23 Ene
Los Austrias del Siglo XVII: Gobierno de Validos y Conflictos Internos
Tras la muerte de Felipe II en 1598, se sucedieron tres reinados durante el siglo XVII, los de los denominados Austrias Menores. Estos, a diferencia de los Austrias Mayores (Carlos I y Felipe II), se apoyaron en la figura de los validos, nobles o clérigos que desempeñaban las funciones de gobierno con la confianza del rey. Durante este periodo se acentuó una profunda sensación de crisis.
Felipe III (1598-1621)
Felipe III tuvo un reinado relativamente pacífico. Sus validos fueron el Duque de Lerma y, posteriormente, su hijo, el Duque de Uceda. Un hecho destacado de su reinado fue la expulsión de los moriscos en 1609.
Felipe IV (1621-1665)
El valido de Felipe IV fue el Conde Duque de Olivares, quien impulsó la Unión de Armas. Esta medida pretendía que todos los reinos de la monarquía hispánica aportasen hombres y dinero al ejército de forma proporcional, lo que provocó una fuerte oposición. El descontento culminó con la crisis de 1640, marcada por las rebeliones de Cataluña y Portugal.
Carlos II (1665-1700)
Carlos II murió sin descendencia. Su reinado se caracterizó por la pérdida del prestigio internacional de España y las luchas internas por el poder entre diferentes validos, como Valenzuela o Juan José de Austria. Las cesiones territoriales, como las acordadas en el Tratado de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659), agravaron la crisis.
La Crisis de 1640: Cataluña y Portugal
La mayor crisis política del siglo XVII se produjo con la sublevación de Cataluña y la independencia de Portugal en 1640.
Rebelión de Cataluña
El Conde Duque de Olivares, con su proyecto de la Unión de Armas, buscaba una contribución equitativa de todos los reinos al esfuerzo militar exterior. Sin embargo, a Cataluña se le exigió una aportación que se consideraba desproporcionada para su capacidad, lo que, unido a problemas sociales preexistentes, generó un gran malestar.
En plena Guerra de los Treinta Años contra Francia, las exigencias del Conde Duque de Olivares a Cataluña se intensificaron. La situación, agravada por la represión de la rebelión, desembocó en la entrada de los segadores armados en Barcelona durante el Corpus de Sangre (1640). Cataluña buscó la anexión a Francia, pero en 1652 se produjo la rendición de Barcelona ante Don Juan José de Austria.
Independencia de Portugal
Paralelamente, en 1640, Portugal se rebeló contra el gobierno de los Austrias Menores y proclamó rey al Duque de Braganza (Juan IV). La guerra de independencia portuguesa se prolongó hasta 1668, cuando España reconoció finalmente la independencia de Portugal.
El Ocaso del Imperio Español en Europa
Bajo el reinado de Felipe II, España había alcanzado la hegemonía europea. Sin embargo, el enorme esfuerzo militar condujo a la bancarrota de la Hacienda Real. Felipe III mantuvo una política pacifista, firmando tratados de paz con Inglaterra y Francia, y una tregua con Holanda. No obstante, con Felipe IV se inició la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), un conflicto que afectó a toda Europa por motivos dinásticos y religiosos.
En esta guerra, España se enfrentó a una coalición formada por los estados alemanes protestantes, Holanda y Suecia. En un primer momento, España obtuvo importantes victorias, pero el esfuerzo económico asociado generó la crisis de 1640. La intervención de Francia en el conflicto (1635) inclinó la balanza en contra de España. La derrota en la Batalla de Rocroi (1643) forzó la firma de la Paz de Westfalia (1648) y la Paz de los Pirineos (1659), por las que España perdió el control sobre Holanda, el Rosellón y la Cerdaña.
Durante el reinado de Carlos II, España perdió definitivamente su prestigio internacional. Las guerras con Francia provocaron la pérdida de territorios en Flandes, confirmando el declive del imperio español.
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