03 Oct
Deontologismo vs Utilitarismo: La Ética del Deber y la Consecuencia
El Deber y la Regla: Deontologismo
Para el deontologismo, existen acciones obligatorias y otras prohibidas, independientemente de sus consecuencias. Por ejemplo, matar o dañar a un inocente está prohibido bajo cualquier circunstancia, incluso si con ello se salvan otras vidas. Esto se debe a que, desde la perspectiva deontológica, se estaría utilizando a alguien como un medio y no como un fin en sí mismo.
Un ejemplo claro del deontologismo es el código deontológico presente en diversas profesiones. Este conjunto de preceptos morales asegura una práctica honesta y una conducta honorable para todos los miembros. Por ejemplo, el código deontológico de los abogados les obliga a mantener la confidencialidad de sus clientes, independientemente de las consecuencias. En esencia, es un código que vincula a los profesionales a un deber que deben respetar, sin importar las circunstancias.
La Consecuencia y la Utilidad: Utilitarismo
En contraste con el deontologismo, el utilitarismo es una teoría teleológica, que se centra en las consecuencias de las acciones. Según los utilitaristas, una acción es buena cuando produce «la máxima felicidad posible para el mayor número posible de personas».
En el utilitarismo, la moralidad de una acción se juzga por sus resultados. Una acción es buena si es «útil» para disminuir el dolor o aumentar la felicidad general. A diferencia del deontologismo, donde el deber es primordial, el utilitarismo prioriza las consecuencias.
El Dilema del Tren: Un Ejemplo Clásico
El famoso dilema del tren ilustra la diferencia entre el deontologismo y el utilitarismo. En este dilema, un tren se dirige hacia cinco personas atadas a las vías. Puedes accionar una palanca para desviar el tren a una vía secundaria, donde solo hay una persona atada. ¿Qué debes hacer?
La respuesta utilitarista es clara: accionar la palanca. Salvar a cinco personas a costa de una maximiza la felicidad general. El utilitarismo se centra en la finalidad y las consecuencias, buscando el mayor beneficio para el mayor número de personas. En este caso, la ética se convierte en una cuestión matemática: 5 > 1.
Un deontologista, por otro lado, no podría accionar la palanca. Independientemente de las consecuencias, acabar con la vida de una persona, incluso para salvar a otras, viola el principio fundamental de no dañar a un inocente. Para un deontologista, la ética no es una cuestión matemática, sino humana, y existen acciones intrínsecamente malas, sin importar sus resultados.
Ventajas y Desventajas del Utilitarismo
El utilitarismo ofrece una guía clara para la toma de decisiones morales, buscando maximizar la felicidad general. Sin embargo, presenta algunos desafíos:
- Relativismo: Las consecuencias pueden ser interpretadas de manera subjetiva, lo que puede llevar a diferentes conclusiones sobre la moralidad de una acción.
- Justificación de medios cuestionables: Si el fin es suficientemente bueno, el utilitarismo podría justificar acciones moralmente reprobables para alcanzarlo.
Libertad y Determinismo
El Problema de la Libertad
El concepto de libertad es complejo. En ocasiones, existen limitaciones externas que restringen nuestra capacidad de acción. En otras, sin limitaciones externas, nos encontramos indecisos sobre qué hacer. La libertad interna se refiere a la capacidad de elegir entre diferentes opciones, mientras que la libertad externa se refiere a la ausencia de obstáculos externos que impidan la acción. Es posible carecer de libertad externa pero mantener la libertad interna.
Determinismo vs. Indeterminismo
Existen dos posturas principales sobre la libertad: el determinismo, que niega la libertad, y el indeterminismo, que la afirma.
El determinismo sostiene que todo lo que ocurre, incluyendo nuestras decisiones y acciones, está causado por eventos previos. Según el principio de causalidad, todo efecto tiene una causa. Si conociéramos el estado actual del universo y todas las leyes que lo rigen, podríamos predecir su futuro con exactitud. En este escenario, la libertad sería una ilusión.
Existen diferentes variantes del determinismo:
- Determinismo mecanicista o físico: La naturaleza funciona como un mecanismo determinista donde todo ocurre de forma mecánica.
