22 Oct
Del Mito al Logos
Los seres humanos siempre hemos tenido la necesidad de explicar los acontecimientos y las preguntas de la sociedad. En el pasado, surgieron los mitos, donde seres sobrenaturales realizaban acciones que respondían a estas preguntas.
Los mitos ofrecen relatos trascendentes, mientras que la razón ofrece relatos inmanentes, donde suponemos que los motivos de las cosas se encuentran en la naturaleza mediante el razonamiento.
Otra diferencia es que los mitos presentan un mundo dominado por la voluntad de los dioses, donde la realidad parece caótica. En cambio, las explicaciones racionales buscan las leyes de la naturaleza. En estas explicaciones, la realidad no es caótica, sino que responde a leyes que el ser humano puede investigar y comprender.
Un ejemplo de la transición del mito al logos es el mito de Perséfone y Hades. Este mito explica el cambio de estaciones a través del rapto de Perséfone por Hades, quien la retiene seis meses en el inframundo (otoño e invierno, durante los cuales su madre, Deméter, está triste y la tierra se vuelve estéril). Los otros seis meses, Perséfone los pasa con su madre, y la tierra florece (primavera y verano). Con el avance de la ciencia, el cambio de estaciones se comprende mediante observaciones y teorías racionales, como la rotación y el eje de la tierra, y no a través de un mito.
Fe y Razón: La Perspectiva de Descartes
San Pablo
San Pablo creía que la fe es independiente e incompatible con la razón, y que quien solo confía en la razón no puede creer en la fe.
San Agustín
San Agustín buscaba una sociedad donde Dios fuera el máximo exponente y predominara lo espiritual sobre lo terrenal. Para él, mientras no impere Dios, viviremos en una ciudad terrenal. Debemos intentar alcanzar la ciudad de Dios para vivir en una sociedad civil donde existan las virtudes cardinales y teologales, alcanzando así la sabiduría mediante Dios. Para San Agustín, la fe tiene prioridad sobre la razón, pero la razón nos ayuda a comprender las verdades últimas.
Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás creía que la fe y la razón son independientes, pero no incompatibles, sino complementarias.
René Descartes
René Descartes, el primer filósofo moderno y creador del racionalismo, afirmaba que la razón es el inicio para alcanzar conocimientos seguros.
Cansado de las opiniones sin fundamento, Descartes se cuestionó si la filosofía podía alcanzar verdades absolutas. Comenzó a dudar de todo y se aisló en una cabaña para reflexionar. Durante su retiro, se dio cuenta de que dudar implica pensar, deduciendo así las verdades innatas.
Descartes descubrió tres verdades innatas:
- El Alma («Pienso, luego existo»): Nuestra capacidad de dudar demuestra nuestra existencia.
- Dios: Como seres finitos e imperfectos, no podríamos concebir la idea de un ser perfecto, omnisciente y omnipresente como Dios si este no existiera.
- El Mundo: El mundo existe porque Dios, un ser perfecto, lo creó y no nos mentiría.
Descartes desarrolló el criterio de la verdad como evidencia, donde una emoción es así por sí misma y no se puede demostrar. Además de la verdad como evidencia, también desarrolló la verdad como correspondencia, como coherencia y como consenso.
John Locke negó la existencia de las verdades innatas, afirmando que la única fuente de conocimiento válida es la experiencia. Los humanos somos como tábulas rasas que se llenan con el tiempo y la experiencia.
Política y Ética
La política dirige al pueblo hacia el bien común, y la ética proporciona los principios morales para guiar las acciones individuales hacia ese mismo bien. La ética proporciona los principios morales para la política, mientras que la política busca sus principios éticos en la vida de la comunidad.
Ética Teleológica de Aristóteles
Según Aristóteles, toda actividad humana tiende hacia un fin. Su ética, por tanto, se basa en la idea del bien y del mal, siendo considerada una ética teleológica. Aristóteles distingue entre praxis (acción que lleva su propio fin) y poiesis (acción que produce una obra exterior a la persona).
El fin último es la felicidad, por lo que esta ética es eudemonista. El bien más valioso es la felicidad, y el resto depende de si su función permite alcanzarla.
Tanto la ética como la política buscan la felicidad y el bienestar de las personas. La ética busca la felicidad individual, mientras que la política estudia cómo debe organizarse la sociedad para garantizar una buena vida para todos. La sociedad será buena y justa si las personas se comportan correctamente, y las personas serán buenas si la sociedad está organizada adecuadamente.
El Pensamiento Político de Aristóteles
A diferencia de Platón, que idealizaba las sociedades, Aristóteles describía cómo eran y funcionaban realmente. Explicaba que existen varias formas de gobierno, justas cuando buscan el bien común e injustas cuando buscan el bien particular.
Aristóteles reconoce varias formas de gobierno:
- Justas (bien común): Monarquía (una persona), Aristocracia (un grupo), Democracia (el pueblo).
- Injustas (bien particular): Tiranía (el rey busca su propio beneficio), Oligarquía (intereses del grupo), Demagogia (las mayorías abusan de su poder).
En conclusión, la ética de Aristóteles se basa en la felicidad como fin último, y su política considera justo el gobierno que busca el bien común e injusto el que busca el bien particular.
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