18 Nov

Cuidados Esenciales en el Manejo de Sondas Vesicales

• Vigilar la evacuación espontánea del paciente en las próximas horas tras la extracción de la orina, comparando dicha cifra con la ingesta de líquidos.

CUIDADOS DE LA SONDAS VESICAL

  • Excepto cuando esté contraindicado, estimular al paciente para que beba de dos a tres litros de líquidos diariamente.
  • Extremar la higiene diaria, haciendo hincapié en las manos y la zona genital. En el varón, insistir que después de la higiene tiene que volver el prepucio a su posición normal para evitar parafimosis.
  • Después del lavado, intentar movilizar la sonda en sentido rotatorio, nunca de dentro hacia fuera o viceversa, para evitar adherencias y decúbitos.
  • Durante el aseo del paciente, vigilar posibles lesiones por presión producidas por la sonda. Para movilizar al paciente o trasladarlo, hay que pinzar la sonda, evitando siempre pinzamientos de más de 2 horas.
  • Evitar esfuerzos violentos y tracciones bruscas de la sonda por riesgo de lesión y sangrado.
  • Lavarse las manos antes y después de cualquier manipulación de la sonda.
  • No realizar cuidados rutinarios del meato con desinfectantes o antimicrobianos tópicos.
  • Añadir soluciones antibacterianas a las bolsas de drenaje NO reduce la incidencia de infecciones asociadas al sondaje.
  • Para preservar la esterilidad, se debe mantener el sistema de drenaje cerrado.
  • Evitar realizar lavados vesicales, salvo obstrucción del sistema de drenaje (hemorragia en cirugía prostática o vesical), para no alterar el sistema de drenaje cerrado. En caso de que sean necesarios lavados vesicales frecuentes, se colocará sonda de tres vías.
  • Evacuar la bolsa colectora regularmente (cada 8, 12 ó 24 horas en función de la diuresis), procurando espaciarlo al máximo para evitar desconexiones innecesarias y evitando tocar el sitio de conexión o que la válvula de salida toque el suelo mientras se vacía la bolsa. Para vaciar la bolsa colectora, utilizar un contenedor individual para cada paciente.
  • Anotar la diuresis recogida.
  • La orina recogida se verterá en los sitios destinados a tal fin.
  • Retirar el sondaje lo antes posible.
  • Las sondas de látex se suelen cambiar de manera rutinaria cada 15 días, y las de silicona cada mes.
  • Las muestras de orina se obtendrán por métodos asépticos.
  • Se mantendrá siempre un flujo urinario constante, libre de obstáculos. El buen posicionamiento de los catéteres para evitar la compresión (obstrucción del flujo de la orina) puede contribuir a una reducción significativa de las infecciones relacionadas con el sondaje.
  • Mantener la bolsa de orina por debajo de la vejiga y colocada en su colgador, para evitar traumatismos, infecciones por reflujo y asegurar una correcta evacuación. En caso de retención aguda de orina con sobredistensión y usando sondaje intermitente, no debemos evacuar el contenido total de la vejiga (cuando exceda de 500 ml en adultos); deberemos realizar pinzamientos intermitentes hasta el vaciado completo.

Valoración de una Herida (Cura de Heridas)

• Es importante tener presente los antecedentes médicos del paciente, datos de la exploración física e historia clínica:

  • Diagnóstico médico actual: que incluya todos los procesos patológicos.
  • Medicamentos: tanto actuales como ya finalizados, anticoagulantes, corticoides, inmunodepresores, antitumorales.
  • Estado de la nutrición e hidratación.
  • Valoración de datos de laboratorio: albúmina, proteínas séricas totales, recuento linfocitario…

• Clasificar la herida en aguda o crónica y su causa.

• Valorar la localización: las heridas situadas en la mitad inferior cicatrizan con más dificultad.

• Valorar tamaño.

• Observar la coloración:

  • Negra: tejido necrótico → inhibe la formación de tejido de granulación.
  • Amarilla: presencia de exudado: pus, fibrina, esfacelos… debe someterse a limpieza y desbridamiento.

• Valorar el olor: desagradable/dulzón → infectada.

• Valorar nivel de humedad (un medio húmedo favorece la cicatrización).

• Valorar el exudado: cantidad y color del drenaje.

• Valorar la viabilidad del tejido:

  • Tejido de granulación: aspecto carnoso, húmedo y rojizo.
  • Tejido epitelizado: epidermis brillante de formación reciente.
  • Tejido necrótico.

• Valorar zona perilesional:

  • Nutrición cutánea: pérdida de vello, engrosamiento de las uñas…
  • Edema o descamación cutánea.
  • Integridad de la piel: maceración, induración, hematoma…
  • Color: rojo → inflamación; blanco → insuficiencia arterial; azul → cianosis; negro → necrosis; marrón → insuficiencia venosa.
  • Temperatura: fría, caliente, normal.

• Intensidad del dolor.

• Registrar los hallazgos y comunicar al médico ante cualquier anomalía.

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