08 May
Contexto en el que escribe Smith:
Smith publica la riqueza en el tramo final del siglo XVIII, cuando se está hablando de Inglaterra, con el comienzo de la «revolución industrial». Smith habla del sistema capitalista cuando este régimen aun no se había consolidado. Rubin se refiere a Smith como «el economista de la etapa manufacturera», en el siglo 18 convivían tres modalidades en los procesos productivos: la producción artesanal independiente, la industria domestica y las manufacturas. Las primeras dos estaban ligadas a la tradición medieval, donde la producción manufacturera dio impulso a la consolidación de dos clases sociales: los capitalistas industriales y el proletariado industrial, estos dependían de las ganancias industriales y el salario. La producción manufacturera se distingue de la producción fabril, ya que, en la producción manufacturera se encontraba la presencia de nuevas modalidades productivas está vinculada a la organización del proceso del trabajo, mientras que en el sistema febril se vincula a la aparición de nueva maquinaria, lo que impone nuevas modalidades de trabajo. La época de Smith corresponde a la etapa de difusión de la producción manufacturera, aun no se había producido una transformación sustancial de las herramientas e instrumentos de trabajo.
Naturaleza de las leyes económicas:
Smith se propone demostrar que las formas económicas del sistema capitalista no conducen hacia una desorganización general, sino que, el capitalismo está regido por un conjunto de leyes que aseguran la producción material de la sociedad. Descarta la vinculación entre las leyes económicas y las leyes divinas, si bien las leyes económicas no están originadas o regidas por los designios de Dios, podría sostenerse que se trata de leyes de la naturaleza, pero por más que estas leyes se cumplan de manera inexorable no pueden ser consideradas leyes de la naturaleza, ya que son leyes del hombre, leyes de la sociedad. Las leyes económicas refieren entonces a fenómenos puramente humanos, no se fundan en el mandato divino ni en determinaciones naturales, su raíz se encuentra en la acción «libre» e incondicionada de cada hombre, por lo tanto no precisa disponer de un órgano político que asegure su cumplimiento o limite su alcance. Al no fundarse, las leyes, son un pacto colectivo originario, por lo tanto, el «contrato social» lleva a explicar el origen del órgano político que está ausente en el terreno de las relaciones económicas, donde los hombres actúan por instinto. ‘Por lo tanto se abren dos caminos, el de atribuir el origen de las leyes a la razón individual, lo que equivale a sostener que las formas y las leyes económicas modernas son esencialmente «racionales», y el otro camino es atribuirles un origen asociado al «instinto natural» del hombre.
La sociedad está gobernada por ciertas leyes cuya forma de operar y sus efectos son desconocidos para los individuos que la componen,
Críticas al mercantilismo y fisiocracia:
El mercantilismo piensa que el dinero en y por si mismo es riqueza, donde el recurso más adecuado para enriquecerse consiste en obtener superávit continuo en su balanza comercial con los restantes estados. «el crecimiento de la riqueza es el resultado de vender las mercancías por encima de su valor». Smith critica que en el escenario de la compra-venta de productos no puede generarse nunca un nuevo valor, es decir, se trata del enriquecimiento de una parte a costa del empobrecimiento de la otra, pero no es una explicación adecuada sobre el origen de la riqueza de la sociedad en conjunto.
Para la fisiocracia la riqueza no proviene del intercambio comercial sino de la producción misma, aunque restringen la capacidad de crear riqueza exclusivamente a la actividad agrícola ya que, desde un punto de vista, solo en el cultivo de la tierra se registra un verdadero incremento de las materias que conforman las mercancías y por tanto la riqueza, entonces, la riqueza queda asociada con la producción y no con la circulación.
Smith sostiene que la riqueza está constituida por bienes, por productos de todo tipo, y afirma que la fuente única y exclusiva de la riqueza es el trabajo del hombre, trabajo de la sociedad tomada en conjunto. El origen de la riqueza no debe buscarse en las operaciones comerciales y su forma preferencial no es el dinero, pero tampoco es creada únicamente por el trabajo agrícola.