- Determinismo biológico o genético: Nuestros genes determinan nuestro comportamiento.
- Determinismo sociológico: Las sociedades siguen patrones predecibles que determinan el comportamiento individual.
- Determinismo lógico: El valor de verdad de una proposición está determinado desde el principio.
El indeterminismo, por otro lado, argumenta que el azar juega un papel en el universo. No todo está predeterminado, y existen eventos que no pueden ser predichos con certeza. El efecto mariposa ilustra esta idea: un pequeño cambio puede tener consecuencias impredecibles a gran escala.
El indeterminismo reconoce la complejidad y el caos del mundo, donde el azar y la entropía influyen en los acontecimientos. Si bien la libertad puede ser una ilusión en un mundo determinista, esta ilusión sigue siendo relevante para explicar nuestro comportamiento, ya que no podemos predecir el futuro con total precisión.
Responsabilidad Legal en un Mundo Determinista
Si nuestras acciones están predeterminadas, ¿cómo podemos ser responsables de ellas? Un mundo sin libertad sería un mundo sin responsabilidad moral. Si no tenemos elección, no podemos ser culpables de nuestros actos.
El Contractualismo: El Pacto Social
El contractualismo fue una corriente filosófica que concebía la sociedad y el Estado como resultado de un pacto entre individuos que vivían en un estado de naturaleza previo a la sociedad. Este estado de naturaleza es un experimento mental que sirve para comprender el origen y la justificación del Estado.
Hobbes: El Leviatán y la Seguridad
Para Hobbes, el estado de naturaleza es una situación de guerra de todos contra todos, donde los individuos son egoístas y buscan satisfacer sus propios intereses sin importar los demás. En este estado, la única ley es la del más fuerte.
Para escapar de esta situación insostenible, los individuos realizan un pacto social donde ceden todo su poder a un gobernante absoluto, el Leviatán. A cambio, el gobernante garantiza el orden y la seguridad. La ley se cumple por miedo al castigo, y el absolutismo se justifica como la única forma de evitar el caos.
Rousseau: La Voluntad General y la Libertad
Rousseau, en contraste con Hobbes, considera que el ser humano nace libre y es la sociedad la que lo corrompe. El estado de naturaleza es un estado de bondad y libertad, pero la propiedad privada y la desigualdad social han corrompido al ser humano.
El pacto social propuesto por Rousseau no implica la sumisión a un gobernante absoluto, sino un acuerdo entre iguales basado en la voluntad general. La voluntad general no se refiere a la suma de las voluntades individuales, sino al interés común de la sociedad. La ley, en este caso, no es una imposición externa, sino una expresión de la voluntad general, y obedecerla es un acto de libertad.
Nietzsche: Una Crítica a la Tradición Occidental
Apolíneo vs. Dionisíaco
Para comprender la crítica de Nietzsche a la tradición occidental, es fundamental entender su distinción entre lo apolíneo y lo dionisíaco:
- Apolíneo: Representa el orden, la razón, la armonía, la estaticidad y la luminosidad.
- Dionisíaco: Representa el caos, la diversidad, el desorden, la irracionalidad, la oscuridad, el devenir y la embriaguez.
Nietzsche vs. Sócrates y Platón
Nietzsche critica a Sócrates y Platón por su concepción del bien como algo objetivo, estático e inmutable. Para Nietzsche, este intento de racionalizar la realidad es un error fundamental de la cultura occidental. La realidad es compleja, caótica y dionisíaca, y la razón apolínea la simplifica y la distorsiona.
Platón, con su teoría de las Ideas, crea un mundo inteligible perfecto y racional para escapar de la imperfección y el cambio del mundo sensible. Nietzsche considera que Platón niega la realidad del mundo sensible, que es dionisíaco, en favor de un mundo idealizado y apolíneo.
En resumen, la crítica de Nietzsche se extiende a toda la tradición occidental, que ha privilegiado la razón apolínea sobre la experiencia dionisíaca. Para Nietzsche, es necesario recuperar la vitalidad y la fuerza dionisíaca para superar el nihilismo y la decadencia de la cultura occidental.
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