27 Mar

Contexto y Contenido del Manifiesto de Manzanares (1854)

El documento se corresponde con el Manifiesto de Manzanares del 7 de julio de 1854, leído y publicado por el General O’Donnell. El presente documento se firma en el contexto de la Revolución de 1854, finalizando la Década Moderada (1844-1854) del reinado pleno de Isabel II.

Crisis de la Década Moderada

Los gobiernos moderados no consiguieron dar estabilidad política al Estado, con 16 gobiernos en 10 años, actuando de forma excluyente, provocando el retraimiento de la oposición y reduciendo la importancia del poder legislativo. La vida política no se desarrollaba en las Cortes, sino en la Corte y a partir de la influencia de las distintas camarillas, que buscaban el favor real o gubernamental, tal y como se menciona en la línea 13 del documento.
Esto generó rechazo por parte del carlismo, a favor de Carlos VI (Conde de Montemolín, hijo de Carlos María Isidro), levantándose en armas y dando lugar a la Segunda Guerra Carlista (1846-1849), aunque sin gran trascendencia en este contexto inmediato.
Esta situación política también provocó revoluciones en Madrid, Sevilla y Barcelona, que serán fuertemente reprimidas. Sin embargo, esto no impedirá que surja el Partido Demócrata, defensor del sufragio universal y la libertad de asociación.
Dentro del Partido Moderado (en el gobierno) convivían distintas tendencias que lo desgastarán. Todo esto, unido a los casos de corrupción vinculados a los contratos del ferrocarril.

El Pronunciamiento y el Manifiesto

El sector más progresista del partido, a la par que sectores del ejército, optaron por un pronunciamiento. Este es llamado pronunciamiento de Vicálvaro («Vicalvarada»), que fracasará inicialmente. A partir de ahí, buscarán un mayor apoyo social a través del presente Manifiesto, redactado por Cánovas del Castillo, el cual recogía las demandas de los progresistas. Además de eso, el texto también hace alusión al apoyo popular que obtuvieron tras el pronunciamiento de Vicálvaro, llevándolos al «triunfo de la libertad y de las leyes».

Demandas Progresistas

El Manifiesto proclama que la nación disfrutará de su régimen representativo, reconociendo la monarquía aunque «sin camarillas que la deshonren», como se observa en la línea 15. También recogen demandas progresistas como:
  • La reducción de los impuestos.
  • La restauración de la Milicia Nacional.
  • La reforma de la Ley Electoral y de imprenta.
  • Un llamamiento para crear juntas de gobierno.
Todas las medidas nombradas, que consideran «voluntad nacional», están dispuestos a defenderlas hasta el final, como se nombra en la última frase del manifiesto.

Consecuencias: El Bienio Progresista

Los planteamientos del presente manifiesto serán apoyados por progresistas y demócratas en una jornada revolucionaria en las ciudades más importantes de España: Madrid, Zaragoza y Barcelona, donde se crearán juntas locales. El cambio propuesto por este manifiesto será imparable.
La principal consecuencia de esto será la aceptación por parte de la reina Isabel II de un gobierno progresista presidido por Espartero y con O’Donnell como Ministro de Guerra (no de Hacienda inicialmente). Espartero será quien recupere la legislación anterior a la Década Moderada y convocará Cortes constituyentes con la Ley Electoral de 1837, la cual dará mayoría progresista y unionista (Unión Liberal, partido de O’Donnell).
Finalmente, habrá por primera vez unos 20 diputados demócratas en las Cortes españolas. Estas Cortes aprobarán la Constitución de 1856, denominada *non nata*, ya que Isabel II nunca llegó a sancionarla. Al mismo tiempo, será la primera vez que se conseguirá un cambio de gobierno después de fracasar una sublevación militar inicial, gracias al apoyo civil posterior canalizado por el Manifiesto.



Análisis de la Constitución de 1869

Nos encontramos ante un fragmento perteneciente a la Constitución de 1869, redactada por las Cortes Constituyentes, elegidas por sufragio universal masculino en enero de 1869.

Contexto: La Revolución Gloriosa

Esta constitución significó el fin del régimen isabelino ante el descrédito de la monarquía en medio de una profunda crisis económica. Todo esto provocó un movimiento revolucionario iniciado en Cádiz con la sublevación del almirante Topete, quien junto a los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista) firmaron el manifiesto: “España con honra”.
Éste dio lugar a una insurrección que se extendió por todo el Estado y se crearon juntas revolucionarias con demandas sociales y políticas. Estas juntas impulsaron revoluciones que se extendieron por todo el Estado, iniciándose la Revolución de 1868, conocida como “La Gloriosa”. Esta llevó a la creación de un Gobierno Provisional, presidido por Serrano (Prim fue Ministro de Guerra), que pretendía democratizar el régimen liberal, liberalizar la economía e impulsar el librecambismo.

Características Principales de la Constitución

Las elecciones de enero de 1869 dieron lugar a unas Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino, encargadas de la elaboración de esta constitución. Esta constitución recogía una serie de novedades significativas:
  • Un amplio catálogo de derechos y libertades (mencionados en los artículos 2, 3, 4 y 21 del texto original), incluyendo derechos de reunión, asociación, libertad de cultos (aunque el Estado mantenía el culto católico).
  • El juicio por jurado.
  • La inviolabilidad del domicilio y la correspondencia (*Habeas Corpus* implícito).
  • La descentralización administrativa.
  • La equiparación de derechos para los habitantes de las provincias de ultramar (Cuba y Puerto Rico).
Además, también recogía:
  • La adopción de la monarquía democrática (artículos 32 y 33) con una importante limitación de los poderes de la corona, estableciendo la soberanía nacional de forma explícita.
  • Una clara separación de poderes: el poder legislativo residía en las Cortes bicamerales (Congreso y Senado) (artículo 34), el poder ejecutivo en el Rey, que lo ejercía a través de sus ministros (artículo 35), y el poder judicial en los tribunales (artículo 36).

Debates y Consecuencias

Sin embargo, designar la monarquía parlamentaria como forma de Estado generó grandes debates y provocó fracturas en el bloque revolucionario. Los republicanos federales reaccionaron con sublevaciones. Además, esta forma de Estado obligaba a buscar un rey para el trono vacante tras el exilio de Isabel II (se eligiría a Amadeo de Saboya).
Esta constitución es considerada la más liberal y democrática de España hasta ese momento, superando a la de 1812 en la definición de derechos. Estará en vigor durante el Sexenio Democrático, hasta la proclamación de la Primera República y la elaboración de su propio proyecto constitucional en 1873.

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