La equivalencia entre trabajo y bienes se resuelve a que una determinada cantidad de trabajo (homogeneizado) se convierte en otra cantidad, no de bienes distintos, sino de valor entendido como la suma de los precios de los diferentes bienes. Para referirnos a la riqueza en su conjunto sustituimos a los bienes propiamente dichos por sus valores o precios.
División del trabajo:
Smith emplea esta categoría para describir dos fenómenos distintos. Por un lado tenemos la divisan social del trabajo donde utiliza este término para referirse a la profundización de la especialización entre las distintas unidades productivas que comienzan a dedicarse crecientemente a la fabricación de unos pocos o incluso de un solo producto. Por otro lado tenemos la división técnica del trabajo, donde se refiere a la fragmentación de un mismo proceso productivo en múltiples operaciones, realizadas separadamente por trabajadores distintas, al interior de un mismo taller. Es decir, que al divisan social del trabajo entre industrias es resultado de un proceso del todo «inconsciente», pues está regulada por la competencia, mientras que la división técnica de la producción dentro de cada una de ellas es resultado de un plan premeditado y consiente que asigna a cada obrero una determinada actividad.
Intercambio:
Smith sostiene que la producción social necesita siempre del intercambio de mercancías, los animales no intercambian, de manera que tampoco producen socialmente, el intercambio es una propensión natural de la especia humana, ya que con que algún miembro de la sociedad se destaque en un determinado oficio para que el mismo reconozca las ventajas que puede obtener al especializarse exclusivamente en esa producción, dando lugar así a una primitiva forma de la división del trabajo. Por lo tanto el intercambio es algo natural del hombre, y el intercambio lleva a la división del trabajo, pero para que haya intercambio debe existir la posibilidad de intercambiar. Smith dice » sin la inclinación al cambio, a la permuta y a la venta cada uno de los seres humanos hubiera tenido que procurarse por su cuenta las cosas necesarias y convenientes para la vida. Todos hubieran tenido las mismas obligaciones que cumplir e idénticas obras que realizar y no hubiera habido aquella diferencia de empleos que propicia exclusivamente la antedicha variedad de talentos.
Naturalización del capitalismo:
capitalismo= incremento de la producción. El advenimiento del capitalismo trajo consigo un incremento inédito del volumen de la producción, como resultado del crecimiento de la productividad del trabajo. La división del trabajo es la causa del incremento en la productividad del trabajo, lo que explica el aumento de la producción. Según Smith la división del trabajo dentro de una misma manufactura, ocasiona un incremento de la productividad del trabajo por tres motivos. En primer lugar, la especialización del trabajador en una sola tarea reiterativa le otorga una mayor destreza, en segundo lugar, se produce un ahorro de «tiempos muertos», y tercero, al dedicar toda su jornada a una única tarea la creatividad del obrero se estimula.
Génesis del capitalismo:
Smith hace reposar el surgimiento de la sociedad moderna en una cadena causal: naturaleza humana- intercambio-división del trabajo- incremento de la productividad- incremento de la producción en la sociedad civilizada. El progreso de la sociedad se funda en la expansión de la productividad debida a la sucesión de inventos, los cambios en la historia de la humanidad parecen explicarse por una sucesión de ideas novedosas basadas las unas en las otras y relacionadas entre sí. Con el surgimiento del régimen capitalista confluyen tres fenómenos: la universalización del intercambio, división del trabajo y la aparición de avances tecnológicos.
En el capitalismo, la mercancía nace, en rigor, del interior de cada individuo que posee grabada la propensión a cambiar los productos de su trabajo y se expande hasta abarcar primero a la comunidad, donde, debido a la insuficiente de la escala, no encuentra un ambiente propicio para ampliarse mas allá de sus estrechos límites, de otro modo, la mercancía se expande desde adentro del individuo hacia el exterior, hasta abarcar finalmente el mundo entero y convertirlo en un gran mercado.
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