticos
De las novelas de comienzos de siglo. El protagonista, Andrés Hurtado, estudiante de Medicina y después
Médico en ejercicio, llega a la conclusión de que la existencia carece de sentido y de que la vida es triste y
Amarga.
José Martínez Ruiz, «Azorín», creó el concepto de Generación del 98, en la que se incluye a él
Mismo, junto con Unamuno y otros autores. Los temas más carácterísticos de su producción literaria son el
Tema de España, a la que, como los otros escritores del 98, identifica con Castilla, el paso del tiempo y los
Problemas existenciales (el sentido de la vida, la falta de voluntad…). Sus novelas se caracterizan por la
Escasez de acción, el fragmentarismo y las frecuentes descripciones. Todo ello expresado con frases
Breves, en las que predomina la yuxtaposición y la coordinación. Destacan, en su obra, las novelas que
Escribíó en los primeros años del siglo, de fondo autobiográfico y protagonizadas por Antonio Azorín,
Personaje del que tomaría su seudónimo. Estas novelas son La voluntad, Antonio Azorín y Confesiones de un
Pequeño filósofo.
LA NOVELA NOVECENTISTA Y DE VANGUARDISTA
En la segunda década, aparece una nueva generación de autores muy influidos por las ideas de
Ortega y Gasset, expuestas en libros como La deshumanización del arte, donde sostiene que el nuevo arte
Tiene que ser intelectual, de estilo cuidado, aristocrático, ético y europeísta. Ante el dilema de europizar
España o hispanizar Europa, planteado por Unamuno, esta nueva generación tiene clara voluntad europeísta.
La novela novecentista se caracteriza por el anti-Realismo, anti-Romanticismo y anti-noventayochismo.
Los escritores son cosmopolitas y europeístas. Defienden la pureza formal y estilística de sus obras, que
Pretenden configurar un arte selectivo y minoritario. Poseen una sólida formación universitaria y un marcado
Talante liberal. Se decantan por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento, pretenden reflexionar
Sobre la inteligencia creadora del hombre. Los dos novelistas más importantes son Gabriel Miró, representante
De la novela lírica, y Ramón Pérez de Ayala, representante de la novela intelectual.
Gabriel Miró escribe novelas en las que apenas hay acción y en las que la perfección formal del
Estilo y las descripciones detalladas, llenas de matices sensoriales, son los rasgos más sobresalientes. Sus
Dos novelas más importantes son Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso. Es el máximo representante
De la novela lírica.
Ramón Pérez de Ayala es el mejor representante de la novela intelectual. Se caracteriza por su
Intelectualismo, lirismo, reflexión crítica, estilo retórico y academicista. Destacan sus novelas
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Protagonizadas por Alberto Díaz de Guzmán La pata de la raposa y Troteras y danzaderas; y sus novelas
Poemáticas de la vida española La caída de los limones. En Tigre Juan realiza una reflexión sobre el mito
Literario del don Juan.
Además, hay una novela humorística cultivada por Wenscelao Fernández Flores, El bosque
Encantado. El mejor representante de la novela vanguardista es Ramón Gómez de la Serna, que como
Novelista se desinteresa por el argumento, sustituyéndolo por cuadros y divagaciones. Su carácter crítico y
Sarcástico se ve reflejado en las novelas y relatos breves, en especial en obras como El Chalet de las rosas,
Análisis de la psicología criminal; o El torro Caracho, que distorsiona la fiesta de los toros.
LA NOVELA HACIA 1927
En los años en los que llega a su auge la Generación poética del 27, están escribiendo en líneas
Distintas, al menos otros dos grupos de autores. El primero está formado por novelistas republicanos que
Padecieron el exilio: Benjamín Jarnés, Juan Chabás, Rosa Chacel, Luisa Carnés (Tea rooms: mujeres
Obreras), Max Aub o Francisco Ayala.
Francisco Ayala aborda el ensayo, la traducción, la crítica literaria, el periodismo y la ficción.
Contrario a todo tipo de dictadura, refleja en sus textos la ilegitimidad del poder ejercido con violencia. En su
Primera etapa, experimenta con la vanguardia. Obras: Tragicomedia de un hombre sin espíritu, Historia de un
Amanecer.
Luisa Carnés empieza a escribir cuentos a los 18 años, y antes de 1936 ya había publicado tres
Novelas, Peregrinos de Calvario, Natacha y Tea Rooms-Mujeres Obreras-. Compagina la literatura y el
Periodismo. Se ubica dentro del grupo de novelistas del 27, partidarios de las reformas sociales en beneficio
De las clases populares, imprescindibles para modernizar el país. Su posición en defensa de la mujer, de la
Causa de los trabajadores y de la legalidad republicana, perduró en su exilio mexicano.
El segundo grupo, llamado nuevo Romanticismo, plantea una novela social muy comprometida con
La ideología revolucionaria: José Díaz Fernández, Ramón J. Sénder y César Mª Arconada. Ideológicamente,
Los novelistas sociales de este momento tienen una firme voluntad de apoyar las crecientes reivindicaciones
Del proletariado y campesinado español. Las novelas sociales se caracterizan por:
– Temas como la problemática de los trabajadores asalariados, la corrupción de las clases acomodadas
Y dominantes, la desigualdad e injusticia social, etc.
– La vuelta a la técnica narrativa de la novela realista, con la utilización de un estilo sencillo,
Periodístico.
Ramón J. Sénder es el más importante de este grupo de novelistas. Destaca su novela Míster Witt en el
Cantón, sobre la insurrección federalista en Murcia en 1873. Después de la guerra continúa
Publicando novelas en el exilio.
LA NOVELA DURANTE Guerra Civil
Durante la contienda la literatura se pone al servicio de los ideales, de manera que encontramos
Novelas que apoyan a ambos bandos: el republicano y el sublevado. Finalizada la guerra, muchos autores se
Van al exilio y otros permanecen en España sometidos a la censura.
La Guerra Civil provoca una ruptura muy profunda: quedan rotas o abandonadas las tendencias
Renovadoras y experimentales. El contexto no era propicio a las experimentaciones narrativas: el aislamiento
Cultural, la falta de maestros y maestras (muertos, desaparecidos o en el exilio), censura, auge de las
Traducciones para llenar el vacío nacional.
Ni siquiera las propuestas más próximas de Pérez de Ayala, Gabriel Miró o Benjamín Jarnés tienen
Continuación. Parece como si la novela de posguerra entroncara con el Realismo del XIX.
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